El Instituto de la Paz de EE UU ahora se apellida Trump
El presidente estadounidense ha rebautizado la misma organización sin ánimo de lucro que desmanteló a principios año y a la que ha propuesto retirar la financiación
El Instituto de la Paz de Estados Unidos cambia su nombre a Instituto de la Paz Donald J. Trump. Así se leía este miércoles en ... el gran letrero de la entrada de su sede en Washington. La misma organización que el actual presidente estadounidense ordenó desmantelar en febrero es hoy una herramienta más para construir su imagen como mediador de conflictos internacionales y de hombre de la paz. Tras la orden ejecutiva de principios de año para desbaratar el organismo -que se saldó con el despido de prácticamente la plantilla al completo y con su director sacado de las instalaciones por las fuerzas del orden-, la institución ha pasado de apellidarse 'de Estados Unidos' a reflejar en letras nacaradas el nombre propio del líder republicano.
El cambio se ha realizado justo un día antes de que Trump ejerza de pacificador en uno de los conflictos armados todavía candentes en África. Este jueves el presidente norteamericano se reúne con sus homólogos de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, y de Ruanda, Paul Kagame, con quienes tiene programado asistir a la firma de un acuerdo de paz entre ambos países.
«Bienvenidos al Instituto de la Paz Donald J. Trump. Lo mejor está por venir», publicó el Departamento de Estado norteamericano en X este miércoles, anunciando que el ente fue renombrado «para reflejar al mayor negociador en la historia de nuestra nación». La publicación incluía una foto del edificio del USIP (por sus siglas en inglés) y mostraba el nombre completo de Trump añadido en una pared sobre el rótulo grabado de la organización.
This morning, the State Department renamed the former Institute of Peace to reflect the greatest dealmaker in our nation's history.
— Department of State (@StateDept) December 3, 2025
Welcome to the Donald J. Trump Institute of Peace. The best is yet to come. pic.twitter.com/v7DgkoZphn
El instituto para la resolución de conflictos fue creado en 1984 por el expresidente Ronald Reagan -también miembro del Partido Republicano-, y desde entonces se financia con fondos del Congreso. No obstante, la misma persona que ahora da nombre a la entidad solicitó en su propuesta presupuestaria para el próximo año fiscal la eliminación de esta partida. De llevarse a cabo, esto conllevaría el cierre prácticamente total de esta organización sin fines de lucro que trabaja para prevenir y resolver conflictos internacionales.
Una decisión «irónica»
El USIP no es una agencia federal sino que es propietario y administrador de su propia sede. La toma de control del instituto, incluidos su edificio y activos, ha sido objeto de una amplia disputa legal. Un exfuncionario de la organización señaló sobre los recientes cambios que «es bastante irónico que (Trump) haya puesto su nombre en una institución que ha destruido».
La portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, defendió la destitución de los empleados y el recorte presupuestario mediante un comunicado en el que argumentaba que el USIP «era una entidad inflada e inútil que gastaba 50 millones de dólares al año sin aportar paz alguna». Ahora, en cambio, señala que «el Instituto de la Paz Donald J. Trump, que lleva un nombre tan apropiado en honor a un presidente que terminó ocho guerras en menos de un año, será un recordatorio poderoso de lo que un liderazgo fuerte puede lograr para la estabilidad global».
Congratulations, world! 🕊️ https://t.co/IT3sXitRwd
— Anna Kelly (@AnnaKelly47) December 4, 2025
El cambio de nombre del Instituto de la Paz es parte de la estrategia de Trump para pasar a la Historia como un «pacificador». Por eso insiste en ser llamado así y se enrogullece cada acción que ayuda a construir ese relato. Son varias las voces que defienden al presidente como un candidato sólido para el premio Nobel de la Paz. En octubre, sin embargo, con el líder republicano entre los aspirantes, el comité noruego se decantó por otro de los 338 nombres registrados, concretamente el de María Corina Machado, «por su lucha por la democracia en Venezuela».
No obstante, esta decisión se tomó antes de que se firmara el acuerdo de paz entre Israel y Hamás para acabar con la guerra en Gaza. Acontecimiento en el que el jefe de Estado norteamericano fue clave.
Nina Graeger, asesora del comité de Oslo, advirtió antes de otorgar el premio de este año que «la retirada de Estados Unidos de acuerdos globales y la guerra comercial desatada por Trump violan el criterio de 'promover la cooperación internacional'». Además, «su intención de hacerse con Groenlandia sería, de convertirse en una realidad, una violación de la ley internacional», añadió. El mayor obstáculo, según la experta, es la actitud demasiado «empresarial» del mandatario a la hora de adentrarse en negociaciones de paz: «No se trata solo del apretón de manos», sentenció sin descartar la posibilidad de que en un futuro el magnate se haga con el ansiado galardón.
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