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Andrés Manuel López Obrador (d), acompañado del presidente de México, Enrique Peña Nieto. Efe
El nuevo presidente de México rechaza la escolta

El nuevo presidente de México rechaza la escolta

Una medioambientalista de López Obrador gobernará la capital

Mercedes Gallego

Enviada especial a Ciudad de México

Miércoles, 4 de julio 2018, 01:14

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A Andrés Manuel López Obrador le harán falta los rezos a la Virgen de Guadalupe que en su pueblo de Tepetitlán (Tabasco) le dedican sin descanso. Tras una campaña en la que fueron asesinados 49 candidatos locales, 123 funcionarios electorales y hasta 800 personas involucradas en la misma, el nuevo presidente electo que promete desmantelar «las mafias del poder» rechazó ayer la seguridad del Estado que le ofreció el presidente Enrique Peña Nieto. «El pueblo me va a cuidar», afirmó. «El que lucha por la justicia no tiene nada que temer».

La tarea se la ha encomendado también al cuerpo de prensa que le sigue, con un ruego. «No me apachurren, por favor, que ya me han dado algunos toquecitos aquí con las cámaras», decía señalándose la frente. AMLO, como le llaman, está decidido a darse lo que él llama «baños de pueblo», para escalofríos de quienes temen por su vida. Este martes permitió que la masa se le acercase, lo abrazase y hasta le contase sus problemas. Una mujer llegó a pedirle trabajo. «Con todo gusto estudiaremos su caso», le prometió él. Y, durante el trayecto de vuelta a su oficina, las bicicletas de los niños se mezclaron libremente con la comitiva. Un motorista que se paró junto al coche en un semáforo llegó a meter la cabeza por la ventanilla, casco incluido, para saludarle de cerca, mientras él sonreía y el país se estremecía.

AMLO ratificó su decisión de vender el avión presidencial para viajar en vuelos comerciales y ayer renunció cambió también los helicópteros por la carretera. Seguirá viviendo en su modesta casa Tlalpan y convertirá la mansión presidencial de Los Pinos «en un espacio para las artes y la cultura». Tiene prisa por empezar a trabajar en lo que llama «la cuarta transformación de México», pero este martes, en su primera reunión con el actual presidente, acordó esperar a que las autoridades electorales certifiquen los resultados «porque en la forma está el fondo», reconoció. Con todo, el día 13 recibirá al secretario de Estado Mike Pompeo y el 24 de julio, que ya espera ser oficial, se condeará por primera vez con mandatarios internacionales en la Reunión del Pacífico que se celebrará en Mazatlán. También a anunció que en fecha sin determinar visitará la ONU e invitará al papa Francisco. Tiene los días contados, porque a los tres años del mandato único que le permite la Constitución se someterá a un referendum del pueblo por iniciativa propia. «Esto no es que ya ganamos y ahora nosotros a gobernar y ustedes a sus quehaceres», prometió.

De aquí a mediados de septiembre elaborará un Plan Integral de reforma que expondrá ciudad por ciudad a todo el país en una gira de dos meses que precederá a su toma de posesión el 1 de diciembre. No estará solo. Los votantes siguieron sus directrices de votar por el 'Movimiento Regeneración Nacional' (Morena) y la coalición de 'Juntos Haremos Historia' en toda la lista de cargos, lo que le da el dominio de las plazas más importantes del país. Presumiblemente tendrá mayoría en Congreso y el gobierno de cinco de los ocho estados que se disputaban. En la Ciudad de México contará con una cercana colaboradora, la medioambientalista de 56 años Claudia Sheinbaum, la primera mujer elegida para el cargo. Once de las 16 alcaldías en las que está dividido la cpital serán de su partido.

Sheinbaum se sacó el título de Física en una universidad pública, la UNAM, como muchos de los integrantes de Morena, pero estudió un doctorado de Ingeniería Energética en California. Su trabajo en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambió Climático le permitió compartir el Premio Nobel de la Paz.

Como delegada de Medio Ambiente mientras AMLO gobernó la ciudad fue responsable de iniciar la construcción de un segundo piso del anillo periférico de vía rápida para descongestionar el tráfico y de una popular línea de Metrobus que recorre las principales arterias. Sus críticos le echan en cara no apostar por la expansión del metro subterráneo, que hubiera combatido la rampante polución.

Carga con la sombra de un marido corrupto, Carlos Imaz Gispert, un colaborador de AMLO al que las cámaras cogieron metiéndose en los bolsillos hasta 350.000 pesos en un caso de corrupción del que le exoneraron los tribunales. Sheinbaum se divorció de él hace solo dos años y sin ese presidió la delegación de Tlalpan justo cuando el terremoto del año pasado derrumbó un colegio en el que murieron 21 niños. Ahora tendrá que capitalizar ese cariño con una gestión para toda la capital.

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