Candelaria Carrera
Extremadura tiene más de 82.000 trabajadores por cuenta propia, el máximo histórico
Los autónomos se han revelado en lo que va de año como uno de los pilares del mercado laboral extremeño. Su constante incremento se ... apoya, según Candelaria Carrera, presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en Extremadura, en «la resilencia y adaptación del colectivo a las nuevas formas de trabajo y al fomento del autoempleo desde las políticas públicas». Así, la región ha sumado 1.364 autónomos en lo que va de año, para avanzar hasta los 82.101, su máximo histórico.
–¿En qué sectores se centra ese incremento?
–Vemos un crecimiento muy dinámico en sectores vinculados al conocimiento y los servicios profesionales. Esto refleja un cambio del tejido productivo y del perfil de las personas autónomas: más cualificadas, más digitalizadas y más orientadas a la prestación de servicios de valor añadido.
–¿Cuál es ese perfil de los autónomos extremeños?
–Sigue siendo el de un varón, cercano a los 50 años, que cada vez cuenta con mayor nivel formativo y cualificación profesional. Las mujeres autónomas, a pesar de liderar el crecimiento de las altas en la última década en Extremadura y sobrepasar, por primera vez, la barrera de las 28.000, siguen siendo minoría.
–¿Se detecta en Extremadura que el incremento de los autónomos se debe a personas extranjeras?
–Este comportamiento es generalizado en todo el territorio nacional, incluida Extremadura. El crecimiento, en términos absolutos, lo lideran los nacionales. Pero porcentualmente observamos que mientras los nacionales crecen un 0,9%, los extranjeros experimentan un crecimiento del 8,7%. En Extremadura siguen creciendo también los extracomunitarios, que nos ven como una región con muchas posibilidades para poder tener una vida digna.
–¿Están creciendo los autónomos en pluriactividad?
–Sí, sin duda. La pluriactividad se ha incrementado en el último año un 10% en nuestra región. Son diversas las causas: hay personas que necesitan complementar su salario con una actividad propia o probar una idea de negocio sin renunciar a la estabilidad que les ofrece un empleo por cuenta ajena. Por otra parte, el teletrabajo, los proyectos por encargo o los entornos digitales permiten tener varias fuentes de ingresos y, además, trabajadores en sectores en crisis utilizan la pluriactividad como puente hacia un nuevo rumbo profesional.
–Las personas que se dan de alta como nuevos autónomos, ¿aguantan en su actividad?
–Muchas actividades mueren en los primeros años por falta de rentabilidad. Pero otras, a pesar de su viabilidad, se ven abocadas al cierre al no contar con apoyos suficientes para afrontar gastos crecientes y aguantar hasta conseguir consolidarse. Una vez superada la fase inicial –entre dos y cuatro años– suelen desaparecer muchas ayudas. En Extremadura se van a poner en marcha medidas de carácter económico, precisamente para evitar estos cierres y favorecer que crezcan y se consoliden quienes han logrado llegar a su tercer año. Podrán obtener a fondo perdido una cantidad durante dos años. No existe nada parecido en nuestro país.
–¿Hay actividades o sectores que se puedan considerar como el futuro?
–Los datos nos dicen que aquellos más tradicionales, como agricultura, industria y comercio, están perdiendo peso. En los últimos cuatro años se han perdido más de 1.500 comercios. Estamos asistiendo a una transformación y todo lo vinculado con el mundo digital y con las actividades relacionadas con la información y la comunicación, la sanidad y las actividades profesionales, científicas y técnicas van a seguir creciendo. Por eso, las políticas públicas deben reorientarse hacia estos sectores que necesitan formación específica, financiación ágil y protección social adaptada. Y los sectores tradicionales, un acompañamiento real en su reconversión para que no queden fuera de esta transformación económica. El futuro del trabajo autónomo ya no es solo local o físico: es especializado, tecnológico y humano.
–¿En qué aspectos es necesaria esa formación específica que menciona?
–En ATA hemos detectado que gran parte del colectivo se siente muy competente para ejercer su profesión, pero manifiestan tener mayores problemas en los conocimientos relativos a las tareas de gestión y administración del negocio, en su organización y dirección y en las ventas o el marketing. La gran mayoría actúa por intuición o a base de ensayo-error. Necesitamos formación en estas materias, en prevención de riesgos laborales y en competencias digitales.
–¿Qué necesidades comunes tienen los autónomos?
–La lista es larga, pero diría que los autónomos necesitan en primer lugar, estabilidad fiscal y legislativa, porque la incertidumbre desincentiva. Por otra parte es fundamental contar con financiación y tener liquidez. La simplificación administrativa sigue siendo la gran asignatura pendiente y necesitamos que se sigan dando pasos para conseguir una cobertura social digna; una fiscalidad amable y ágil que evite por ejemplo las declaraciones trimestrales y gastos de tiempo y dinero, y que se invierta en formación y reconversión.
Brecha con los asalariados
–¿Cree que los autónomos tienen peores condiciones o están peor tratados por la legislación que los empleados por cuenta ajena?
–Rotundamente, sí. Aunque se han hecho avances, la brecha sigue siendo inaceptable. Los autónomos tienen menor protección social y la presión fiscal es desproporcionada, porque los costes fijos, como las cuotas a la Seguridad Social, el IVA y el IRPF, se devengan incluso cuando no se factura. Por no hablar de los problemas de conciliación de la vida laboral y familiar, que en muchas ocasiones se convierte en un lujo del que no todo el mundo puede disfrutar. La legislación trata a los autónomos como a las grandes empresas, pero una parte muy importante del colectivo cuenta con ingresos similares o inferiores a los de una persona trabajadora por cuenta ajena. No tener en cuenta esa diferencia es profundamente injusto.
–La Junta ha anunciado nuevas medidas destinadas a los autónomos, como ayudas al alta ininterrumpida o la cuota reducida a la Seguridad Social.
–Responden a reivindicaciones históricas. Estoy convencida que van a ser muy útiles y espero que debidamente aprovechadas. Desde ATA, reclamar ayudas a la consolidación ha sido una constante. De todas formas, vamos a seguir reclamando medidas como la creación de subsidios para mayores de 52 años que agoten su prestación o la equiparación de los permisos por nacimiento y lactancia con los trabajadores asalariados, por ejemplo.
–¿Hay que tener un pasta especial para ser autónomo?
–Las personas trabajadoras autónomas suelen tener un perfil marcado por la autonomía, la constancia y una gran capacidad de adaptación. Están acostumbradas a tomar decisiones, a asumir riesgos y a enfrentarse a la incertidumbre con una mezcla de coraje y flexibilidad. Combinan resiliencia, sacrificio y creatividad para seguir adelante, incluso cuando el entorno no acompaña.
–¿Cómo han afectado a los autónomos con trabajadores los incrementos del salario mínimo?
–Como consecuencia de la subida del SMI han visto incrementados sus costes salariales y de Seguridad Social en 1.000 euros al año por cada trabajador, una carga importantísima si se suma al resto de costes. Desde ATA nunca hemos rechazado la subida del SMI, pero consideramos que en los últimos cinco años ha crecido un 60%, muy por encima del crecimiento de los ingresos de autónomos en el mismo período de tiempo.
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