La superficie de tomate desciende un 14% por los bajos precios y la abundante lluvia

Bastantes productores de tomate van a hacer lo mismo. Las modificaciones de los contratos se pueden presentar hasta el último día de posibles cambios en la presentación de la solicitud única de ayudas de la PAC. Esto es, el 31 de mayo. Y las reducciones de la superficie prevista se van a producir. Esto va a suponer algo que no es normal en Extremadura en los últimos tiempos: que las hectáreas de tomatecultivadas vayan a bajar de las 19.500 hectáreas.

La combinación de bajos precios este año por el tomate, más las abundantes lluvias de la primavera –sumadas a las del invierno– que han impedido entrar en las parcelas para su preparación hasta hace poco explican esa certeza. De esta forma, la superficie final de tomate que se va a cultivar en Extremadura en esta campaña va a estar entre las más bajas en lo que va de siglo.

Si las previsiones se cumplen, este 2025 va a ser el segundo año con menos hectáreas sembradas de tomate en los últimos once años. El dato más bajo en lo que va de siglo en Extremadura son las 14.235,45 hectáreas plantadas en 2013. En el otro extremo, las 28.000 hectáreas de 2005.

 

«Calculo que se van a dejar de poner alrededor de 500 hectáreas sobre las comprometidas en febrero», sentencia Domingo Fernández, presidente del grupo cooperativo Acopaex y de Tomates del Guadiana y de Apis. 

Según datos ofrecidos a HOY por la Mesa del Tomate, los contratos firmados por productores contemplaban en febrero que se iban a cultivar esta campaña 19.828,60 hectáreas.

Son 3.134 menos de las del año pasado, que fueron 22.962. Porcentualmente implica una caída del 14% de terreno cultivable.

«Vamos a estar finalmente en unas 19.000 hectáreas. Se van a caer fincas previstas de tomate sobre todo en las Vegas Bajas del Guadiana, donde ha llovido más y tenemos tierras más fuertes. De hecho, todavía no se han podido preparar muchas hectáreas, mientras que en las Vegas Altas del Guadiana están sembradas casi todas», remarca Ildefonso Cabanillas.

Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE, ratifica el pronóstico. «Este año se juntan los bajos precios con mucha lluvia que impide sembrar a tiempo. De hecho, te trae más a cuento no sembrar por estas fechas que hacerlo y esperar a recoger la cosecha a finales de septiembre o principios de octubre porque el riesgo es muy alto. Y no merece la pena», señala el responsable de la organización agraria.

El precio, confirma Cabanillas, ha sido un aliciente para no esperar a plantar tomate bien entrada la primavera.

Como informó HOY a mediados de febrero, ha caído sensiblemente en esta campaña. Se preveía por la realidad del mercado. Queda mucho producto por vender de la pasada campaña y la producción de China, con precios más bajos para la industria, ha supuesto una competencia extraordinaria para el tomate extremeño.

De esta forma, los contratos sellados entre los productores y la industria recogen para esta campaña una horquilla de entre 107 euros por tonelada en la franja más baja (más el abono del transporte desde las parcelas a las fábricas), pagados por la industria privada, y los 115 euros por toneladas que abonarán las cooperativas.

Los precios de la campaña pasada fueron históricos, como también los rendimientos cosechados: entre 130 y 150 euros. Hay que recordar que durante años, se ha rondado los 100 euros, pero se disparó durante y después de la pandemia por la demanda y por también un sobresaliente aumento de los costes de producción.

«Con las lluvias de invierno y primavera se nos ha echado el tiempo encima para sembrar en buena fecha. Más a los agricultores de Vegas Bajas que a los de Vegas Altas», dice el agricultor de Novelda del Guadiana.

«En esas condiciones, con precios bajos, y mucha incertidumbre sobre la cosecha final, sinceramente no merece la pena arriesgarse», insiste Cabanillas para ratificar el descenso apreciable de las hectáreas de tomate para esta anualidad.