Extremadura no declaraba el nivel uno de emergencia por inundaciones desde hace casi una década
Esta alerta del Inuncaex solo se ha activado seis veces en diez años, pero en cuatro de ellas fue a una escala inferior a la regional
Hay que echar la vista atrás casi diez años para encontrar una Extremadura donde la lluvia hiciera tanto daño como el que le está ... infringiendo ahora. Los destrozos que las precipitaciones han causando en distintas poblaciones de la comunidad autónoma en las últimas 24 horas han elevado a los titulares informativos una palabra hasta ahora desconocida para la mayoría de sus habitantes: Inuncaex, el nombre corto del Plan especial de protección civil de riesgo de inundaciones para Extremadura. Por situar, podría decirse que el Inuncaex es a las inundaciones lo que el Infoex a los incendios. Aunque, claro está, hay diferencias entre un plan y otro, porque fuego y agua no son lo mismo y por tanto no se enfrentan igual, aunque es conocido el poder destructor de ambos.
La región está ahora en fase de emergencia, que es la que se declara cuando la situación se complica tanto que no basta con estar en la de alerta. Y dentro de la emergencia, hay cuatro niveles de riesgo (cero, uno, dos y tres). Ahora estamos en el uno, algo que ha ocurrido otras cinco veces, aunque solo en una de ellas se declaró este nivel para toda la comunidad, como en estos momentos. Fue en abril del año 2013, cuando el río Guadiana se desbordó y hubo que evacuar a toda la población de Barbaño (659 habitantes entonces). Estas inundaciones dejaron imágenes insólitas en varios municipios de esta misma cuenca hidrográfica. En Mérida se recuerda la imagen de La Isla o Ronda de los Eméritos (cuatro carriles para vehículos) anegadas.
Casi siempre en la provincia de Cáceres
Este es el único precedente de Inuncaex en fase de emergencia y situación uno a escala autonómica. Las otras cuatro ocasiones en que se alcanzó este nivel de emergencia por inundaciones fue a escala local, comarcal o provincial. En concreto, ocurrió el 5 de julio de 2017 en Valverde de La Vera; el 19 de diciembre de 2019 en toda la provincia de Cáceres; el 20 de octubre de 2020 en varios municipios y alquerías de Las Hurdes (Nuñomoral, Rubiaco, Vegas de Coria, Cerezal) y en Navaconcejo (Valle del Jerte); y por último, el 23 de septiembre de 2021 en Tierra de Barros.
La primera y única vez que hasta ahora se había declarado la emergencia en fase uno fue en abril del año 2013, cuando hubo que evacuar a los 660 vecinos de Barbaño
'La Junta activa el Inuncaex en nivel de emergencia 1 por intensas lluvias', informaba la Junta a las 9.50 horas de este martes. En este aviso a la población no hay margen a la improvisación o el azar. Ni la palabra emergencia ni el número uno aparecen ahí por casualidad. Está bien fijado cuándo deben usarse y por qué. Lo está en un documento oficial que establece tres escenarios en función de la gravedad de la situación. Son alerta, emergencia y normalización.
La alerta se declara cuando las previsiones meteorológicas e hidrológicas anticipan «potenciales emergencias que en caso de una evolución desfavorable, es posible que se desencadenen y den lugar a inundaciones». Se activa este nivel cada vez que la Agencia Estatal de Meteorología lanza un aviso amarillo por precipitaciones. Pero Extremadura no está ahora en alerta. Este es un escenario que la región ha superado, ha pasado de pantalla y está ya en emergencia.
Esta última se declara «cuando del análisis de los parámetros meteorológicos e hidrológicos, o el aviso del estado de las presas, se concluya que la inundación es inminente o se disponga de informaciones relativas a que ésta ya ha comenzado». Y esto es lo que ocurre en la región desde la mañana de este martes, cuando se registran inundaciones lo mismo en la provincia de Cáceres (Zarza de Granadilla, Cabezuela del Valle, Coria) que en la de Badajoz (Gévora, Badajoz, La Roca de la Sierra).
Estamos, pues, ante un nivel de alerta al que se llega porque «ya se han producido daños o incidentes que precisan de la intervención de servicios activados por el Centro de Atención de Urgencias y Emergencias 112 de Extremadura». Y no una intervención cualquiera, sino una «que va más allá del simple seguimiento de la situación, haciéndose precisas intervenciones directas para evitar el incremento de los daños».
Durará hasta que vuelva la normalidad
La situación de emergencia «se prolongará durante todo el desarrollo de la inundación, hasta que se hayan puesto en práctica todas las medidas necesarias de protección de personas y bienes y se hayan reestablecido los servicios básicos en la zona afectada».
Dentro de la situación de alerta, hay cuatro fases: cero, uno, dos y tres. La cero es la procedente cuando los datos «permiten prever la inminencia de inundaciones en el ámbito del Plan, con peligro para personas y bienes». Esta fase cero se puede declarar sin activar el Inuncaex. Sí hay que hacerlo cuando las circunstancias aconsejan poner en marcha la fase uno de emergencia, que es en la que está ahora la región. Es la que toca cuando «se han producido inundaciones en zonas localizadas, cuya atención puede quedar asegurada mediante el empleo de los medios y recursos disponibles en las zonas afectadas», detalla el protocolo.
La fase de emergencia se declara cuando ya no es suficiente con la de alerta, y dentro de ella hay cuatro niveles de riesgo. La región está ahora en el segundo
Si la situación empeora, quedarían aún dos escalones más. La fase dos se declara ante inundaciones «que por su naturaleza o gravedad y/o extensión territorial del riesgo, sobrepasen las posibilidades de respuesta de la Administración Local y Provincial». O sea, cuando la comunidad autónoma asume que no le basta con sus medios y necesita que otras administraciones le ayuden. Ocurriría por ejemplo si hiciera falta la presencia de la UME (Unidad Militar de Emergencias), que en Extremadura se asocia con los incendios forestales de cada verano pero que también acude a desastres causados por el agua, como bien saben en otras regiones españolas, como el Levante.
Para acabar, está la fase cuatro, que es la última y la más grave, y que se declara cuando lo que está en juego son intereses nacionales.
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