Extremadura tiene todavía 29 denuncias activas por casos de desaparecidos

La desaparición de personas es un drama que no cesa y en el mes de marzo el Gobierno decidió mejorar recursos para reducir estos casos. Se contemplaban nuevos protocolos y el lema de la iniciativa era tajante: «Las primeras horas son las únicas horas». Básicamente se pretende que todo el mundo sepa qué hacer nada más detectarse una desaparición.

En Extremadura hay 29 denuncias activas por desapariciones, si bien los casos más conocidos son los de Manuela Chavero (de Monesterio), que quedó resuelto la semana pasada a la espera del juicio del presunto autor de los hechos, y el de Francisca Cadenas (Hornachos), mujeres de las que su familia no tenían noticias desde julio de 2016 y mayo de 2017 respectivamente. Sus allegados consideran acertado este protocolo, pero coinciden en que para ellos llega tarde.

Emilia Chavero, hermana de Manuela, realizó un curso en 2019 sobre cómo actuar ante una desaparición en los primeros momentos. Lo hizo junto con policías, bomberos y personal de Protección Civil. Según explicaba cuando se dio a conocer el protocolo, el pasado mes de marzo, «me di cuenta de que en el caso de mi hermana se hicieron muchas cosas mal desde el principio. Lo que había que haber hecho era no tocar nada porque las huellas se deterioran. Nos explicaron que hay que recoger con guantes cualquier cosa que veas y meterlo en una bolsa. También nos enseñaron a coger huellas con un adhesivo antes de que se deterioren. Por lo que me dijeron, se podían haber analizado las rodadas del vehículo que seguramente aparcó allí para llevársela y saber qué coche era. Hay que actuar rápido al principio, por eso yo creo que si la UCO (Unidad Central Operativa) hubiera llegado ese día a casa de mi hermana y no a los tres meses el caso se habría resuelto», afirma.

En el caso de Francisca Cadenas, su hijo José Antonio Meneses todavía está esperando a que la UCO se involucre directamente en la desaparición de su madre. «Creo que se deben emplear métodos más especializados porque no es normal que una persona desaparezca en pleno centro de un pueblo de 4.000 habitantes al lado de su casa y cuarenta meses después nadie sepa nada».

Son los casos más mediáticos, una lista que cada cierto tiempo se actualiza. En la región, por ejemplo, desde el pasado 25 de mayo no hay noticias de Rosalía Cáceres, vecina de Bohonal de Ibor de 74 años cuya desaparición todavía da pie a batidas en busca de pistas sobre su paradero.

La estadística de desaparecidos suele más amplia que aquella de la que se hacen eco los medios. Según el informe 'Personas desaparecidas en España' elaborado por el Ministerio del Interior llega a 29 casos en Extremadura, un dato acumulado que contiene todas la denuncias activas sin importar el año en que se registró. Esta información contiene muchos matices, ya que se mezclan desapariciones voluntarias, otras de menores extranjeros que han huido de centros de acogida, suicidios en los que el cuerpo no ha sido hallado, etcétera.

Según el documento anterior, en todo el país la cifra de denuncias activas es de 5.529. Comparando con otras comunidades, la extremeña es la que menos sufre este fenómeno.

Precisamente por eso, Meneses, hijo de Francisca Cadenas, opina que los extremeños estamos en desventaja cuando se produce una desaparición. «Aquí coincidieron la de Chavero en 2016 y la de mi madre en 2017, pero en realidad los equipos que se dedican a esto no tienen experiencia porque no se ponen con desaparecidos con una continuidad en el tiempo», señalaba esta semana.

Según Meneses, nadie contactó con ellos para elaborar este protocolo que ahora quiere activar el Ministerio del Interior basado en que las primeras horas son vitales, el cual echaron de menos hace 40 meses cuando desapareció su madre. «Entonces la Guardia Civil no tenía ni información ni formación para saber qué hacer. Recuerdo que llegaron dos patrullas que se quedaron casi toda la noche paradas en la calle. Aquello fue un protocolo que usaría cualquier persona de a pie. Entiendo no obstante que actuaran así y no es cuestión de culpabilizar ahora porque esto es un pueblo muy alejado, no una ciudad grande donde las desapariciones están a la orden del día», comentaba el hijo de Cadenas, cuyo caso está bajo secreto de sumario desde el tercer día de su desaparición.

Sobre las cifras que circulan de desapariciones hay distintas fuentes para analizar la gravedad de este problema tanto en España como en Extremadura. El informe oficial 'Personas desaparecidas en España' de 2020 habla 19 casos en la provincia de Badajoz y 10 en la de Cáceres. Además, recoge 11 denuncias activas de menores.

Este documento extrae información de la base de datos de personas desaparecidas y restos humanos sin identificar (PDyRH), así como del Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC). Y aunque existe un Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), hay asociaciones que trabajan por su cuenta y colaboran entre ellas, como es el caso de QSD Global o SOS Desaparecidos, entre otras.

Los datos de Interior de un año antes indicaban que en Extremadura hay cuatro denuncias activas (tres en Badajoz y una en Cáceres) de riesgo alto confirmado, que son las que no han cesado por no conocerse el paradero de la persona desaparecida, como los episodios de Chavero y Cadenas.

Denuncias activas de riesgo limitado se contabilizan 25 (16 en Badajoz y 9 en Cáceres). Se refieren a los casos en los que el desaparecido no es un menor de edad, y en el caso de ser mayor de edad no se dan indicios de secuestro, extorsión o retención; tampoco hay factores que apunten a un riesgo para su vida; que la ausencia de la persona esté en contradicción con su comportamiento habitual; que la persona desaparecida no haya llegado a su destino y no haya dejado mensaje, que haya abandonado su vehículo sin razón aparente o que no lleve efectos personales consigo. Se puede decir que son casos denunciados en los que podría haber ocurrido que la persona haya desaparecido por voluntad propia sin dejar rastro, pero el aviso de sus familiares sigue activo.

Extremadura registró recientemente un caso así, el que se dio por desaparecido en La Coronada, a un joven de 23 años en diciembre de 2016, cuando se marchó de casa con diez euros en el bolsillo. Hubo batidas alrededor de su pueblo hasta que una semana después un amigo lo identificó en Sevilla y él manifestó que se había marchado voluntariamente.

La nueva manera de buscar desaparecidos pone el foco en los primeros momentos. «El tiempo es crítico», insistía esta semana el coronel Leonardo Sánchez, al cargo de la unidad del Estado Mayor que ha trabajado durante un año, junto a la asociación SOS Desaparecidos, en el diseño del nuevo protocolo de búsqueda. Asegura que «hay que denunciar en cuanto se tenga noticia de la desaparición; no hay ningún tiempo que esperar».

El plan de la Guardia Civil ahora pretende que cada jefe de puesto sepa desde el primer momento qué debe hacer y de qué recursos dispone. Fija la coordinación entre patrullas y unidades de investigación o grupos especializados como los Geas (buceadores). También prioriza la colaboración con policías locales y autonómicas y detalla qué medios públicos –protección civil, bomberos, sanitarios, etc.– o privados –drones, espeleólogos, alpinistas, voluntarios– pueden ayudar.

Además, el protocolo irá acompañado de una herramienta informática para facilitar la coordinación y la toma de decisiones durante la búsqueda, así como de un sistema de atención, información y ayuda a las familias de los desaparecidos.