Profesores esenciales, pero no tanto

Ninguno de ellos son considerados personal esencial. Y no lo terminan de comprender. Por el contrario, sí han recibido la vacuna prácticamente el 100% de las plantillas de Educación Infantil, Primaria y Secundaria. «Se ha vacunado ya a 18.414 integrantes del personal esencial del ámbito educativo», exponen las autoridades sanitarias extremeñas, aunque al mismo tiempo reconocen que puede quedar algún caso aislado a quien no se haya administrado la dosis.

Un agravio comparativo según los representantes de los trabajadores de estos sectores, que todavía tardarán en ser citados para iniciar su proceso de inmunización contra la covid. «La estrategia de vacunación no tiene incluidos en este tramo a profesionales de enseñanzas de régimen especial», insisten desde la Consejería de Sanidad, pese a que son varios los colectivos que han solicitado que se corrija la estrategia de vacunación. «Consideramos que debe ser revisada para permitir la vacunación de los profesionales que desempeñan su labor en academias, autoescuelas y centros infantiles de cero a tres años», exigió Comisiones Obreras (CC OO) a través de una nota de prensa el pasado jueves.

José María Vergeles, consejero de Sanidad extremeño, descargó la responsabilidad en su comparecencia del viernes: «Es un acuerdo de salud Pública, no es una decisión de Extremadura», dijo.

Las críticas desde la Universidad se han endurecido tras la Semana Santa. Los sindicatos ya habían solicitado que se vacunara a todo el personal universitario que tiene contacto con los alumnos, tanto profesores como personal de administración y servicios. «Estamos trabajando con la franja de edad en la que más contagios hay», apunta Enrique Requejo, docente de la UEx y responsable de Enseñanza Universitaria de CSIF. «Muchos de ellos han viajado durante las vacaciones de Semana Santa, lo que hace que el riesgo sea mayor», añade.

Las situaciones más problemáticas, en cuanto a la posible transmisión de la enfermedad dentro del ámbito universitario, pueden darse en los laboratorios. En la UEx hay unos protocolos de seguridad –«se están cumpliendo escrupulosamente», según Requejo–, pero las clases prácticas son siempre presenciales y no en todas ellas se puede garantizar el conjunto de medidas para reducir el riesgo de contagio. «Hay laboratorios en los que es complicado garantizar la distancia de seguridad y otros que no tienen posibilidad de ventilación; la asepsia es necesaria lo que impide que se abran las ventanas y la ventilación mecánica es antigua», comenta este docente, que asegura que el personal de la UEx considera discriminatorio que no haya sido propuesto como grupo prioritario para la vacunación.

En la misma situación están los docentes de las escuelas de idiomas, de los conservatorios y de las escuelas de arte dramático o de danza. «Entendemos que deben ser vacunados como el personal de Infantil, Primaria y Secundaria», aporta Alfredo Aranda, de PIDE. «Exigimos que la Consejería de Educación deje de escudarse en la idea de que la estrategia de vacunación viene marcada por la Dirección General de Salud Pública. Educación debe estar en la toma de decisiones que afectan al conjunto de sus trabajadores», apostillan desde CC OO.

Las autoescuelas viven una realidad muy parecida. Sus profesionales tampoco tienen una fecha para recibir la vacuna. «Vamos con los alumnos, que suelen ser jóvenes, en los coches y creemos que es una situación de riesgo por la alta tasa de asintomáticos que hay; deberíamos ser considerados personal de riesgo y deberían habernos vacunado a todos», indica Francisco García, presidente de la Asociación de Autoescuelas de Cáceres.

En todos estos casos solo están siendo citados los profesionales que están entre los grupos de edad que incluye la estrategia de vacunación. Es decir, los que tienen más de 60 años. No tiene pinta de que esto vaya a cambiar para incluir a más profesiones entre las prioritarias. Vergeles se ha mostrado esta semana partidario de que los llamamientos se hagan por edad, solo con alguna ligera excepción, como las personas trasplantadas, las dializadas o aquellas que están recibiendo tratamiento por alguna enfermedad oncohematológica, como puede ser la leucemia.