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Pilar López Puig en la Plaza Mayor de Cáceres. HOY

Extremadura en Femenino

Pilar López, coordinadora de Médicos Sin Fronteras: diagnósticos alrededor del mundo

PALOMA ACEITÓN

Lunes, 31 de julio 2023, 07:14

En este mundo compuesto por muchos mundos es donde me voy a quedar», esto fue lo que pensó Pilar López Puig (Valencia, 1958) tras su primer voluntariado como médico en misiones humanitarias.

López estuvo en la Capital del Turia hasta los doce años, cuando su madre emigró a Francia, donde estudió en el Liceo Español de París. Años más tarde, trasladó su expediente académico a la Universidad Complutense de Madrid y allí se graduó en Medicina.

La decisión de embarcarse en estos estudios fue fruto de su pasión por la Biología y las relaciones sociales. «No lo definiría como algo vocacional en el sentido estricto, pero lo fui disfrutando a medida que lo iba haciendo», explica López.

Con casi 50 años estudió Antropología en la UNED. «A pesar de ser de perfil sanitario, trabajar en el ámbito humanitario con culturas tan distintas, intentar entender cómo influyen los problemas sociales y los diferentes contextos en las maneras de enfermar, en el acceso a los servicios de salud, en las desigualdades... Todo eso me llevó de manera natural a querer prepararme y formarme en un ámbito más sociológico».

«La experiencia me ha enseñado lo que influyen los contextos en los problemas de acceso y disponibilidad sanitaria»

Ejerció la profesión como médica clínica durante tres años, mientras rotaba en diferentes centros de salud y hospitales de Madrid. Estuvo en Ventas, Embajadores, Goya, Aranjuez... Por lo general hacía sustituciones, lo que provocaba el cambio constante de centro, situación que, lejos de cansar a López, alimentó sus ganas de descubrir el mundo y alejarse cada vez más de un asentamiento vitalicio. «Esa necesidad de conocer zonas nuevas y poblaciones distintas fue algo que me vinculó directamente a mi trayectoria en el mundo humanitario. Imaginarme toda mi vida en el mismo centro de salud, no era para mí», comenta.

«Me atraía muchísimo el imaginarme trabajando en temas de salud en lugares desconocidos para mí y con personas que viven y piensan diferente».

López comenzó con voluntariados en comunidades gitanas, en programas de sustitución con metadona... De ahí pasó en 1991 a hacer trabajo a nivel internacional. «He estado en pueblos indígenas de Colombia, en la amazonía venezolana, con los mayas, he podido estar con adolescentes urbanos de Ciudad de México, con refugiados, con gente desplazada por conflictos armados...», recuerda.

Pilar López forma parte de la primera generación de trabajadores en el mundo humanitario a través de ONG españolas.

Desde 1991 no ha vuelto a trabajar en las estructuras de salud de España a pesar de volver a la península con bastante frecuencia. Primero colaboró con otras organizaciones y a partir del año 2000, comenzó su andadura de la mano de Médicos Sin Fronteras.

Sus primeros proyectos fueron en Mauritania y Angola, donde ejerció de médico clínico. Después pasó a trabajar en América Latina. Allí desarrollaría su carrera en la gestión de proyectos y coordinación médica en Médicos Sin Fronteras, aunque «ante situaciones de emergencia que lo requerían, también ejercía de profesional sanitario aún siendo la coordinadora médica».

Los países en los que ha estado con MSF son Ecuador, Colombia, Honduras, Guatemala, Venezuela. De este último ha vuelto hace apenas mes y medio. «De momento es mi último proyecto, pero no descarto hacer alguna actividad más corta», aclara López.

Las estancias en el extranjero las pasa acompañada de su marido, quien también se dedica al mundo humanitario. Él es de Extremadura, lo que hizo que esta valenciana terminase hace 23 años teniendo su residencia en Cáceres. «Intentamos coincidir en el país en el que estemos trabajando porque nuestras misiones suelen ser de larga duración, por lo que estamos en cada ubicación unos tres años de media. Pero procuramos no coincidir en el mismo proyecto ni en la misma organización».

El próximo año se jubila y dice sentirse «satisfecha con los países en los que ha estado y los trabajos que ha hecho». Sin embargo, le hubiese gustado poder conocer y colaborar en Asia, continente en el que debido a su básico dominio del inglés no ha podido vivir.

Entre sus múltiples aficiones está todo lo relacionado con la escritura y las artes escénicas. «Alguna vez lo he utilizado en el ámbito laboral, sobre todo en proyectos médico-sociales relacionados con salud mental».

Todos estos años de relación con grupos muy diferentes le han servido para darse cuenta de la importancia de «los sentimientos, lo que queremos y cómo podemos llegar a entendernos y comunicarnos a pesar de las barreras». «La experiencia me ha enseñado lo que influyen los contextos en los problemas de acceso y disponibilidad sanitaria».

«Todos los lugares en los que he estado me han aportado algo especial, pero me quedo con haber tenido la oportunidad de vivir y comprender lo iguales que somos todos», añade.

López termina esta etapa teniendo muy presente que «no cierra las puertas», porque esto es algo que «siempre va a llevar» con ella.

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