

Román Martínez
Secciones
Servicios
Destacamos
Román Martínez
Román Martínez ha aprendido a vivir sin ver. Tiene 40 años y a los cuatro le diagnositticaron retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que ... provoca la pérdida visual poco a poco y es la primera causa de ceguera de origen genético en la población adulta.
«Nací con un resto visual malo pero me podía valer sin asistentes, hasta que poco a poco fui perdiéndolo y ahora no veo nada», cuenta el que es ahora el responsable del departamento de servicios sociales de la ONCE en Extremadura.
Se afilió a esta organización con tan solo nueve años. Sabía que en algún momento iba a dejar de ver por completo. El tiempo juega en contra de quienes sufren esta patología. «De pequeño contaba con una visión que me permitía llevar una vida sin ayuda hasta que fue a más. Perdí toda la visión a los 22 años por esta enfermedad degenerativa y fue ahí cuando empecé a necesitar asistentes de movilidad», cuenta Román, que es licenciado en Derecho y el punto crítico de este padecimiento le pilló cuando estaba cursando la carrera universitaria.
«El psicólogo me ayudó a gestionar este proceso de no poder moverme con autonomía por la calle. Necesité adaptarme a la nueva situación. Me ayudaron a entenderlo», reconoce Román justo después de participar en el desayuno a ciegas organizado por la ONCE en el hotel Extremadura, en Cáceres, y que ha reunido a casi un centenar de asistentes.
En la cita han estado presentes algunos de los profesionales del departamento de servicios sociales de ONCE. Ellos se encargan de detectar las necesidades de cada persona y proponerles ayudas. Luego es cada individuo el que decide si las acepta. «Nuestro asistente de movilidad siempre es el bastón blanco o el que también incluye el color rojo para las personas con sordoceguera. Empezamos por ahí y luego está el perro guía, que es un paso más», explica Román junto a Troya, una hembra de labrador que le acompaña allí donde va desde febrero de 2024.
«Me agiliza mucho los desplazamientos. Con ella desaparecen obras, farolas y árboles, a no ser que las ramas estén muy bajas y te puedas dar en la cabeza. Lo esquiva todo», cuenta Román, que dispone de la ayuda de perros guías desde 2012. Antes de Troya le acompañaba Kimber.
En su caso ya se ha acostumbrado a vivir a ciegas. «Las personas con discapacidad visual desde el nacimiento nos vamos habituando y muchas veces no nos damos cuenta de lo difícil que es nuestro día a día», comenta Román, que agradece a la sociedad que cada vez esté más concienciada.
«Siempre recibes la ayuda de alguien cuando vas por la calle, pero es verdad que se necesita que los entornos sean más amables. Con eso hablo de edificios públicos, bancos u hospitales. Cuando tenemos que acudir a esos espacios se nos presentan retos muy importantes. Muchas veces tenemos que pensar cómo vamos a realizar la visita en vez de la razón por la que acudimos a determinados sitios», explica Román justo en el día en el que la Fundación ONCE del Perro Guía ha realizado una exhibición en Cáceres para mostrar cómo se trabaja con estos animales.
Bajo el lema 'Mucho más que un perro', más de 400 personas han sido testigos en el pabellón Juan Serrano Macayo de diversos ejercicios de obediencia y concentración realizados por estos animales junto a los instructores de movilidad Nuria García y Rafael Almansa, que han estado acompañados por Pam e Iglu.
La exhibición ha formado parte de las actividades programadas con motivo de la Semana del Grupo Social ONCE en Extremadura con la que se pretende sensibilizar, concienciar y visibilizar el trabajo que realiza dicha organización.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.