Más de la mitad de los pueblos extremeños no tienen oficina bancaria
Con los cierres ya anunciados para los próximos meses, 205 municipios de la región se quedarán sin ninguna sucursal
«Vecinos que acuden al banco, piden el dinero de su pensión, lo cuentan y lo vuelven a ingresar». Lo relata Francisco Muñoz, alcalde de ... Aldeacentenera, para explicar la relación de las personas mayores con el dinero y con los bancos.
Este pueblo, de poco más de 550 habitantes, de la provincia de Cáceres se ha quedado este mes sin oficina bancaria. «Ya no es solo las dificultades que acarrea, también la sensación que tiene la gente de no tener su dinero cerca», añade Muñoz.
Los habitantes de estas localidad no son los únicos que se encuentran en esa situación. Según las estadísticas del Banco de España, el 52,5% de los municipios extremeños carecen de oficina bancaria o van a carecer de ella en un futuro muy próximo. Es decir, 175 municipios extremeños de los 388 que hay en total ya no tienen abierta ninguna sucursal bancaria. Son algo más del 45%. Pero con la campaña de cierres prevista por Unicaja, que tras absorber Liberbank va a cerrar numerosas oficinas, otros 30 municipios perderán entre abril y junio el servicio bancario que prestan las oficinas.
«Un cajero no es la solución para nuestro pueblo, porque hay mucho movimiento y necesitamos atención presencial»
Cristina Ramírez
Alcaldesa de Alía
«Son servicios que se pierden y todo esto no ayuda a luchar contra la despoblación; ponen difícil vivir en los pueblos»
Antonio Muñoz
Alcalde de Garganta la Olla
Y es que Unicaja Banco tiene previstas dos oleadas de cierres. Una se hará entre el 21 y el 22 de abril, cuando desaparecerán 26 sucursales. De ellas, 22 están en municipios de pequeño tamaño que, según el registro del Banco de España, únicamente tienen esa oficina.
La segunda oleada afectará a 38 sedes, por lo general de poblaciones más grandes, y está más centrada en eliminar duplicidades. Aun así supondrá que otros ocho municipios pierdan su única sucursal.
No solo Unicaja está cerrando puntos de atención. El informe del cuarto trimestre de 2021, el último que ha publicado el Banco de España, recoge que se cerraron 15 oficinas en Extremadura entre septiembre y diciembre del año pasado: siete de BBVA, cinco de CaixaBank y tres de Ibercaja.
Más cierres
La campaña de cierres de Unicaja afecta principalmente a la provincia de Cáceres. De hecho las 30 localidades que se quedarán sin sucursal bancaria son todas cacereñas. Esto se debe a que Liberbank, donde se integró Caja de Extremadura, y Unicaja Banco, que se quedó con Caja Duero, tenían ambas una fuerte implantación en Cáceres y en muchas poblaciones del norte de la provincia se solapaban sus sucursales.
Municipios que se quedarán sin oficina
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Entre abril y junio: Alía, Aldeanueva del Camino, Cadalso, Caminomorisco, Campo Lugar, Cañamero, Carcaboso, Casas del Castañar, Casas del Monte, Castañar de Ibor, Cuacos de Yuste, Eljas, Garganta la Olla, Guijo de Granadilla, La Cumbre, La Pesga, Membrío, Mohedas de Granadilla, Navas del Madroño, Navezuelas, Perales del Puerto, Riolobos, Serradilla, Talaván, Torrecilla de los Ángeles, Torrecillas de la Tiesa, Torre de Don Miguel, Tornavacas, Torreorgaz y Valverde de la Vera.
Con esas nuevas bajas serán 205 los municipios extremeños que no tendrán ninguna oficina. Eso no significa que pierdan todo el servicio bancario. En buena parte de los pueblos afectados se mantienen cajeros automáticos o agentes de algunas entidades que van un determinado número de horas a la semana. Sin embargo, estas formas atención no están registradas en el Banco de España como oficinas.
Los agentes suelen ser trabajadores autónomos, que prestan el servicio como si de una sucursal se tratase. Es el caso de Eljas, por ejemplo, donde en abril cerrará la oficina de Unicaja. Era la única como tal, pero «no nos quedamos sin servicio, porque hay un agente del Banco Santander, por lo que mantenemos algo», expone Antonio Bellanco, alcalde de este pueblo, que no llega a los 900 habitantes, también de la provincia de Cáceres.
Por provincias
Los pueblos sin oficina bancaria son mucho más numerosos en Cáceres que en Badajoz y no solo porque la provincia cacereña tenga más localidades, también porque son de menor tamaño.
En Badajoz solo hay 34 municipios que no tiene sucursal de ningún banco. El 20,6% de los 165 que hay en la provincia pacense. Mientras que en Cáceres, sumando los cierres de Unicaja que se producirán hasta junio, ya son 171 y representan más del 70% del total de 223 que hay.
Una gran diferencia en la que tiene que ver la fuerte implantación que en Badajoz tienen Caja Rural de Extremadura, Cajalmendralejo y Banca Pueyo. Estas entidades mantienen sus oficinas en muchas poblaciones de menor tamaño. Precisamente, una de las soluciones que se están buscando para evitar que los pueblos pierdan todos sus servicios bancarios es negociar con las cooperativas de crédito para intentar que instalen una oficina o, como mínimo, un cajero en estos municipios. «Antes de ayer (por el miércoles) estuve reunida con Cajalmendralejo para ver la posibilidad de traer algún servicio», comenta Cristina Ramírez, alcaldesa de Alía, pueblo que ronda los 800 habitantes.
El mismo miércoles de esta semana, los alcaldes cacereños fueron convocados por la Diputación de Cáceres para tratar el problema. «Se habló de varias propuestas, pero ahora habrá que esperar», detalla Antonio Muñoz, alcalde de Garganta la Olla, un municipio que tiene algo menos de 1.000 habitantes y en el que el día 25 de abril ya no abrirá la única sucursal bancaria que hay. «Tenemos un agente del Banco Santander, pero el cierre de la oficina nos supone un trastorno importante», añade.
A pesar de su red de agentes, Santander también ha realizado cierres. En el último año se han quedado sin servicio 19 oficinas de esta entidad, un 30% de las que tenía.
En peor situación quedan otros municipios, como Aldeacentenera o Alía, donde con el cierre de las oficinas previsto pierden los únicos servicios bancarios que tenían. «La más cercana nos va a quedar en Trujillo, a casi 35 kilómetros de distancia, porque también cerrarán la de Torrecillas de la Tiesa», dice su alcalde, que cree que será un problema para los vecinos, pero también para los comercios locales y para el propio Ayuntamiento. «Lo teníamos todo con Liberbank (ya absorbida por Unicaja Banco)», detalla.
Al igual que opina la alcaldesa de Alía, Muñoz considera que la instalación de un cajero no es la solución. «Estamos dispuestos a poner a una persona del ayuntamiento para que ayude a quien lo necesite a operar con el cajero, pero lo verdaderamente necesario es la atención presencial», insiste el alcalde de Aldeacentenera, que el día que fue a la reunión de la Diputación tuvo que parar a ingresar dinero por el camino.
En Alía, donde cerrará su única oficina el 22 de abril, tienen la misma sensación. A pesar de su pequeño tamaño tienen un importante movimiento. «Las cooperativas y los veterinarios de la zona necesitan hacer gestiones en una oficina; no nos vale con un cajero», aporta Ramírez, que apunta a Guadalupe –a unos 15 kilómetros– como la localidad más cercana en la que podrán tener atención presencial.
Soluciones y protestas
En Baños de Montemayor, con cerca de 750 habitantes, se han quedado ya sin oficina. Tampoco tienen cajero. Por lo que el Ayuntamiento está valorando la opción de llegar a algún acuerdo con un servicio de taxi que lleve a los vecinos hasta Hervás, a unos diez kilómetros, algún día a la semana para hacer trámites bancarios.
Se trata de soluciones que tienen que buscar los municipios para tratar de facilitar a sus ciudadanos el acceso a los servicios básicos. En algunas localidades son los responsables de los negocios, como los comercios y los bares, los que actúan como un banco y sus clientes les piden que les cobren con la tarjeta más de lo que han gastado o consumido y les entreguen dinero en efectivo al no tener forma de sacar dinero. «Esto no ayuda a luchar contra la despoblación; ponen difícil vivir en los pueblos», entiende el alcalde de Garganta la Olla.
En este pueblo, como en muchos otros de la región, los vecinos han salido a la calle para protestar por el cierre de las oficinas bancarias. Se han repetido concentraciones en Aldeacentenera, Perales del Puerto o Cadalso.
Sin embargo, los planes de ajuste de los bancos continúan adelante y el cierre de oficinas avanza al mismo ritmo que la concentración bancaria.
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