Vecinos a las puertas de la iglesia de Sana María Magdalena este lunes por la mañana. EFE

Último adiós Guillermo Fernández Vara

«Antes de que lo ingresaran se sentaba en el paseo y hablábamos de todo menos de política»

Tal y como deseaba la familia, el pueblo de Olivenza asistió al funeral de su vecino Guillermo en cuanto la seguridad del acto permitió el acceso

Lunes, 6 de octubre 2025

La sede del PSOE de Olivenza, casi enfrente del Ayuntamiento, era este lunes el punto de encuentro para decenas de alcaldes y cargos socialistas. Apenas dista cien metros de la Iglesia de Santa María Magdalena, una de las más hermosas de Extremadura, con unas columnas retorcidas que parecen sogas de un barco. Pero lo sobrecogedor no estaba ahí dentro, sino fuera, entre la puerta del partido y la del templo. Este trayecto empedrado sirvió ayer para que cientos de oliventinos se acercaran a darle el último adiós a Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura durante doce años y conocido en el pueblo como Guillermo.

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Todos tienen alguna anécdota con él. «De chico jugábamos juntos al fútbol sala en el barrio de Los Naranjos. Guillermo era lateral derecho y llevaba el dos. Antes de que lo ingresaran se sentaba con nosotros en el paseo cada día sobre las doce y hablábamos de cosas de aquí del pueblo, de cuando éramos jóvenes, de todo menos de política», ha relatado esta mañana Manuel, de 68 años y que vino a decirle adiós a su amigo de manera discreta, viendo de puntillas la llegada del féretro de su amigo de juventud. A su lado estaba Juan, un suizo que llegó a Olivenza por amor. Se sorprendía de que el presidente de la comunidad autónoma lo saludara cada vez que se cruzaba con él.

Las elites y el pueblo

Ser parte de esa despedida intimidaba en un día como ayer, ya que la plazuela de la Magdalena había sido tomada por los dispositivos de seguridad que desplegaron el presidente del Gobierno y su esposa más cinco ministros. Haciendo de anfitriones, decenas de políticos extremeños, retirados y en activo, que en alguna ocasión de su vida han despachado o confrontado con Vara, que este lunes habría cumplido 67 años.

En el entierro del expresidente no han faltado las elites, con diputados y senadores, directivos de empresas, autoridades de la universidad, altos cargos policiales y los tres arzobispos concelebrando el funeral.

Pero el deseo de la familia era que el pueblo de Olivenza pudiera despedir a su paisano más relevante, por eso media hora antes del sepelio el personal de seguridad infiltrado se fue acercando a quienes observaban a una distancia prudencial esa especie de cónclave de poder y fue diciendo a los vecinos que pasaran al interior si lo deseaban. Una vez dentro, mientras el coro de la Catedral de Badajoz entonaba en un lateral, los oliventinos se fueron colocando a los lados mientras sonaban de fondo las campanas que preludiaban el acto religioso. «Este es el tercer toque, el definitivo, tiene como un ritmo más triste», explicaba Guillerma, conocida como 'Meme', una vecina acostumbrada a interpretar cómo los campanarios marcan el ritmo en los pueblos.

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Coche con autoridades políticas llegando esta mañana a Olivenza. EFE

En la homilía, el arzobispo de Mérida-Badajoz no ha pasado por alto el carácter cristiano de quien fuera secretario general de los socialistas extremeños. «Yo solía ver a Guillermo en misa los domingos», decía 'Meme', que prefirió quedarse fuera. Abrazada a una columna de la portada de la iglesia y aupada en el último escalón, donde aún daba la sombra en una mañana aún demasiado calurosa, vio llegar el coche fúnebre y rompió a aplaudir, como las más de doscientas personas que había en el exterior. A la salida el aplauso fue aun más largo. En realidad había dos vehículos, ya que de uno de ellos solo salieron coronas de flores, 16, que fueron las únicas autorizadas por el protocolo de seguridad. Según la empresa Funevel, llegaron más de cien. Lo mismo las había de su cofradía o de sus compañeros de Medicina, que de la Casa Real, el F. C. Barcelona o el Atlético de Madrid.

'Meme', tres años mayor que él, solo tenía elogios para la naturalidad con la que Guillermo se ha desenvuelto en el pueblo toda la vida, una apreciación en la que este lunes coincidían todos los oliventinos, le votaran o no. «En cuanto lo hicieron presidente le pusieron escolta, pero él en el pueblo no la quería y lo veías solo comprando en el supermercado, con sus pantalones cortos. Era uno más y al que podía lo ayudaba».

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