Borrar
Guillermo Fernández Vara, en la sede del PSOE extremeño, en mayo de 2023. J. M. ROMERO

Guillermo Fernández Vara: un presidente para todos los extremeños

Extremadura despide a un líder político que antepuso siempre el diálogo a la confrontación destructiva

Ana B. Hernández

Domingo, 5 de octubre 2025, 07:30

Vara cogía el móvil a un periodista también cuando era presidente. En el particular micromundo de las relaciones de políticos y periodistas, la comunicación es fluida cuando los primeros se encuentran en tareas de oposición. No digamos si se enfrentan a una campaña electoral. Después, cuando asumen labores de gobierno, la situación suele variar en no pocos casos y la comunicación comienza a flojear en otros muchos más.

Con Guillermo Fernández Vara no ocurrió. Fue el mismo en campaña, en oposición y en gobierno. No dejaba una llamada sin responder ni un mensaje sin contestar. Tampoco cuando sabía de antemano que una y otro eran incómodos. Sus maneras educadas y su forma de entender el compromiso y la responsabilidad se lo impedían.

Posiblemente en estos últimos tiempos no hubiera estado cómodo en una Asamblea que abandonó de manera voluntaria. La crispación al alza que se plasma en los debates parlamentarios, cada vez más salpicados de calificativos gruesos, cuando no de insultos directamente, tenían poco que ver con el hombre que antepuso siempre el diálogo al enfrentamiento y que evitó la confrontación destructiva, pese a que ello se confundiera con la tibieza que tantas críticas le ocasionó.

Sus primeros saludos cuando llegaba a cualquier acto no eran casi nunca para las autoridades invitadas. Solía comenzar por los vecinos, ciudadanos anónimos casi para todos, pero en muchos casos no para él. Cuando dejó de ser presidente en 2023, tras el pacto de gobierno de PP y Vox que sacó al PSOE de la Junta, su conductor le dio un trozo de papel en el que había una única cifra escrita: 3.026.257. Son los kilómetros que Guillermo Fernández Vara (Olivenza, 1958) recorrió en la región ejerciendo como responsable político. Primero como consejero, después como presidente de la Junta.

Kilómetros que si se tradujeran a horas serían más de 30.000; a días, más de 1.250, según los cálculos que hizo el propio Vara. Casi cuatro años de vida pateando de norte a sur y de este a oeste Extremadura. Su conocimiento del territorio era profundo. También de sus gentes. Contaba que su formación como médico, era forense de profesión, le había ayudado mucho a entender la naturaleza humana.

Quizás por eso alcanzó el mayor logro al que puede aspirar cualquier político: traspasar sus siglas. Vara consiguió ser más que el PSOE, aunar votos de centro, derecha e izquierda, y ejercer como presidente de todos los extremeños respaldado con un apoyo social incontestable: en sus primeras elecciones como candidato, en 2007, logró el 53% de los votos, 38 diputados frente a los 36 de Ibarra de 2003.

Solía decir que él eligió a la medicina y que la política le eligió a él. Pero también que la igualdad de oportunidades fue algo que le obsesionó desde joven, así que no resulta en realidad extraño que Guillermo Fernández Vara se decantara por una actividad, aunque hoy lamentablemente denostada, desde la que contribuir a mejorar la vida de los demás.

Se educó en el colegio de los jesuitas de Villafranca de los Barros y se licenció en Medicina y Cirugía en 1983 en Córdoba. Estudiante aplicado, número uno de la décima promoción de médicos forenses del Centro de Estudios Judiciales, ingresó por oposición en el cuerpo nacional de su especialidad en 1986; dos años después logró la plaza con destino en Extremadura y solo uno más tarde obtuvo el grado mediante tesina de licenciatura, con calificación de sobresaliente.

Vara se afilió al PSOE cuando regresó a su Olivenza natal tras los estudios y compaginó su trabajo como forense con la presidencia de la Asociación Estatal de Médicos Forenses y la dirección de la Unidad Docente de Medicina Legal de la UEx, entre otras funciones, hasta que fue fichado por el entonces presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, su vecino en la pedanía de Santo Domingo. Con él inició la trayectoria política.

Trayectoria política

Primero como director general de Salud Pública en 1995, después como consejero de Bienestar Social y más tarde de Sanidad hasta suceder a Ibarra en todos los frentes.

En 2007 se convirtió por primera vez en presidente de la comunidad autónoma y en 2008 fue elegido secretario general del PSOE de Extremadura. Durante 16 años lideró región y partido y pudiera pensarse que una y otra cosa le fueron fáciles. Pero no fue así. No solo porque coger el testigo de Ibarra pesaba mucho, sustituir al único presidente que había tenido Extremadura, al todopoderoso político que había dirigido la región durante 24 años consecutivos, sino porque el PSOE perdió por primera vez la Junta con Vara como candidato en 2011, cuando se sometió a votación su gestión.

Pero este futbolero, seguidor del Barça, no tiró la toalla, se fue cuatro años a la oposición, nunca antes un líder socialista había estado en esa bancada del hemiciclo, y acató con humildad la bajada de peldaños tras haber alcanzado el poder.

Se sacó la espinita en 2015, recuperó el gobierno para el PSOE y asentó su liderazgo en el partido, cuando venció en las únicas primarias a las que ha tenido que someterse para seguir siendo el secretario general. Gobernó en minoría, con acuerdos con la derecha y con la izquierda, mostrando su manera de ser y hacer, y en la convocatoria electoral de 2019 logró la mayoría absoluta. En 2023, PSOE y PP empataron con 28 diputados, pero los cinco de Vox convirtieron a María Guardiola en presidenta de la Junta.

Vara ya había anunciado que esta vez no volvería a liderar la oposición y dejó la Asamblea, abriendo paso en el PSOE a un nuevo liderazgo. No obstante, continuó en política, como senador autonómico, y compaginó su actividad con la docencia. Su regreso a la Universidad le hizo feliz y le ayudó a enfrentar el envite que le tenía preparado la vida.

Al poco de dejar la Asamblea le diagnosticaban cáncer. «Estoy dispuesto a la batalla con la enfermedad», les dijo a sus compañeros de siglas. Y la libró sin desatender siempre que le fue posible su labor política en el Senado, sus clases en la Universidad y los actos de partido, para contribuir con su presencia al fortalecimiento de un PSOE con el que no siempre estuvo de acuerdo, pero al que fue leal hasta el final. Sus críticas, decía, de puertas para adentro.

Pero sin duda el mayor empuje para la gran batalla se lo dieron los suyos. Vara hablaba con admiración de su mujer, con orgullo de sus hijos y con un amor desbordante de sus nietos. Sus abrazos, decía también, eran la mejor medicina.

Extremadura despide con tristeza a Guillermo Fernández Vara, a un hombre bueno, a un político de maneras sosegadas y voz calmada, a un líder que situó los encuentros por encima de las ideologías. Descanse en paz.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy Guillermo Fernández Vara: un presidente para todos los extremeños

Guillermo Fernández Vara: un presidente para todos los extremeños