Una generación en plena forma: los mayores de 64 años ya son el 23,2% y cada vez más activo
El mes de octubre se dedica a un colectivo que aprovecha el fin de la etapa laboral para seguir formándose, viajar y divertirse
Sin llegar al nivel de Carlos Soria, que este martes hablará en Badajoz sobre su reciente cumbre en el Manaslu, un pico de más de ... ochomil metros que ha vuelto a subir a sus 87 años, la cantidad de abuelos que tienen una agenda llena de actividades crece cada año.
Los ejemplos están por todos lados. La semana pasada se abrió el plazo para elegir viaje del Imserso, el programa anual de turismo activo diseñado por el Gobierno para los jubilados. Según contaban a este diario en las agencias, los usuarios ya no son como hace veinte años. «Cada vez son más autónomos, muchos ya solo reservan el transporte y el hotel y luego hacen turismo por su cuenta, lo mismo cogen un coche de alquiler entre unos cuantos que usan el transporte público para moverse solos por las ciudades, van por libre», decía Maribel Bermejo, de Viajes Traventure, en Badajoz. Pero no solo es cuestión de que están en mejor estado de salud física y mental, sino que empieza a haber mayores a los que no les afecta la brecha digital y reservan su propio viaje por Internet con su portátil y sus claves, sin pasar por la agencia de viajes.
Octubre es el mes del mayor. Se debe a que el 1 de octubre se celebra el Día Internacional de las Personas Mayores, fecha proclamada por las Naciones Unidas en 1990 para honrar la contribución de esas generaciones, concienciar sobre los desafíos del envejecimiento y promover políticas que mejoren su calidad de vida y garanticen sus derechos.
Pepa Dueñas, que ha visto evolucionar la Feria de los Mayores en Badajoz desde hace 27 años, aporta esta sugerencia: «Lo más importante es que dejemos de ver la vejez como una etapa de pérdida y empecemos a verla como una etapa de plenitud».
Si ya resulta una frase hecha aquello de que los 50 años son los nuevos 40, el tópico se puede extender hasta los 80 años como los nuevos 60. Las estadísticas sobre esperanza de vida podrían respaldar esta exageración.
«Envejecer bien es posible y este es un colectivo que puede aportar y cubrir muchos huecos en la sociedad»
Pepa Dueñas
Directora de Ifeba
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado a principios de este mes apunta a ese aumento de la edad de la población y cómo este nuevo escenario supone un reto para los países y su organización. Los cálculos de la OMS son que en 2030 una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese momento, el grupo de población de más de 60 años habrá subido de 1.000 millones en 2020 a 1.400 millones. Y en 2050, la población mundial de personas de 60 años o más se habrá duplicado (2.100 millones). Asimismo, se prevé que el número de personas de 80 años o más se triplique entre 2020 y 2050 hasta alcanzar los 426 millones.
En Extremadura, en 1985 el 13,6% de la población tenía 64 años o más, un índice que en 2025 es ya del 23,2% (244.528 personas), casi uno de cada cuatro extremeños, según la estadística de Datosmacro, que habla de que a diciembre de 2024, había en Extremadura 14.498 hombres de entre 80 y 84 años y 20.474 mujeres en ese mismo tramo de edad. Solo en esta comunidad, según los últimos datos del INE, hay 15.475 personas mayores de noventa años, de las que 482 tienen más de cien años. De nuevo las mujeres se revelan como más longevas en una proporción de tres de ellas por cada hombre.
No caben en las aulas
En Badajoz hay un edificio que puede ser la metáfora perfecta de la presencia de los mayores en la sociedad, no solo en la pirámide poblacional. En el Centro Joven, junto al Paseo Fluvial, el Centro de Mayores de esta barriada ha 'colonizado' parte de este inmueble porque no dan abasto programando actividades mientras a los que podrían ser sus nietos les sobra espacio.
Pero si hay una institución que ejemplifica el empuje del mundo 'senior' es la Universidad de Mayores, que en Extremadura está rompiendo todos los moldes desde su creación en 1999 También tiene 27 años de existencia y la cifra de alumnos no para de crecer. Tras la pandemia de 2020 se disparó hasta los 1.700 matriculados; el curso pasado batió su récord con 3.524 alumnos repartidos en ocho sedes, siendo superada solo por la de la Comunidad de Madrid; y este año, en que la cifra ha vuelto a tocar techo con 3.954, su director, José María Corrales, cree que la extremeña podría ser la universidad de mayores con más estudiantes de España. «Esto ya nos presenta un problema, empieza a ser preocupante. En las ocho sedes hemos tenido que buscar nuevos centros. En el Centro Universitario de Plasencia, por ejemplo, ya no cabemos».
Para Corrales este crecimiento es una gran noticia por un lado porque refrenda la gran idea que fue crear una Universidad de Mayores, lo que constata las ganas de hacer cosas durante el último tramo de la vida, pero esa desbordante ilusión les plantea un problema de organización. «¿Cómo cortas, cómo filtras? No se puede hacer una prueba de acceso para quedarnos con los más brillantes, ¿o descartamos a los que ya fueron en su día a la universidad?», se pregunta Corrales, director hace cinco años.
Y es que una de las tendencias, señala, es que ahora se matricula gente ya licenciada de joven, cuando en los inicios solo venían quienes no habían ido antes a la universidad. En la actualidad la edad mínima para matricularse es 56 años, por lo que tampoco descartan elevar ese umbral.
«No se quieren perder los viajes»
La tasa de matrícula son 90 euros (110 en postgrado) y cada alumno cursa al año 8 asignaturas que combinan estudios sociales, ambientales o económicos. Reciben clase a un ritmo de cuatro horas repartidas en dos días a la semana. «A ellos les parece poco», declara Corrales. Así que para aumentar la carga lectiva se apuntan a actividades fijas como el coro, teatro o arqueología, por citar algunas. «Por supuesto, los viajes no se los quiere perder nadie y eso también es un problema porque no puedo meter a tanta gente de golpe en Trujillo, Guadalupe, Monfragüe, Cáceres, el interior de la presa de La Serena... así que hay que hacer varios».
Durante la apertura del curso 2025/26 la directora de Universidades de la Junta de Extremadura, Esther Muñoz, cambió el término de 'envejecimiento activo' por el de 'rejuvenecimiento activo'. Según ilustra José María Corrales, «hay todo un movimiento de gente que se apunta a la universidad con deseo de aprender que deja la comodidad del sofá de su casa a las cuatro de la tarde y se arregla para ir a la universidad».
Estos estudiantes tienen de media 69 años, edad que va subiendo cada curso. Otra característica del perfil es que el 70% son mujeres, ya que abundan los grupos de amigas, observa el director.
«Hay un movimiento de gente mayor que deja la comodidad del sofá de su casa a las cuatro de la tarde y se va a la universidad»
José María Corrales
Director de la Universidad de Mayores
Además, en estos momentos, la Universidad de Mayores de Extremadura tiene dos alumnos de 92 años y no faltan jubilados que han sido importantes directivos de organismos y empresas o altos funcionarios que 'regalan' su experiencia y anécdotas como alumnos al resto de la clase, por eso Corrales, que imparte 'biodiversidad y geodiversidad' en Cáceres, cree que «la experiencia universitaria a edad avanzada es muy enriquecedora».
«Todos vamos hacia esa etapa»
Los centros de mayores, las asociaciones de vecinos, los clubes deportivos con categorías 'máster'... cada año multiplican su oferta de actividades porque la demanda existe. Pero si hay un evento que ha visto esta evolución es la Feria de Mayores que cada año se celebra en la Institución Ferial de Badajoz (Ifeba).
Su directora, Pepa Dueñas, señala que «la feria, durante este tiempo, ha cambiado tanto como lo han hecho los mayores. Hace 27 años el perfil era muy distinto, las actividades estaban más centradas en la salud y la atención social. Hoy, sin embargo, nos encontramos con una generación más activa, preparada y con una enorme vitalidad. En estas nuevas generaciones, llamadas 'Silver', se encuentran grandes profesionales, hombres y mujeres ya jubilados, médicos, catedráticos, profesores, ingenieros, financieros, artistas…».
Por ello, la tecnología, el arte, los hobbies, el voluntariado, las charlas o la música se han incorporado a la programación paulatinamente. Para Dueñas «todos vamos hacia esa etapa». Y lo que ella aprecia desde los inicios de la feria es que «envejecer bien es posible, y además es un colectivo que puede cubrir muchas necesidades en la sociedad actual». En su opinión, «es una generación que no se resigna a quedarse al margen. Tiene energía, formación y ganas de vivir plenamente».
Rafael Crespo, 69 años, petanca, baile, gimnasia, talleres, la hermandad...: «No me dan las horas del día»
Solo escuchar la agenda de Rafael Crespo resulta agotador, y eso que en noviembre cumplirá setenta años. Los lunes por la tarde, entre las seis y las ocho y media, este pacense tiene pintura con una profesora particular que le esta enseñando la técnica al óleo en la barriada de Guadalupe.
Los martes y jueves, gimnasia por la mañana durante algo más de una hora en el Centro de Mayores de la barriada de La Paz, que usa parte del Centro Joven. «Estamos de media unos treinta, y aunque hay día que venimos a gimnasia solo quince, otra veces somos cuarentaycinco», dice. Esos dos días de la semana, pero por la tarde, la quedada es en la puerta de este mismo lugar para jugar a la petanca.
Las mañanas de los miércoles Rafael las dedica a los bailes regionales. No es el único que practica, ya que los martes también acude a bailes de salón, modalidad nueva para él, ya que el año pasado iba a bailes latinos.
Además, Rafael preside la Hermandad de San Isidro, donde este sábado se ha presentado a la reelección porque nadie da el paso para ocupar este cargo. «La gente no quiere complicarse, así que no hay más remedio, yo prefiero estar entretenido que si no...».
Rafael fue electricista toda su vida hasta que sacó una plaza en la Confederación Hidrográfica del Guadiana, de donde salió a los 65 años. «En cuanto me jubilé ya tenía planes», cuenta a este diario.
Hay que señalar que su mujer no se queda atrás en actividades. «Ella va a diario a manualidades, o bien prepara el belén para concursar en navidades, y cuando se acercan los carnavales se busca una ocupación preparando trajes y caretas. Yo también colaboro y a ver si no terminamos saliendo en una comparsa algún año».
Rafael, que tiene dos hijas, hace 17 meses que es abuelo. Según cuenta, también hace de canguro al menos dos días a la semana.
Pese a semejante volumen de ocupaciones, este pacense piensa que su caso no es una excepción. «Aquí estamos muchos así, hay mucha actividad. A mí en mi caso me faltan horas del día», asegura refiriéndose a los que le acompañan esa tarde en la pista de petanca.
Según Rafael, en Badajoz ocurre que «muchos no quieren ir a los centros de mayores porque dicen que es para viejos, pero hay muchas actividades que yo veo que funcionan muy bien, desde petanca a tiro con arco... hay muchas. El que se aburra es porque quiere. Otros se van a echar el café y ya está, pero en mi caso siempre tengo cosas que hacer», cuenta este abuelo que arranca cada mañana a las ocho y hay días que desayuna en casa y otros que prefiere hacerlo en el bar.
En cuanto a viajes, concluye, en alguna ocasión se ha apuntado a los del Imserso, pero no es una actividad que le motive, salvo aquellos que salen de 'termalismo social', «a esos viajes voy dos veces al año», señala Rafael antes de volver a su partida de petanca.
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