

Secciones
Servicios
Destacamos
Jerifaltes de cerca y de lejos, actuales y pasados, quizás también alguno futuro, se juntaron este viernes en Extremadura para hacer profesión de fe europeísta ... y convertir a un rincón verde, bonito y frío de la comunidad autónoma en el foco de la dirigencia y la diplomacia europeas e iberoamericanas. Ocurre cada año, siempre en el mismo sitio, el monasterio austero que entre otras mil opciones posibles, eligió para retirarse del mundanal ruido el emperador Carlos I de España y V de Alemania. Ahí se entrega cada 9 de mayo, Día de Europa -si la agenda del Rey de España lo permite- el premio Carlos V que concede la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, en un acto presidido por Felipe VI, que no ha faltado a ninguna edición desde que sucedió a su padre en el trono. Y en estos tiempos de geopolítica global confusa y preocupante, de belicismo evidente y latente (Ucrania, Gaza, Pakistán, Siria, África, Trump, Putin...), y de líderes políticos que nunca ganarán un Nobel, la Fundación eligió conceder su distinción a Josep Borrell, la voz y el criterio de la UE en los últimos años en materia de política internacional.
Su voz, habitualmente sincera y directa, se alzó en Yuste con la misma claridad con la que viene expresándose desde hace tiempo. En un acto de guion rígido en el que casi todo se repite cada año, la novedad la ponen los discursos. En 18 ediciones -la primera fue en 1995, hace 30 años-, los ha habido brillantes, pesados, largos, cortos, típicos, innovadores, clásicos, ricos, pobres, poéticos... Al grupo de los buenos pasa el de Borrell, que es ingeniero aeronáutico y economista, y que tiene un currículum institucional como pocos en España. Hasta hace unos meses fue Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, y antes presidió el Parlamento Europeo (en la primera mitad de la legislatura 2004-2009), y ha sido ministro dos veces. Y antes de todo eso fue concejal en Majadahonda.
En el primer minuto de su discurso, el premiado hizo de sí mismo, o sea, de autoridad sin pelos en la lengua, al aludir a la guerra de Gaza y afirmar que «ya no podemos llamarla simplemente guerra, sino masacre indiscriminada de civiles con la explícita intención de liquidar a un grupo humano2. Se declaró «honrado por estar en Extremadura, que ya no es tan extrema ni tan dura», dijo Borrell antes de entrar en materia y analizar el pasado, presente y futuro de Europa y el mundo. «La gran cuestión para los europeos ya no es la paz entre nosotros. Eso ya lo hemos conseguido y no lo damos suficiente importancia. Ahora, la gran cuestión es nuestra relación con el resto del mundo. Y tendremos que hacer un gran esfuerzo para adaptarnos a los choques que nos llegan de fuera. Y los dos grandes choques que hoy sufrimos son los de Trump y Putin, personajes que cada uno a su manera, representan el viejo imperialismo del siglo XIX. Los he tratado a los dos y debo decirles que uno es mucho más inteligente y taimado que el otro. Pero el otro no lo sabe». «Putin -añadió- es un déspota que se ha vuelto más peligroso tras su fracaso militar en Ucrania, y Trump el maestro del caos, que ha pasado de aliado a adversario».
Su intervención fue extensa pero brillante, cargada de información, reflexiva, predictiva y hasta íntima, como cuando recordó la madrugada de febrero de 2022 en que le sonó el teléfono y le dijeron «Están bombardeando Kiev», o cuando admitió que los resultados de sus años de trabajo en las instituciones «están muy lejos de los que hubiera deseado y necesitamos». Repasó Borrell su gestión y su opinión sobre el conflicto desatado tras la invasión rusa de Ucrania y sobre la situación en Gaza tras la reacción israelí al atentado de los terroristas de Hamás.
Josep Borrell
Premio Carlos V 2025
«El abandono por parte del presidente Trump a Ucrania, asumiendo la mayor parte de las reivindicaciones de Putin, coloca a los europeos en una posición difícil», advirtió Borrell antes de lanzar un aviso a navegantes: «Hay que ser claros: sin una paz que preserve la independencia y la libertad de Ucrania, no estaremos seguros en Europa». Sobre Gaza, dejó clara su opinión: «Israel ha sobrepasado todos los límites», y está protagonizando, afirmó, «la mayor operación de limpieza étnica desde la II GM para crear un lugar de vacaciones». «El horror de Hamás no justifica el horror de la respuesta de Israel», zanjó el galardonado de este año en un discurso que fue aplaudido durante 38 segundos. Lo cerró recordando a los nuevas generaciones de europeos que «la paz tiene un precio y no es el estado natural de las cosas, lo es el conflicto, y para hacerle frente hacen falta capacidades que son solo las intelectuales». «Europa es más que nunca la tierra de la libertad».
Josep Borrell
Premio Carlos V 2025
Tras él, habló el Rey, que destacó «la defensa de la paz, la democracia y los valores europeos» de Josep Borrell, al que definió como «una persona profundamente sincera, para quien el compromiso es un principio vital que guía todas sus acciones y decisiones, apasionado del deporte, hombre de diálogo y de escucha, racional y analítico». «Europa -siguió Felipe VI- nos ha dado mucho, es el momento de corresponder, de devolverle todo lo que nos ha ofrecido. Europa es un faro de integridad en un mundo cada vez más sombrío, en el que los derechos y libertades se encuentran amenazados».
Felipe VI es la primera autoridad en una ceremonia que reunió a ministros y exministros, presidentes y expresidentes, de aquí y de allá. Así son los premios Carlos V, la cita que más gente poderosa reúne cada año en Extremadura. A la cabeza siempre el Rey, al que cada año recibe en la explanada de acceso al monasterio un grupo de niños de colegios de la zona. También adultos convocado por Plena Inclusión. Son ellos quienes ponen la algarabía y sirven la foto de Felipe VI saludándoles. A partir de ahí, todo es seriedad y rigor, en una ceremonia ceñida al protocolo y el programa.
La semblanza del premiado la leyó Mariano Rajoy, uno de los expresidentes que asistió al acto. Coincidió con Felipe González, que recibió el Carlos V en el año 2000. Lo tienen también Javier Solana y Marcelino Oreja, y al grupo de españoles se une ahora Borrell, que acudió al acto acompañado por su esposa, Cristina Narbona.
González, Rajoy, Solana, Oreja, Borrell, Narbona, también Rodríguez Ibarra, y Ramón Jaúregui... Son nombres de la política española de otro tiempo, reunidos este viernes en Yuste, junto a algunos de los que llevan hoy con mayor o menor responsabilidad las riendas de España y Europa. Estuvo Teresa Ribera, exministra de Pedro Sánchez y actual número dos de la Comisión Europea (su cargo es del vicepresidenta ejecutiva para una Transición Limpia, Justa y Competitiva); el ministro Óscar López, la presidente del Consejo General del Poder Judicial, Isabel Perelló Doménech, el obispo de Plasencia Ernesto Brotóns, y representantes diplomáticos de casi una veintena de embajadas europeas e iberoamericanas (Alemania, Austria, Bélgica, Bolivia, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Francia, Grecia, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumanía...).
Resultó curioso, casi extemporáneo vista la relación actual de los principales partidos políticos del país, escuchar al popular Mariano Rajoy haciendo la semblanza de un socialista de pedigrí como Borrell. «Estar en Yuste nos llena de orgullo y satisfacción a quienes creemos en Europa estar», dijo Rajoy, despertando alguna sonrisa por esa frase propia del Rey Emérito. «La UE representa los valores superiores que hacen mejor al ser humano», afirmó el expresidente popular, que apostó por «preservar nuestras democracias de los ataques que está recibiendo, porque la democracia no es solo votar».
«Si alguien ha trabajado por una integración y una mejor Europa, ese ha sido José Borrell», le regaló Rajoy al premiado, del que destacó tres cualidades: «su carácter polifacético, su identidad múltiple y no una visión excluyente, que le permite ser profundamente catalán, rabiosamente español y europeo, y su criterio».
Como era de esperar, en el acto se coló la figura del papa, al que aludió el Rey. «Es muy significativo, entre otras consideraciones, no solo por tratarse del primer papa nacido en los Estados Unidos, sino también por su fuerte vínculo con Iberoamérica. El nuevo pontífice ha expresado su deseo de una Iglesia que construya puentes, que fomente el diálogo y que sea siempre portadora de paz».
Tras el monarca, el cuarteto de cuerda de la Orquesta de Extremadura y la soprano Mar Morán interpretaron el himno de la Unión Europea, esa institución en su hora clave que explica por qué cada año, Yuste, Extremadura, son el centro institucional y diplomático del continente durante una mañana.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran a una mujer de 79 años muerta desde hacía varios días en su domicilio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.