Extremadura puede presumir de Orquesta

De repente, la batuta de Andrés Salado, el director titular y artístico de la orquesta, marca un compás, y la melodía armónica da un giro hacia el misterio y lo tenebroso. «Es lo característico de la pieza que estamos interpretando, donde la variación con diferentes temáticas es la protagonista», destaca el músico Santiago Pavón.

Son 24 las variaciones musicales que la orquesta al completo tiene que interpretar en la pieza de Rajmánonov 'Rapsodia sobre un tema de Paganini'. Este fue uno de los temas que la OEx ha interpretado recientemente acompañada al piano por Konstantin Scherbakov, el prestigioso pianista ruso.

Todo un logro que parecía lejano hace 23 años, cuando se fundó la Orquesta. «Hemos crecido mucho en calidad y en proyección en los últimos años, sobre todo desde 2002», destaca Pavón, violinista cacereño que pertenece a la agrupación desde sus inicios.

Fue una convocatoria de la Junta de Extremadura lo que marcó el comienzo de una orquesta que pese a su juventud puede presumir de estar al más alto nivel nacional e internacional. Así lo demuestra su presencia los eventos más importantes de la región como el Festival de Teatro Clásico de Mérida, el de Jazz o el Flamenco y Fado, junto a su presencia en varias obras de cine.

Pero antes, todo comenzó con la Quinta Sinfonía de Beethoven. Fue una de las piezas que interpretaron los 51 integrantes de la agrupación de entonces en la Basílica del Real Monasterio de Guadalupe, donde la orquesta se presentó en sociedad.

«Es una melodía enigmática y muy simbólica no podía faltar en este día», recuerda Pavón. Ese día este músico apenas superaba los 20 años y lo recuerda como el inicio de un camino que la música iniciaba en Extremadura.

Aquellos músicos no contaban entonces con referencias musicales dentro de la región, la mayoría se habían formado en otras comunidades autónomas.

«Era una época muy concreta, no había figuras internas más allá de los profesores de los conservatorios, tampoco existía por entonces la Orquesta Joven...», subraya el violinista.

El hecho de empezar de cero abrió la puerta a músicos de otras regiones y países. «Esto ha sido muy enriquecedor para el grupo, vinieron intérpretes gallegos y valencianos, zonas con gran tradición musical, y tras más de veinte años nosotros estamos consiguiendo crear esta misma tradición aquí», rememora Pavón.

Lo normal en una formación musical de estas características es que la compongan alrededor de 80 músicos, cifra a la que la OEx llega en muchos de sus conciertos gracias a la contratación de refuerzos puntuales.

Pero la plantilla actual cuenta con 55 músicos, cuatro más en sus inicios. Una cifra que puede ampliar hasta los 57 ya que son las plazas oficiales que existen actualmente.

Unos profesionales, que con el trabajo de los últimos años han logrado mitigar el estereotipo que hay alrededor de lo sinfónico. «La gente siempre ha vinculado las orquestas con la 'aristocracia intelectual', pero hemos logrado abrirnos al público», subraya.

De esta forma, el público es cada vez más diverso gracias a las secciones infantiles o juveniles que tiene la orquesta. Una labor que completa también la Orquesta Joven, gracias a la cual las nuevas generaciones de extremeños ya tienen las referencias musicales en la región que músicos como Pavón en su día echaron en falta.

Los trabajos que han desarrollado en los últimos años también han sido de gran ayuda para eliminar el estigma elitista que rodea a las orquestas, y de paso les ha ayudado a llegar a más gente.

La OEx no solo trabaja para los ciclos de conciertos que ofrecen semanalmente en los Palacios de Congresos de Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia y Villanueva de la Serena. También han grabado numerosas piezas para el cine, o la televisión, en plataformas como HBO o Netflix. La última interpretación fue para 'Que baje dios y lo vea', el film del pacense Curro Velázquez.

«Es algo muy complicado de hacer, el lenguaje que se utiliza es más propio del cine que de la música clásica, pero debe estar todo muy sincronizado para que cuadre con la imagen. Es realmente difícil, pero es un trabajo que nos está dando numerosas satisfacciones», destaca Santiago Pavón.

Los directores que han pasado por la orquesta hasta ahora han sido los encargados de unificar criterios y dar a la orquesta la visibilidad que tiene dentro y fuera de la región.

Detrás del trabajo de los últimos tres años está Andrés Salado, que considera que la orquesta se encuentra en un buen momento artístico. «Nuestro crecimiento es señal del compromiso, evolución y exigencia que tenemos con el público extremeño», cuenta.

Para el director, la orquesta se ha logrado convertir en el patrimonio cultural de todos los extremeños y así lo sienten también los músicos. «Lo complicado y enriquecedor de la agrupación es prestar servicio a todos los sectores de una región muy extensa», cuenta el trompista Gustavo Castro, que llegó a la agrupación desde Galicia en el año 2015. «Estamos en continuo crecimiento, cada semana tenemos a un director y un repertorio diferente, por lo que el crecimiento personal es enorme y esto nos da la posibilidad de enfrentarnos a diferentes situaciones artísticas».

El nivel que ha alcanzado la orquesta les lleva a hacer conciertos todas las semanas, donde cuentan con directores invitados y solistas. De lunes a jueves los músicos ensayan en el Palacio de Congresos de Badajoz, donde tienen su sede desde que este se construyó.

Detrás de las horas de ensayo hay otras mucha de estudio de partituras. «Hay un trabajo individual en casa que la gente no ve y que es necesario para llegar a un nivel tan alto», explica Castro.

Más allá de estos ciclos musicales la OEx puede presumir de fomentar la música entre niños y jóvenes con iniciativas como la apertura de puertas a escuelas durante sus ensayos generales. Estos reciben charlas que ofrece Santiago Pavón. «Es una manera de acercarles el repertorio y que conozcan el contexto y de las obras», afirma Pavón. 

Una iniciativa más que demuestra que la OEx pese a su juventud ha crecido y está haciendo crecer a los extremeños en calidad cultural.