Extremadura produce el 20% de la hoja de tabaco de toda la Unión Europea

Un porcentaje que es prácticamente el mismo que representa España, ya que el 98% de todo el tabaco nacional sale de Extremadura. Solo Italia supone un mayor porcentaje de la producción a nivel europeo, donde también Polonia y Grecia tienen un peso destacado en este cultivo.

En el pasado mes de marzo, la compañía Philip Morris, lider del sector de la venta de cigarrillos –con marcas como Marlboro o Chesterfield en su cartera– certificó la hoja de tabaco que se cultiva en Extremadura para su uso en los productos de tabaco calentado. Una adaptación a la evolución de las preferencias de los consumidores con la que los productores extremeños pretenden garantizar el futuro de sus explotaciones agrarias.

Es un movimiento que, si se analiza el movimiento del mercado, tiene una explicación muy sencilla. Los alternativas de consumo de nicotina sin humo –entre los que están los dispositivos de tabaco calentado, los vapeadores y las bolsitas de tabaco que se introducen en la boca– van ganando presencia en las ventas de las empresas. En España, donde la comercialización de las bolsitas de tabaco todavía no está permitida, cada vez se venden más cajetillas de consumibles de tabaco calentado. «Es cierto que estamos vendiendo menos dispositivos, en parte porque los clientes que los usan ya los compraron y en parte porque han subido de precio después de las promociones iniciales, pero sí vendemos más cargas para estos aparatos electrónicos», explican desde un estanco de Badajoz.

Una afirmación que respaldan los datos que ofrecen las tabaqueras. «En España tenemos 450.000 usuarios de Ios aproximadamente y todavía ocho millones de fumadores», detallan desde Philip Morris sobre su dispositivo de tabaco calentado para el año 2024. El crecimiento de estas alternativas sin humo está siendo menor en nuestro país que en otros mercados. A nivel mundial, esta multinacional calcula que son cerca de 39 millones de personas las que consumen tabaco sin recurrir a los cigarrillos tradicionales.

Se trata de un volumen muy elevado y que, además, se mueve al alza: solo en 2024, según Philip Morris, los usuarios de dispositivos de tabaco calentado se han incrementado un 11%. En esa misma línea, calculan que hasta 23 millones de sus clientes en todo el mundo han dejado los cigarrillos tradicionales y se han pasado al tabaco calentado. «Queremos que los cigarrillos se conviertan en una pieza de museo», repitió en más de una ocasión en un acto celebrado en mayo con periodistas de diferentes países Tommaso di Giovanni, vicepresidente de comunicaciones de Philip Morris Internacional.

En España, la encuesta Edades que publica el Ministerio de Sanidad, recoge que el consumo de tabaco está en mínimos de los últimos 30 años, pero que al mismo tiempo crece el uso de las alternativas electrónicas.

Unos datos que reflejan el potencial de estos productos y, de la mano, la importancia que representa para los productores extremeños de hoja de tabaco. De hecho, con la certificación del cultivo de la región se pretende mantener una actividad tradicional, pero también con un peso destacado en la economía regional: el cultivo de hoja de tabaco y su primera transformación aporta de manera directa 46 millones de euros al PIB de Extremadura; una cifra que se incrementa por encima de los 90 millones si se tiene en cuenta el impacto indirecto y el inducido. En total, casi un 3% del PIB agrícola. Su incidencia en el mercado laboral se sitúa cerca de los 1.900 empleos.

«Estamos convencidos de que el tabaco en Extremadura tiene futuro y, lo más importante, tiene continuidad para las nuevas generaciones de cultivadores», manifestó Cesare Trapiella, director de hoja para Europa de Philip Morris, en el acto que se organizó en Talayuela a finales de marzo para informar sobre la certificación.

La apuesta de las tabaqueras por las alternativas sin humo parece clara. Esta misma compañía aspira a obtener que en el año 2030 dos terceras de sus ingresos provengan de estos productos. Al cierre de 2024 no llegan a ser el 40% y en 2015 estaban por debajo del 1% de su volumen de negocio.

Pero, ¿cuáles son esas alternativas sin humo? ¿Qué son los dispositivos de tabaco calentado y qué son los consumibles de estos aparatos electrónicos? ¿En qué se diferencian de los cigarrillos tradicionales?

En España se comercializan en los estancos dos tipos de productos para el consumo de nicotina sin humo: los cigarrillos electrónicos y los dispositivos de tabaco calentado.

Los primeros son los vapeadores, que no llevan tabaco y con los que sus usuarios inhalan un vapor que se extrae de un líquido aromatizado que también lleva nicotina. Pueden ser aparatos desechables o recargables, cuyas cargas también se pueden adquirir en los estancos.

Sí llevan tabaco, similar al de los cigarrillos tradicionales, los consumibles de tabaco calentado. Su aspecto es muy parecido al de un cigarrillo, incluso con un filtro, pero de menos de la mitad de su tamaño. Para su consumo es necesario un dispositivo dotado con una resistencia que calienta el consumible sin llegar al punto de combustión. El consumidor, a través del filtro, inhala la nicotina con el vapor que se produce, ya que el tabaco no llega a quemarse y no se genera humo.

Esa ausencia de humo es en la que Philip Morris se apoya para asegurar que el consumo de estas alternativas presenta menos riesgos para la salud que fumar. «Tenemos estudios que avalan al tabaco calentado como una alternativa menos dañina que el cigarrillo de toda la vida», aseguran desde la tabaquera.

Sin embargo, también reconocen que todavía carecen de estudios a largo plazo sobre los efectos de los vapeadores y el tabaco calentado sobre la salud. Sí advierten que su uso no es inocuo. La comunidad médica insiste en esa idea de que son productos nocivos para la salud y advierte que están detectando que los vapeadores sirven de puerta de entrada al consumo de nicotina para jóvenes sin experiencias previas con los cigarrillos tradicionales.

La cantidad de tabaco que incluyen las unidades para consumir como tabaco calentado –que se venden en cajetillas a un precio muy similar al del un paquete de tabaco tradicional– es menor que las que necesitan los cigarrillos. Un detalle que desde Philip Morris aseguran que no van a notar los productores.

Al contrario, defienden en la compañía que toda la transformación que están haciendo para derivar el núcleo central de su negocio hacia las alternativas de consumo de nicotina sin humo va a resultar positivo para el sector primario. «Si conseguimos que la expansión de estas alternativas evolucione en España al ritmo de lo que ya está pasando en muchos países cercanos, como Portugal, Italia y Grecia, esto nos permitirá garantizar no solamente seguir comprando hoja de tabaco aquí, sino incluso incrementar nuestros volúmenes de compras y valorar posibles nuevas inversiones», dijo Daniel Cuevas, presidente de Philip Morris Spain, durante su visita a Talayuela en marzo.

Desde hace años, los agricultores extremeños han avanzado en la mejora de sus explotaciones y han sido pioneros, por ejemplo, en la reconversión de los secaderos para utilizar biomasa en lugar de combustibles fósiles. «Nos hemos dado cuenta de que Extremadura es probablemente una de las regiones con los agricultores con un mayor grado de sofisticación de toda nuestra cadena de valor», asegura Miguel Coleta, director de sostenibilidad de la compañía tabaquera.

En esa línea, en Philip Morris también entienden que el avance de los productos sin humo contribuye a facilitar soluciones de reciclaje y a reducir la contaminación. «Es más fácil que las personas guarden las colillas para llevarlos a un punto de reciclaje si no huelen a humo como sucede con el residuo de los nuevos dispositivos», cita Coleta como ejemplo.

Existe una tercera opción de consumo de tabaco sin humo, las bolsitas que se ponen en el interior de los labios y que suministran nicotina al consumidor. La legislación española y europea no permite su comercialización, algo que están tratando de cambiar las tabaqueras, que insisten en que es un producto menos dañino para consumir tabaco que los cigarrillos.