La defensa de los encarcelados por el tiroteo de Plasencia recurre el auto de prisión

En base al atestado policial y las declaraciones de los 11 detenidos por este caso, el juez decidió enviar a prisión a los detenidos del barrio de San Lázaro y dejar en libertad provisional a los cinco del clan de los Hilarios, de la barriada de Gabriel y Galán, que supuestamente se enfrentaron a tiros en la noche del pasado 30 de marzo.

A unos les investiga por cuatro delitos de homicidio en grado de tentativa, un delito de homicidio imprudente por la muerte de la menor de dos años, así como por los delitos de riña tumultuaria, amenazas, tenencia ilícita de armas y lesiones por las heridas causadas a otra joven durante tiroteo. A los cinco de los Hilarios, a los que dejó en libertad, se les investiga sin embargo solo por los presuntos delitos de riña tumultuaria, amenazas y tenencia ilícita de armas.

El juez aclara en el auto, además, que en el momento actual de la instrucción, y a la espera por tanto de pruebas que podrían revertir la situación, solo hay indicios del delito de riña tumultuaria. Ni del de amenazas ni tampoco del de tenencia ilícita de armas. De hecho, afirma que «no existen indicios de que estos detenidos hayan disparado con arma de fuego desde el interior del vehículo Audi SQ5, hecho que resulta básicamente de la no localización de ningún orificio de bala en el domicilio» de San Lázaro donde comenzó el tiroteo, «ni en las construcciones aledañas, ni se les ha intervenido arma de fuego ninguna».

Además, respecto al origen de los disparos que han causado la muerte de la niña, Camelia, y lesiones en una joven de 25 años, se establece en el atestado que «siguen una trayectoria de arriba abajo y provendrían desde los domicilios de donde se inicia la reyerta hasta donde las víctimas reciben los impactos de bala», entre los que «habría aproximadamente unos 25 metros, siendo compatible todo ello tanto con armas cortas como con armas largas».

La defensa de los detenidos de San Lázaro no está de acuerdo con el auto. «Creemos que hay una absoluta falta de motivación y por eso lo recurrimos», indican desde SM Abogados Penalistas. «No hay indicios evidentes ni claros, solo hay sospechas y, por tanto, entendemos que la prisión es una medida cautelar exagerada en un momento embrionario de la investigación».

Explican que, frente a lo argumentado por el juez, el atestado policial recoge declaraciones de testigos que la noche del tiroteo vieron disparar a los Hilarios desde el Audi negro, el coche con el que «dieron al menos dos vueltas por el barrio».

La defensa de los encarcelados asegura además, respecto a las armas, que «todas fueron entregadas por el detenido que tiene licencia y que el hecho de que adquiriera 200 balas es insignificante, porque antes había comprado cientos para el uso recreativo y deportivo que les da a estas armas». En concreto, cuatro escopetas y un subfusil.

La defensa sostiene que «hay dudas más que razonables aún de lo que ocurrió en san Lázaro» y faltan pruebas, como es el estudio de balística, «que aporten luz a tanta oscuridad, porque llama la atención, por ejemplo, que las vainas de las balas no estuvieran en la vivienda de mis defendidos sino a lo largo de la calle«.

Por último, defiende que el mismo arraigo a la ciudad que ha argumentado el juez para explicar que no hay riesgo de fuga por parte de los cinco detenidos de Gabriel y Galán, es válido para los encarcelados de San Lázaro.