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El cielo de Extremadura se llena de vida: las aves migratorias que regresan este otoño

Cinco especies y miles de kilómetros marcan el gran viaje de las aves que llegan este otoño a España

Martes, 14 de octubre 2025, 10:31

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Cada otoño, millones de aves cruzan mares, desiertos y cordilleras para alcanzar sus zonas de invernada, y España se convierte en destino, escala y refugio para muchas de ellas. Cinco especies que representan la diversidad de hábitats terrestres de nuestro territorio (urbanos, agrarios, forestales, y zonas húmedas), y los desafíos que afrontan en su viaje.

«Las aves migratorias muestran cómo la naturaleza conecta el mundo. Su bienestar depende de los humedales españoles, pero también de los bosques bálticos o los campos de Centroeuropa», explica Mario Giménez, de SEO/BirdLife. Protegerlas requiere coordinación internacional y actuar frente a amenazas como la pérdida de hábitat, el cambio climático o la contaminación.

Para seguir sus rutas, existen convenios internacionales como la Convención sobre las Especies Migratorias y el Acuerdo de aves acuáticas África-Eurasia. Además, proyectos como LIFE Eurokite buscan reducir la mortalidad de especies en peligro, como el milano real, colaborando con varios países.

Conocer cómo se mueven las aves es clave: desde 2011, el programa Migra utiliza marcajes, radares y observación directa para registrar sus desplazamientos.

Cinco especies viajeras que llegan a España

Grulla común

Desde los países bálticos y Escandinavia —a más de 3.500 km— llegan cada año miles de grullas a la Península Ibérica. En España pasa el invierno entre el 60 y el 70 % de la población europea, que se concentra en humedales como Gallocanta, Villafáfila o las dehesas y arrozales extremeños.

Aunque la tendencia de su población es positiva, gracias a las medidas de conservación en Europa, la gripe aviar (H5N1) ha causado importantes episodios de mortandad. Al ser una especie gregaria que frecuenta zonas húmedas y se agrupa en grandes bandos, es más susceptible de sufrir esta enfermedad y experimentar grandes mortalidades. El cambio climático está modificando sus patrones migratorios, que con frecuencia hace que se estacionen durante más tiempo en países más al norte, donde encuentran alimento en épocas en las que anteriormente no lo había. La pérdida de agua en lagunas clave y la degradación de humedales son también amenazas crecientes.

Petirrojo europeo

Vuela entre 2.500 y 3.000 km desde Centroeuropa o Finlandia hasta los parques y jardines españoles, donde pasa el invierno. Es una de las aves más queridas y reconocibles, símbolo de la naturaleza urbana. Aunque no está amenazado, su presencia recuerda la importancia de mantener espacios verdes conectados, libres de pesticidas y con vegetación autóctona.

Durante estos meses, los petirrojos europeos se suman a los residentes españoles y pueden observarse en cualquier parque o zona ajardinada del país. Necesita espacios verdes conectados con vegetación autóctona que proporciona alimentación asegurada. Estas medidas permiten que especies comunes y migratorias encuentren refugio y alimento en entornos urbanos.

Estornino pinto

Procedente de Centroeuropa, recorre unos 2.500 km para invernar en España, donde forma espectaculares bandos que dibujan espectaculares coreografías en el aire al atardecer. Se presenta en invierno en toda la Península y Baleares, siendo sus zonas de invernada principales Galicia, la cornisa cantábrica, el valle del Ebro y del Guadalquivir y la costa mediterránea.

Aunque no está catalogado como amenazado y es una de las especies más abundantes de Europa, sus efectivos están disminuyendo debido a la transformación y simplificación del paisaje agrario en monocultivos. Así mismo, la contaminación lumínica en las ciudades podría estar contribuyendo a fuertes cambios en el comportamiento de muchas aves, y, en el caso de los estorninos en la búsqueda y selección de dormideros.

Milano real

Esta rapaz, declarada en peligro de extinción en España, recorre hasta 2.500 km desde Centroeuropa para pasar el invierno en la Península Ibérica. En este periodo del año es fácilmente observable en toda la España peninsular y Baleares, siendo muy frecuente de ver sobrevolando carreteras, por lo que es, probablemente, la rapaz más fácil de observar en invierno, donde forma importantes dormideros sobre todo en arboledas. En 2024 SEO/BirdLife realizó el censo nacional de esta especie dando un total de casi 64.000 individuos, si bien el invierno siguiente la invernada bajó un 15 %.

Dada su vinculación con paisajes muy humanizados y a su dependencia de actividades como la agricultura, ganadería o la caza, se expone a diversas amenazas antrópicas que incrementan esa mortalidad. Entre ellas se encuentra el envenenamiento, las colisiones y electrocuciones con tendidos eléctricos, los atropellos, la pérdida de hábitat de nidificación y la caza ilegal.

Porrón europeo

Los porrones europeos viajan desde Alemania y Polonia hasta los humedales españoles, tras recorrer unos 2.500 km. Es fácil de observar en enclaves como el Delta del Ebro, la Albufera de Valencia, El Hondo o las marismas del Guadalquivir. Esta especie, vulnerable en Europa, necesita humedales relativamente profundos al ser un pato buceador, con buena calidad de vegetación acuática, tanto sumergida como emergente, por lo que es sensible a la calidad de las aguas.

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