Mejillones al romero
Cómo hacer unos mejillones fáciles y rápidos que sorprenden con su aroma
Damián Serrano
Miércoles, 27 de agosto 2025, 17:13
¡Hola, cocinillas! ¿Has probado alguna vez los mejillones con romero? Yo la primera vez lo hice por curiosidad y… ¡Oye! Me encantó. El romero les da un toque diferente, un sabor que sorprende y que, aunque pueda parecer lo contrario en un primer momento, combina genial con el marisco.
Si buscas algo fácil para lucirte sin mucho esfuerzo, este plato es justo lo que necesitas. El resultado es perfecto tanto como aperitivo para compartir o para una comida más completa si lo acompañas con patatas fritas y una buena ensalada.
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Tiempo total
20 minutos
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Comensales
2
Categorías
Marisco
Ingredientes
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1,5 kg de mejillones limpios y con concha
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100 ml de vino blanco
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1 rodaja de limón
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2 hojas de laurel
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2 o 3 ramas de romero
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2 o 3 ramas de perejil
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½ cebolla mediana
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2 dientes de ajo
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1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
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Romero fresco picado
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Perejil fresco picado
Preparación
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Pasa los mejillones por agua fría. Descarta los rotos y los abiertos que no cierran al darles un golpecito o al apretarles suavemente la concha, esos no valen. Con un cuchillo o estropajo metálico raspa la concha para quitar incrustaciones. Retira la barba tirando de ella hacia la bisagra de la concha, no hacia la punta, para no desgarrar el molusco. Enjuaga de nuevo.
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Pela y pica fino la media cebolla. Pela y pica fino los dos dientes de ajo. Lava, seca y reserva dos o tres ramitas de romero y otras tantas de perejil, una parte la usaremos enteras para aromatizar y otra picada al final. Corta una rodaja de limón. Mide cien mililitros de vino blanco. Ten a mano una olla amplia con tapa.
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Calienta una cucharada de aceite de oliva en la olla a fuego medio. Añade la cebolla, dos hojas de laurel, las ramitas de romero y las de perejil. Sofríe seis o siete minutos, que la cebolla quede tierna y translúcida. Una pizca de sal ayuda a que sude, pero sin pasarse, que el caldo de los mejillones ya trae sal de serie.
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Incorpora ahora el ajo picado y remueve unos treinta o cuarenta segundos. Si ves que empieza a coger color, baja el fuego, no queremos que amargue.
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Añade la rodaja de limón y vierte el vino blanco. Sube el fuego al máximo y deja un minuto que hierva para evaporar el alcohol. Raspa el fondo con la cuchara para recuperar todo el sabor del sofrito.
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Echa los mejillones bien escurridos a la olla. Mezcla una vez, tapa y deja el fuego alto. En cuanto veas que el vapor intenta escapar por la tapa, cuenta tres o cuatro minutos.
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Durante la cocción, sacude la olla agarrándola por las asas una o dos veces. Así los de abajo suben arriba y todos se abren de manera uniforme.
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En cuanto estén abiertos la gran mayoría, retira del fuego. No alargues más la cocción o se encogerán. Los que no se hayan abierto tras este tiempo, mejor desecharlos.
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Pasa los mejillones con una espumadera a una fuente caliente. Cuela el caldo que queda en la olla con un colador fino forrado con una gasa o un filtro de café para atrapar arenilla y restos de hierbas. Ese jugo es oro.
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Pica romero, solo las hojitas, y perejil bien finitos. Espolvorea generoso por encima de los mejillones. Si te apetece, salsea con dos o tres cucharadas del caldo caliente colado. Un toque de pimienta molida al momento también queda muy bien.
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Lleva los mejillones a la mesa al instante. Van genial con patatas fritas, ya sean tradicionales, al horno o freidora de aire y con pan para mojar el jugo.