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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Prestigio. Proceso de etiquetado y empaquetado en una fábrica de La Habana, y cultivos a cubierto de hoja de capa, la que envuelve el cigarro. Arriba, tres pilares de la sobremesa -café, copa y puro-, un 'combo' cada vez más raro de ver. fotos: s. garcía
Habanos, un lujo asiático

Habanos, un lujo asiático

Un capricho que se esfuma ·

La distribución mundial del tabaco premium está en manos chinas, que acapara el mercado incluso en origen y vacía las cavas de los estancos. La demanda supera con mucho la oferta y vitolas como Cohiba o Trinidad han triplicado precios

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Domingo, 14 de agosto 2022, 00:23

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La cava de Eduardo Navarro Basabe, en la expendeduría 168 de Barcelona, está sujeta a la férrea dictadura de la temperatura y la humedad. Allí añejan los habanos, el producto final de la planta de criollo que otras manos recolectaron antes en Pinar del Río o Viñales, epicentro tabaquero del Caribe. Santuarios de los aromas como el suyo no atraviesan su mejor momento, lo mismo en España que en el resto de Europa. Desde hace dos años, en plena pandemia, la distribución de los vegueros premium -elaborados a mano- cambió de manos y lo que antes era un universo ligado al lujo se ha convertido, pura y llanamente, en un reducto inaccesible para el común de los mortales. Un ejemplo. Quien gustaba antes de rematar una buena comida y un reserva con un Cohiba, ha pasado de pagar 22 euros por un robusto -124 milímetros de tabaco excepcional, con un cepo 50 y un peso de 12 gramos- a apoquinar 60. Y eso cuando lo encuentra en el estanco, porque estos vegueros, es la realidad, están desapareciendo de escena.

«La distribución mundial de los cigarros habanos es desde hace un tiempo cuestión de los chinos y el precio lo marca Hong Kong», asegura Maribel González, presidenta de la Asociación de Empresarios y Comerciantes del Tabaco (ECOT), que apunta directamente a la venta por parte de Imperial Brand de la división premium que antes estaba en manos de la española Altadis a un grupo de inversores, «los únicos capaces de superar el veto cubano». El gobierno comunista de la isla tiene pocos aliados y menos aún que tengan dinero, resume la experta. China es el más importante y además el único que podía pagar lo exigido para hacerse con el 50% de Habanos S.A.

El problema es que el gigante asiático, donde cada vez afloran mayores fortunas, tiene una demanda mucho mayor de lo que su gobierno le permite introducir -el suyo es un mercado proteccionista-, lo que ha tenido un efecto insospechado: miles de chinos -o gente a sueldo de los nuevos capitalistas- comprando por todo el mundo habanos u otras procedencias premium. «El resultado es una demanda muy superior a la oferta», apostilla Eduardo Navarro, cada vez más acostumbrado a tratar con 'personal shoppers' que peinan los estancos de toda Europa, acaparando el mercado hasta agotar existencias». Este afán ha sido aprovechado por empresas como la dominicana Vega Fina, que pese a no trabajar el habano goza de prestigio y ya ha abierto fábrica en China, La Gran Muralla, para sortear así los límites impuestos al producto extranjero.

Desplome de la producción

«El vitolario habano cuenta con 27 marcas y el alza de precios no es el mismo para todas las referencias», afirma Jerónimo Conejo Blázquez, de Badajoz, cuya Cava Real acaba de ser elegida la mejor de España por La Casa del Tabaco. «Puedes, por ejemplo, comprar un Partagás Serie D nº5 por 12 euros. El problema es que haces pedidos al distribuidor y nunca sabes lo que te va a llegar en la saca: algún Hoyo de Monterrey por aquí, Romeo y Julieta por allá... Acabo de pedir diez cajas de Montecristo Open Eagle y sólo me han llegado dos». «Hay mucha especulación -advierten desde la expendeduría catalana-. Un 'vigía' de Trinidad, la marca top junto con Cohiba, que antes costaba 15 euros ahora no sale por menos de 50; y la caja que yo antes conseguía por 500-600 euros ahora me cuesta 1.650. ¿Qué ha cambiado? Nada salvo el precio», denuncia. «Pasan cosas bastante raras, como recibir cajas con fecha de cuño de 2021 como si fueran de ahora, cuando por aquellas fechas me decían que no había género».

Un cambio de estrategia que Navarro Basabe atribuye a la entrada del nuevo grupo inversor. «Hay una producción de 90 millones de habanos premium y quieren rentabilizar el dineral que se han gastado cuanto antes. Como saben que lo tienen todo vendido, duplican y triplican el precio, y a los demás sólo nos queda aceptarlo».

LAS FRASES

Empresarios y Comerciantes del Tabaco (ECOT)

«Haces el pedido y no sabes qué va a llegar, falta Cohiba y de todo. Muchas tiendas en Europa están cerrando ante la escasez de género»

Maribel González

Expendeduría 168 de Barcelona

«Lo veo a diario, 'personal shoppers' que adquieren el premium y ediciones especiales y después lo revenden todo en China»

Eduardo Navarro Basabe

La entrada de una economía emergente como la china no es, sin embargo, el único factor que contribuye a dibujar el panorama actual. La producción cubana es cada vez más pequeña, como demuestra que ha pasado de 32.000 toneladas de hojas de tabaco a 22.000 en sólo cinco años. Desde Tabacalera argumentan que «esto no es una fábrica, donde basta con apretar un botón para hacer más clavos. Las vegas de habanos dan lo que dan y la irrupción de nuevos clientes ha alterado el mercado».

Varios factores han influido en esta situación. El primero, la extrema necesidad que sufre un país donde a los rigores del bloqueo se suman los problemas de suministro derivados de la pandemia. «En Cuba la gente pasa hambre, esa es la realidad, -dice Maribel González- y hay vegueros que están utilizando sus tierras para cultivar comida en lugar de tabaco».

Este escenario tiene varias derivadas. En sus plantaciones falta 'ligero', una hoja de gran fortaleza, de quema lenta, que le da un sabor más fuerte y sin la cual puro no puede añejar (envejecer). Tampoco hay suficiente 'capa', la hoja que envuelve el puro, «y sin ella no puedes rematar el producto». La industria empieza a sufrir otro tipo de desabastecimiento. «No hay cajas ni anillas -las vitolas-, ni tubos ni credenciales para poder comercializar el producto», enumera Maribel González.

Controles de calidad

Los estanqueros españoles también aprecian problemas en el secado y la falta de fermentación. «Es un problema derivado de la demanda. Si sólo tengo un horno en la cocina y a todas horas me piden pescado, lo acabo sacando antes de tiempo. Pues aquí es lo mismo: aceleran la fermentación y como consecuencia de ello el tabaco llega demasiado crudo. El añejamiento lo tienes que acabar haciendo tú en las cavas para que el habano alcance su punto ideal». Así las cosas, empiezan a surgir sombras sobre los controles de calidad, «que son mucho mayores en lugares como República Dominicana o Nicaragua donde, quizá por no tener tan buen producto, el cocinado es mejor», explica Navarro Basabe.

La deriva actual ha sacudido los cimientos del habano. «No hay mano de obra ni tabaco suficiente, los fletes están subiendo y en consecuencia la demanda es mucho mayor de la que pueden atender», resume la presidenta de ECOT. «La mercancía sale con cuentagotas y a unos precios astronómicos que pocos, aparte de los chinos, pueden pagar. En consecuencia, marcas de toda la vida que eran sinónimo de lujo se han convertido en un artículo prohibitivo».

22.000

toneladas de hoja de tabaco se recogieron en las vegas cubanas durante la última cosecha según fuentes oficiales, frente a las 32.000 toneladas que se registraron hace sólo 5 años.

90

millones de habanos produce Cuba al año. En 2011 suponían el 72% del mercado premium, cigarros hechos a mano. Ahora Nicaragua saca 240 millones y República Dominicana, 190.

66

euros cuesta un robusto de Cohiba en él estanco, el triple que en 2019, un artículo de lujo. La subida es aún más acusada en marcas como Trinidad, que ha pasado de 15 euros a 50.

El resultado no se ha hecho esperar. El encarecimiento de las vitolas cubanas más prestigiosas y la merma de calidad ha operado un giro en el mercado. «Llevamos años que el puro habano no es lo que era -declara González-. No tiene la fortaleza ni el aroma de antes; tampoco dura lo mismo y eso es porque le meten menos tabaco para que tire mejor y el resultado es que combustiona antes».

Ante esta situación, los estanqueros llevan tiempo diversificando sus cavas y dando entrada a procedencias que cargaban con el rol de segundón, pero a las que la actual coyuntura ha puesto en el lugar que se merecen. «¿Por qué no se vendía más premium de Dominicana, de Nicaragua, de Honduras? Antes, la expresión habitual era 'Por 3 euros más, me compro un habano'. Pero eso se acabó. Si el Cohiba cuesta 66 y el estanquero me ofrece otro por 15 ó 17 que me satisface, la gente tarde o temprano prueba otros orígenes», dice Conejo Blázquez.

Es lo que está pasando y lo que explica que el mundo premium, lejos de hundirse, se esté diversificando. «Así como en los cigarrillos todos hemos notado un descenso acusado -concluye Navarro Basabe-, en habanos, quizá por la escasez, mis ventas subieron un 45%. Pero es que en puro premium (varios orígenes) ese alza fue del 67%. Y eso no es casualidad».

Puros 'mecanizados' en Solares, la única fábrica que hay en la Península

Hubo un tiempo en que Altadis, nacida de la fusión de Tabacalera y la francesa Seita, tenía una decena larga de fábricas en España. Hoy sólo queda una, en Solares (180 empleos directos), centrada en elaborar puros mecanizados, y cuya producción tiene por destino Alemania, España, Francia, Grecia, Portugal o Reino Unido.

También fabrican cigarrillos en Tenerife con socios locales, 'partners', ya que a efectos fiscales Canarias funciona como un tercer país y el precio de los aranceles hace inviable otra fórmula (le ocurre lo mismo a Philip Morris, por ejemplo). Extremadura acoge uno de los centros más tabaqueros de la UE. Su producción es adquirida por la compañía pública CETARSA (de la Sepi, aunque Altadis participe con el 20%).

El cigarrillo es el producto más gravado del mercado, más que los hidrocarburos o el alcohol (los impuestos especiales y el IVA representan el 80% del precio de una cajetilla). La presión, sostienen desde Altadis, tiene más que ver sin embargo con el clima de prohibición creciente, ahora que se plantea incluso eliminar el consumo en espacios abiertos como terrazas, o el anteproyecto de ley que propone limitar la venta de vapeadores a los estancos.

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