
La noche tropical en la que los hinchas del Cacereño tomaron la Fuente Luminosa
Varios centenares de personas se concentraron anoche con cánticos y antorchas en el centro de Cáceres para celebrar el ascenso de su equipo
El Cacereño puso la traca final a la feria de San Fernando con un festival de fuegos artificiales en forma de goleada desde el Príncipe Felipe. Y del campo a la Fuente Luminosa para cumplir con una tradición que ya parecía olvidada. Cáceres estaba ya que ardía con sus fiestas y desde primera hora de la mañana ya se palpaba por el recinto que se trataba de un día grande. Camisetas, bufandas, banderas y todo el repertorio futbolero ponían la nota de color verde entre puestos y cacharritos del real de la feria. Se ha despertado, y a lo grande, el sentimiento y la pasión por su equipo centenario en la ciudad. Era el día, el momento y el escenario ideal. Feria y ascenso, el mejor cóctel posible para el brindis soñado.
Cáceres había apostado todo al verde y se llevó el premio gordo. Desde el mismo momento que el equipo de Cobos volvía de Ávila con un 2-0 en contra empezó a creer. Lo creía de verdad. Con esa fe inquebrantable que definen a sus fieles incondicionales que siempre han estado ahí, contra viento y marea, y que tanto han sufrido por un club que ya merecía darse una gran alegría. Esos acérrimos creyentes se agarraron al milagro y confiaron sus oraciones en forma de mensajes motivacionales por toda la ciudad. Y los caballeros de la orden decana cumplieron con su misión. El santo grial está de vuelta a Cáceres. Para el recuerdo queda ese reguero de decepciones como las del Deportivo B, Beasaín, Socuéllamos, Teruel o Recreativo. Ahora el Estepona pasa a ocupar un rinconcito en los momentos inolvidables para la parroquia verde. El Cacereño tiraba abajo la puerta de la tercera categoría nacional.
Son ya varios años de hacer las cosas bien. De recolectar como hormiguitas y la recompensa tenía que llegar. Es el éxito del empeño de su presidente Carlos Ordóñez y de la constancia de su técnico Julio Cobos. El genio de las ilusiones. Del idilio en la Copa al ascenso. La rúbrica de oro a una trayectoria imborrable. Cobos y el Cacereño. El Cacereño y Cobos. La combinación perfecta. No se entiende el uno sin el otro. La ciudad mira con orgullo al Príncipe Felipe. Su club centenario por fin ha calado en los corazones de los cacereños. Lo sienten como suyo. Todo un símbolo. Todo un 'catoví'. Ese es el mayor triunfo de su presidente, que se ha desvivido, remangándose a pie de obra, por lavar la cara a un Cacereño anclado en un tiempo muerto, casi en la indiferencia. Más que un ascenso.
Y sobre las 22.30 horas se desató el delirio en el Príncipe Felipe. El lleno histórico con 7.671 personas en el estadio demuestran que algo ha cambiado en Cáceres. No hace mucho tiempo atrás las gradas apenas superaban las mil almas. Invasión de campo, carreras en busca del abrazo con los héroes del ascenso. En el vestuario el champán se descorchaba a borbotones. Manteos, baños de espumosos, paso por la ducha, bailes, cánticos... Hasta la presidenta María Guardiola bajaba al santuario de los jugadores y participó de la euforia verde.
Fuente Luminosa
Como todo en esta vida, siempre tiene que haber alguien que dé el primer paso para todo. Cuando, en el minuto 95, finalizó el partido que hizo que el Cacereño ascendiera a Primera RFEF, el centro de la ciudad permanecía desierto e impasible. Hacía un par de horas que se había disuelto la feria de día de los Obispos y la gente estaba o en el recinto ferial o en el Príncipe Felipe. El corazón de la ciudad mostraba una estampa lánguida parecida a la de los domingos por la tarde, aunque era sábado. Algún claxon suelto y personas caminando sin más objetivo que el de llegar a su casa. La Fuente Luminosa permanecía vallada y poco más. «¿Dónde van a ser las celebraciones?», consultó alguien en un grupo de Whatsapp. «Fuente luminosa», contestó el más informado de esa comunidad virtual. Eran las diez y media de noche y en la calle hacían más de treinta grados, un calor como a bocanadas, ligeramente húmedo y tropical. Pero ambiente, lo que se dice ambiente futbolero había poco allí. No tardó, sin embargo en llegar el primer hincha con la primera camiseta y la primera bufanda verdiblanca que, discreta y calladamente, se quedó a la espera de algo. Tan pronto llegó que lo hizo antes que la propia Policía Nacional, varios agentes que se apostaron junto a las vallas para evitar que los hinchas accedieran a una fuente que, en ese momento emitía sus lánguidos chorritos. Pero todavía no había hinchas, porque aún era pronto y porque todo se estaba cociendo en el estadio Príncipe Felipe, donde el público había tomado el césped, la presidenta Guardiola se emocionaba en el vestuario y el orgullo local crecía enteros.
De cuándo la glorieta por la que transcurre la vida de Cáceres se convirtió en un hervidero no se puede un momento preciso. Al primer hincha de camiseta verde le siguieron otros más, primero sueltos, luego de dos en dos o de tres en tres y más adelante en grupetes que ya desplegaron sus afinadas voces de tenores para entonar cánticos de todo tipo. «Haleeee, ale ooo…Cacereño yo te quiero campeón». Había amor propio en esas canciones y también ataques al contrincante, al Estepona, o incluso a la provincia vecina. Se recordó a Badajoz, y no para bien. Un chico hablaba por teléfono con su amigo, a punto de entrar al gran concierto de la Feria de Cáceres. «Déjate de Andy y Lucas y vente para acá». Frase para enmarcar.
El hincha número cero estaba ya en todas partes y arengaba como un poseso a los grupos, pero no tanto como dos chicos que difícilmente tendrían 13 años que, encaramados a una farola y apoyados en un seto ponían en danza a todo el que pasaba por allí. El tráfico era ya un pequeño infierno de coches que tocaban el claxon y personas que sacaban banderas y medio cuerpo fuera. Hasta que un forofo se acercó a un Policía Nacional de los que protegía la fuente, la gente le siguió y se invadió la calzada, ya con el tráfico cortado. Y allí se dio la vuelta a la Fuente Luminosa en una animada y masiva conga sin fin. «Van a venir los jugadores», se empezó a rumorear y al rato, ya pasaban las 12 de la noche, un autobús se abrió paso como una cremallera entre el gentío y allí se quedó, mientras desde dentro los jugadores saludaban. Parpadeaban antorchas rojas que recordaban los ambientes futboleros gordos, de postín, las finales de Liga o de Champion. Y sobre el cielo, sobre esa noche tropical de termómetros desatados, lucían fuegos artificiales.
La noche acabó en el ferial. El Cacereño lo había logrado.
Rúa, recepción en el Ayuntamiento y visita a la patrona este lunes
La noche fue larga en Cáceres y aún con la resaca de las celebraciones, el Cacereño anunciaba los diferentes actos oficiales que tendrán lugar este lunes. Como es pertinente, jugadores, cuerpo técnico y directivos cumplirán con la tradición y protagonizarán su particular rúa por la ciudad. Primero, la comitiva verdiblanca será recibida en el Ayuntamiento por el alcalde Rafel Mateos y su corporación a las 11.00 horas. Por la tarde, tocará el turno de visitar a la patrona en el santuario para ofrecerle el ascenso y realizar la tradicional ofrenda floral a la Virgen de la Montaña. Una ceremonia que está prevista comenzar a las 19.30 horas. A continuación, sobre las 21.00 horas, la 'dragoneta' se dirigirá a la Plaza Mayor para celebrar con la ciudad desde el balcón del consistorio. El martes, se pondrá colofón con el fin de fiesta en el estadio Príncipe Felipe a las 21.00 horas.
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