Núñez asegura que el Badajoz no le notificó formalmente su despido
El excapitán sostiene que emprenderá acciones legales para defender sus derechos y lamenta «el irreparable daño» que han sufrido él y su familia
Dos fueron los nombres propios que han quedado marcados a fuego en el balance de daños la pasada semana fruto de la guerra accionarial que ... sacude en las últimas fechas al Badajoz: Carlos Cinta y Miguel Núñez, que fueron despedidos por los representantes de Luis Oliver y Agapito Iglesias que tomaron el club.
Núñez emitió a mediodía de este lunes un comunicado para relatar su versión de los intrincados hechos que se han sucedido en los últimos días. En una extensa carta, empieza negando cualquier conato de sublevación y sostiene que siempre ha seguido las directrices de sus superiores, pero que han recibido instrucciones contradictorias, ya que el miércoles tras el entrenamiento una persona identificada como trabajador del club les indica que deben presentarse por la tarde en el vestuario y a continuación en el grupo de Whatsapp que comparten los integrantes del plantel se les hace llegar una notificación ordenándoles que hagan caso omiso.
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Relata que al día siguiente es dado de baja de la Seguridad Social, pero pese a ello acude a la citación que figuraba en el plan de la semana. Cuando intenta acceder al estadio, una persona que controla el acceso le pide que se identifique y le prohíbe el paso «de manera airada y con comentarios de índole personal». Tras dichos acontecimientos deciden asesorarse contactando con AFE y se mantienen a la espera de que se aclare la situación. Al día siguiente, Luis Oliver Sierra convoca una rueda de prensa en cuyas declaraciones apunta a varios futbolistas, entre ellos Núñez, «atacándome de manera personal y profesional de manera gravísima», según cuenta el excapitán blanquinegro.
El viernes, la AFE media en una reunión entre la propiedad y los futbolistas, de la que se extrae que la plantilla debe acudir a la sesión de entreno a las 14.00, a la que no estaban convocados los tres despedidos y, según indica el futbolista de Siruela, el sindicato le traslada que no va a haber marcha atrás en la decisión y no van a ser readmitidos. Sin embargo, reciben de un intermediario la información de que quieren darle a los tres la oportunidad de explicarse en otra reunión esa misma tarde, pero Núñez opta por no asistir y pide que cualquier comunicación del Badajoz se realice a través de AFE o un documento oficial, «debido a la inseguridad legal que siento, a que estoy despedido públicamente y dado de baja de la Seguridad Social».
Oliver Sierra vuelve a comparecer ese mismo día y comenta respecto a su posible vuelta que «no es algo que se valore, rectificar y arrepentirse es un paso previo pero después de montar el show ayer no solo vale con eso», lo cual Núñez interpreta como que no hay lugar al entendimiento. A ese encuentro pactado solo asiste Carlos Cordero, llegando a un acuerdo para su regreso. El club emite un escrito poniéndolo en conocimiento de la afición y en el cierre del mismo lamenta la incomparecencia de Carlos Cinta y Núñez. El centrocampista extremeño pide a la entidad pacense, a través de AFE, que quite su nombre del comunicado, «porque no se ciñe a la realidad acerca de la última propuesta de reunión», exhortación que no recibe respuesta.
Núñez argumenta que no se le ha abierto en ningún momento un expediente disciplinario, aunque Oliver explicó que los únicos que no habían recibido dicha medida eran los tres expulsados, y que formalmente no le fue notificado su despido, «del que he tenido conocimiento de forma pública (nota y una rueda de prensa del club»).
Una situación que no es nueva, refiriéndose en su escrito a lo ocurrido hace dos temporadas en su primera etapa, cuando «fui despedido de forma ya declarada improcedente por la misma propiedad que vuelve a tomar ahora las riendas, traté de revertir la situación por todos los medios y por ello esta temporada decidí volver».
Sobre las acusaciones de extorsión hacia sus compañeros que vertió sobre él Oliver, aduce que «nunca he hecho nada en nombre de las plantillas a las que he pertenecido sin su total conformidad, en alguna ocasión en desacuerdo, pero entendiendo que como capitán represento la idea general de todos sus miembros». Advirtió que emprenderá medidas legales destinadas a defender sus derechos personales y profesionales, «sabiendo que es irreparable el daño y el sufrimiento vivido por mí y mi familia en estos días». Y, por último, quiso significar que se va a mantener en un segundo plano porque «no voy a participar de lo que considero una situación surrealista».
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