Las cicatrices del enésimo seísmo institucional del Badajoz
Los mexicanos aseguran que han abonado los retrasos en las nóminas de los jugadores y que están al día
El seísmo (con múltiples réplicas) que ha sacudido los cimientos del Nuevo Vivero esta semana, con epicentro en la planta noble, ha dejado dos cicatrices ... en la fisionomía del organigrama del consejo de administración. Por un lado, la dimisión de Diego García, que figuraba como secretario no consejero desde la junta general de accionistas de junio de 2023, saca del tablero a un hombre clave en el aterrizaje de Luis Oliver y Lanuspe en 2022, como su mano derecha y asesor jurídico que prestó también esos servicios al club, pero que fue perdiendo peso con la entrada del capital mexicano. No obstante, en marzo del año pasado, al menos nominalmente, ganó notoriedad siendo designado director general sustituyendo en esa función a Leonardo Casanova. La realidad es que su aportación fue quedando restringida a menesteres relacionados con el concurso de acreedores y su presencia por el coliseo blanquinegro se ha reducido al mínimo por la falta de sintonía y confianza mutua con la propiedad.
El otro daño colateral del temblor institucional ha sido Luis Díaz-Ambrona, erigido como presidente del Badajoz en la junta general extraordinaria de accionistas celebrada en junio de 2022 tras plasmar Joaquín Parra la firma en el contrato de venta de sus acciones en favor de la bicefalia compuesta por el grupo de Oliver y Atlantic.
El abogado extremeño se despidió este jueves a través de una carta que publicó en redes sociales y que compartió la cuenta oficial de la entidad pacense. «PERDÓN por la lamentable situación vivida este año y medio, a pesar de lo cual espero y estoy seguro se logrará salvar la categoría esta temporada». Díaz-Ambrona cumplió con la exhortación de Luis Oliver y Agapito Iglesias y convocó el consejo de administración para votar la entrada de dos miembros afines a la dupla de empresarios; uno de ellos sería Javier Peña, que ya perteneció al consejo y que es administrador único de Lanuspe.
En la tarde del miércoles la votación no llegó a efectuarse en una reunión que apenas duró unos minutos tras el anuncio de las dos marchas. Y ese trámite fue la última aportación de Díaz-Ambrona como dirigente, dando un paso a un lado al manifestarse contrario a implicarse con ningún bando en la guerra abierta por hacerse con el control del Badajoz. «Ante la situación creada, mi mejor ayuda es apartarme y no entrar en una disputa que no va conmigo», sostiene en su misiva.
En caso de regreso de Oliver, la idea era que el letrado abandonara el cargo igualmente y adquiriera un rol secundario dentro de la entidad. Por todo ello, su decisión ha sido la anticipación a un desenlace previsible según el curso de los acontecimientos. En su adiós, deja constancia de «los disgustos y sofocones la mayoría de los domingos» durante este periodo, pero recalca que su compromiso con la entidad está por encima de todo ello: «El BADAJOZ es el BADAJOZ y hay que estar siempre para servirle y ayudarle, con independencia de quien esté al frente, pues unos vienen y otros se van/nos vamos, pero el BADAJOZ siempre ha sido, es y será patrimonio de su ciudad». Se rinde a la afición, por su incondicionalidad, y le pide que siga siendo un bastión para empujar al equipo hacia la salvación. Más allá de su labor como representante y cabeza visible de la nave blanquinegra, no se le puede reprochar falta de autocrítica y humildad en su despedida, «uno se va con la sensación de haber hecho todo lo que ha podido, incluyendo errores y aciertos, pero a la vez con el descontento y malestar consigo mismo por ver al equipo en estos puestos de la clasificación que, insisto, revertiremos».
Tras las escaramuzas de los últimos días, se abre ahora un horizonte plagado de incertidumbre y calma chicha hasta que la convocatoria de la junta general de accionistas auspiciada por Oliver y Agapito Iglesias fructifique en un plazo de unos 60 días en caso de que el actual consejo así lo notifique o más de 100 si se opone y es el registrador mercantil el encargado de hacerlo. Todo después de que la parte aspirante a recuperar el mando sostenga que no se han cumplido los plazos en el traspaso de las acciones previstos para el 30 de septiembre y el 31 de enero y sin que se hayan atendido los requerimientos explícitos a este respecto, lo cual ha desembocado en la vorágine institucional de las últimas horas.
Los mexicanos, por su parte, han optado por el mutismo y mantener un perfil bajo, estrategia que lleva inquietando a unos seguidores sistemáticamente desinformados, ávidos de una versión oficial inexistente. Se parapetan en una condición de propietarios que, según sostienen, les ampara, pero pese a la polvareda levantada no han emitido ningún comunicado ni concedido entrevistas ni ruedas de prensa para arrojar algún resquicio de luz.
Sin embargo, este jueves han movido, por fin, ficha para sofocar unas ascuas que podían derivar en un incendio en las entrañas del vestuario. De esta manera, han procedido al abono de los atrasos en las nóminas del mes de enero de la plantilla pacense, que vuelven a estar al corriente de pago.
La realidad extradeportiva se empeña en eclipsar la relevancia del envite de este domingo (12.00 horas) en Cobeña ante el Ursaria, rival directo (ocupa el puesto de playout) en la pugna por escaparse de la zona conflictiva de la tabla.
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