Primera RFEF

El Romano vuelve a creer

«Sí, yo creo que hemos vuelto», opina Chuma. «No te digo que nos vayamos a salvar seguro, aunque yo confío en que sí. Si seguimos en este nivel, tendremos las cosas más de cara. Ese espíritu de lucha, con la afición apoyando y apretando… Ojalá sigamos con esta versión». El estado de euforia que exhibieron los jugadores tras el partido conjugó la alegría y el éxtasis con el alivio y el desahogo. «Se lo han ganado. Les ha tocado tragar mucha mierda este mes y ahora es un momento en el que puedan estar tranquilos, sin esconderse de nada… Pero seguimos en descenso y no podemos aflojar», avisa Rocha.

El Mérida ha pasado de estar a siete puntos de la salvación a estar a dos; de estar en una mini Liga de seis equipos para dos puestos de permanencia a estar en una de siete para tres (y con la ilusión de enganchar a más equipos en la pelea en las próximas jornadas); de creer sólo de boquilla y en público a creer de verdad y con motivos. Porque después de competir y empatar en Antequera y de ganar mereciéndolo en Valdebebas, el equipo de David Rocha se marcó el sábado ante el líder su mejor partido desde que ascendió a la categoría. Por juego y por quién estaba enfrente. «Sí, sí… este ha sido mucho mejor que el de la primera jornada ante el Linares», coincide Chuma.

«Los tres puntos son muy importantes porque nos acercan al objetivo, pero igual de importantes son las sensaciones, porque son las que nos aumentan la confianza. Vemos que lo que se trabaja, sale. Así que a seguir haciendo hincapié en la presión alta, asfixiante, a vaciarse… al principio cuesta, pero los chicos están empezando a asimilarla y a creer en ella», reflexiona el técnico emeritense.

Eso y tres claves más explican el lavado de cara del equipo: la limpieza mental y calidad futbolística que le han dado las nuevas incorporaciones, sobre todo Javi Martín, Eliseo Falcón, Juanjo Sánchez y Mizzian; la concentración, que no la actitud o el correr más, del equipo durante todo el partido, que le ha rebajado cuantiosamente el número de errores impropios; y por último, la amplia plantilla actual que le permite al entrenador que compitan en cada entrenamiento y poder tener efectivos para los tramos finales de los partidos.