El Cáceres no funciona

El marcador real fue 13-22 en ese momento, pero el acta reflejó 13-23 al contabilizarse como triple una canasta de dos a cargo de Barcello. Los árbitros no fueron capaces de remediar el asunto hasta transcurridos 14 minutos, cotejando las anotaciones de los ayudantes de cada entrenador ante los abucheos de un público asombrado con la incidencia. El partido se reanudó colocando Marcius la máxima renta visitante de diez puntos en el último segundo del primer cuarto (14-24). El Cáceres intentó apretar en defensa durante el segundo cuarto, pero se encontró con los mejores minutos del visitante Ander Martínez, que obligaron al técnico Roberto Blanco a parar nuevamente el juego (22-35). El Guuk Gipuzkoa dio la sensación de tener el encuentro bajo control pese a los esfuerzos de Dikembe por rebajar el castigo. Un triple de Ander Martínez supuso la mayor diferencia visitante justo antes del paso por los vestuarios (34-48).

Con 13 tiros convertidos de 37 intentos, el conjunto extremeño tuvo una losa ofensiva en contraste con los 21 de 30 del rival, que dominó en todas las estadísticas excepto en la de balones perdidos (seis contra dos). No tardó ni tres minutos de la reanudación el conjunto vasco en dar el zarpazo definitivo al encuentro. Un 2+1 de Barcello, máximo anotador del partido con 20 puntos, y cinco puntos consecutivos a cargo de Oroz elevaron la ventaja a 20 puntos (38-58). Sin la producción habitual de Gantt y Atencia, únicamente Hamilton pareció mostrarse capaz de enfrentarse de tú a tú ante los defensores visitantes, que casi no necesitaron cometer faltas personales para frenar las acometidas locales. El técnico visitante, Mikel Odriozola, movió banquillo con asiduidad. Marcius fue el mejor ejemplo de buena rotación convirtiendo cinco canastas de seis intentos en el poste bajo al final del tercer cuarto (49-75). Los diez últimos minutos fueron de cara a la galería aunque los visitantes tardaron cinco en anotar su primera canasta del parcial. Los locales rescataron de los escombros el coraje de Bonilla, que reclamó más minutos por su entrega en ambas zonas, y redujeron la diferencia a los 18 puntos del guarismo final, una mala suerte de capicúa para el antepenúltimo clasificado (68-86).