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¿Qué ha pasado este jueves, 4 de diciembre, en Extremadura?
Elizabeth Mpofu, durante su participación en Madrid Fusión Dreams Asturias RC

Elizabeth Mpofu

Agricultora y activista
«La tecnología nos está alejando de la sabiduría de nuestros abuelos»

Con una granja en África, reivindica el papel de los pequeños campesinos frente a la agricultura industrial en Madrid Fusión Dreams Asturias

Guillermo Elejabeitia

Sábado, 1 de noviembre 2025, 00:33

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Es una de las voces más reconocidas del movimiento campesino internacional, Elizabeth Mpofu participó esta semana en el encuentro Madrid Fusión Dreams Asturias, donde reivindicó la agroecología como herramienta de justicia y supervivencia. Desde su pequeña granja de Zimbabwe ha logrado llevar la voz de casi 20.000 pequeños agricultores hasta los foros globales de soberanía alimentaria. Defiende que el futuro de la alimentación no se construirá con más química ni tecnología, sino recuperando la sabiduría ancestral de quienes llevan siglos manchándose las manos de tierra.

-La agricultura industrial dice que puede alimentar al mundo, pero sigue muriendo gente de hambre.

-Está agotando los suelos y destruyendo la diversidad de semillas que habíamos conseguido durante generaciones. Hoy nos enfrentamos a una crisis climática, con calor extremo, sequías y patrones de lluvia agresivos que deterioran aún más la tierra cultivable. Incluso si la agricultura industrial aumentara la producción, si no recuperamos valores tradicionales no habrá manera de alimentar al mundo.

-Cada vez hay más tierra cultivable concentrada en menos manos. ¿Qué consecuencias tiene?

-No entiendo cómo hay propietarios de enormes tierras y, al mismo tiempo, gente que pasa hambre. Dicen que es por el bien común, que pueden cultivar suficiente comida para todos, pero han arrebatado la tierra a los campesinos y los han dejado en la miseria. Muchos gobiernos incluso invitan a inversores a comprar tierras donde pueblos las han cultivado durante siglos. No podemos dejar que las personas mueran de hambre en nombre del beneficio empresarial.

Legado

«Si pierdo mis semillas, pierdo mi identidad y mi capacidad de decisión»

-¿Qué significa para una comunidad perder sus semillas autóctonas?

-Si pierdo mis semillas, pierdo mi identidad, mi capacidad de decisión, mis valores culturales, mi vida. Si me obligas a perder las semillas indígenas, de alguna manera me estás matando. Las culturas de cada pueblo están siendo destruidas por multinacionales que imponen sus granos, no por salud o calidad de vida, sino por negocio. Debemos unirnos y hacerles frente, porque sin nuestras semillas ya no tenemos valor: somos prescindibles.

-¿Puede la agroecología competir con los tiempos y volúmenes de la agricultura industrial?

-Claro que puede, si recibe apoyo. El problema es que no hay políticas que protejan nuestro trabajo. Desde el poder se favorece y financia a la gran industria. Las instituciones y centros de investigación deberían venir a las zonas rurales a ver cómo trabajamos. Se ha instalado el relato de que los pequeños agricultores no podemos alimentar al mundo, pero la industria lo está haciendo a base de herbicidas, químicos y degradación del suelo.

-Comenzó cultivando para alimentar a su familia, pero ha acabado liderando un movimiento global. ¿Qué le hizo rebelarse?

-Para una persona, o para dos o tres, no es fácil romper las dinámicas del mercado; por eso es importante organizarse y alzar la voz. Venimos de comunidades rurales, somos los más afectados por el colonialismo y ni siquiera nuestros gobiernos nos defienden. Los campesinos, las mujeres, los pueblos indígenas representamos gran parte de la población mundial y, sin embargo, se descuidan nuestros derechos. Por eso nos unimos en La Vía Campesina, un movimiento global de paz para buscar soluciones. Hemos conseguido ahora participar en reuniones de alto nivel en las que, de forma individual, nunca se nos habría invitado.

Mujer

«No es fácil hablar de feminismo en la cultura africana; es un trabajo que debemos abordar»

-¿Nos está haciendo la tecnología olvidar lo que ya sabíamos?

-Nuestros abuelos y abuelas sabían observar el paisaje y predecir el tiempo: si veían sombra en ciertos árboles, sabían que vendría un año de lluvias abundantes. Ahora estamos más desinformados, atrapados por una tecnología que no llega hasta nosotros y sin saber cómo afrontar fenómenos cambiantes. El calentamiento ha llegado para quedarse, y debemos estar preparados. Por eso no podemos renunciar a la sabiduría de nuestros mayores. De algún modo, la tecnología nos aleja de nuestra cultura y capacidad de pensar, nos hace creer que somos prescindibles. La tecnología en sí no es mala, pero no podemos permitir que destruya nuestro conocimiento tradicional.

-Las mujeres producen la mayor parte de los alimentos del mundo, pero rara vez toman decisiones. ¿Por qué?

-Seguimos poco representadas y sufrimos más la pobreza. Se nos ve como fuerza de trabajo, pero cuando se trata de pedir un préstamo o participar en decisiones importantes se nos deja al margen. No es fácil hablar de feminismo en la cultura africana; es un trabajo que debemos abordar nosotras mismas. A veces dejamos que decidan ellos, porque cuesta romper siglos de las mismas dinámicas. Por eso es tan importante la educación y el acceso a la información: muchas de nosotras nunca tuvimos oportunidad de ir a la escuela.

-¿Qué pueden hacer los consumidores para apoyar un sistema alimentario más justo?

-Lo más importante es desarrollar nuestros propios mercados territoriales para productos agroecológicos, en África pero también aquí. Estamos dominados por grandes redes de distribución que no benefician ni a productores ni a consumidores. Ese es el mayor desafío de la alimentación global: lograr que agricultores y consumidores se unan sin intermediarios, confiando en que podemos pagar un precio justo por un alimento bueno y saludable.

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«La tecnología nos está alejando de la sabiduría de nuestros abuelos»