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El Ballet Nacional de España y la Orquesta de Extremadura crean una 'Electra' convincente

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El Ballet Nacional de España y la Orquesta de Extremadura crean una 'Electra' convincente

La cantaora Sandra Carrasco se suma para dar brillo al notable montaje de Antonio Ruz para el arranque del Festival de Mérida

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Domingo, 1 de julio 2018, 09:02

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Todos los montajes con flamenco de por medio suenan igual y parecen (o pueden) ser igual pero una danza teatralizada llevada por el Ballet Nacional de España y modelada por la (magnífica) Orquesta de Extremadura desmonta la tesis. 'Electra', el estreno del Festival de Mérida y en cartel hasta mañana, no se puede despachar como algo ya visto. No. Tampoco con que sea un montaje menor dentro de la programación. El espectador tiene motivos para saborearlo, aplaudirlo, aunque tampoco esté exento de ciertos momentos de letargo en la escena y, puntualmente, de saturación de bailarines que, según los gustos, sirven más para taponar que para dar más lustre a este espectáculo arriesgado, dice Antonio Najarro, director del Ballet Nacional, con papel en la obra. El riesgo, bien mirado, es una virtud y esta 'Electra' con sabores a Lorca, tenebrosa en lo visual sin más texto que los cantes de una excelsa Sandra Carrasco, lo tiene de sobra.

Atiborrada de oscuridad y brillante escenografía, su director, el coreógrafo Antonio Ruz, ha gestado un montaje pleno de belleza visual pero sin olvidar lo que es la tragedia de Electra, uno de los grandes dramas clásicos. El resto lo han puesto sus bailarines, con singular protagonismo para una joven pero sobradamente preparada Inmaculada Salomón, y una música en directo que, en el caso de la Orquesta de Extremadura bajo la batuta de Manuel Coves, hace que la historia, de casi hora y media de montaje, suene aún más real de lo que ya es.

«La sangre llama a la sangre» repetida por el corifeo, recuerda no solo a la venganza, la violencia familiar o los remordimientos del texto griego sino ineludiblemente evoca a la pluma de Federico García Lorca, a su 'Romancero gitano', a 'Bodas de sangre' o incluso a 'La casa de Bernarda Alba', puestos a imaginar. Y más cuando se sitúa a 'Electra' en la España rural del primer tercio del pasado siglo XX.

El Teatro Romano casi se llenó: 2.500 espectadores presenciaron el estreno de la representación

El espectáculo arranca con una boda y termina prácticamente con un entierro. Muy lógico todo. La virtud, lo verdaderamente complicado, está en ir desde un extremo a otro con ritmo, contundencia, claridad, finura. Y se consigue en su inmensa mayoría, con la imprescindible dramatización cantada de Sandra Carrasco.

Y no es fácil que a través del flamenco y de la danza se expresen, por ejemplo, los remordimientos de la mujer de Agamenón (Antonio Correderas), Clitenmestra (Esther Jurado), que cada vez que intenta dormir y se le aparece su esposo, muerto por la decisión de ella y su amante, Egisto (Antonio Najarro). O los de Electra (Inmaculada Salomón) cuando, a pesar de haber cumplido su venganza gracias a su hermano Orestes (Sergio Bernal), no puede dejar de sentir dolor por la desaparición de su progenitora.

Un conocedor de las ventajas (y también peligros para los que intenten profanarlo) del Teatro Romano emeritense como Paco Azorín, ideólogo de una escenografía tan acertada como apropiada, más la dramaturgia de Alberto Conejero, completan un cuadro notable en medio de diversos palos de flamenco en medio de un monumento romano apenas luminoso para amoldarse a una historia básicamente luctuosa.

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Un espectáculo al que se suman los violines, violas, violonchelos, contrabajos, trompas y demás instrumentos de una Orquesta de Extremadura que, sin atisbo alguno de cariño por el paisanaje, representa también otro de los aciertos de la primera obra del Festival emeritense. Pensar cómo sería esta 'Electra' del Ballet Nacional sin su música en vivo supone un ejercicio que abriría nuevos interrogantes. «Hay pocas como ella, y hay que cuidarla mucho porque es una joya», dijo de ella su director para este montaje, Manuel Coves.

De La Zarzuela a Mérida

Una prueba más de la fortaleza del espectáculo está en el cambio de chip que con toda certeza ha tenido que realizar el Ballet Nacional porque esta 'Electra' del Festival de Mérida no se concibió para esto. En realidad, se hizo, y se ejecutó por primera vez, en el Teatro de La Zarzuela. De nuevo el riesgo sobrevolando.

Más seguro, de antemano, estaban Najarro y Ruz con los integrantes del ballet, una treintena de bailarines añadidos al elenco principal de Salomón, Bernal, Correderas y el propio Najarro. El Ballet Nacional cumple 40 años y ya se pasó por el Festival en 2013, con Antonio Najarro ya como director con una singular Medea.

El director del Ballet Nacional agradeció tras la representación los minutos de aplausos que ofreció el público tras el estreno. Najarro valoró la labor del director del montaje, Antonio Ruz. «Ha sabido sacar de cada uno de nosotros además de nuestro baile, nuestra alma», agregó. Ruz dijo estar muy emocionado por el resultado «increíble» de esta versión del mito clásico.

Unos 2.500 espectadores, cerca del lleno, contemplaron el estreno de la primera obra del Festival de Mérida este año. Tras 'Electra', llegan para este julio 'Ben-Hur' (del 4 al 8); 'Nerón' (del 11 al 15); 'Esquilo' (del 18 al 22) y 'Filoctetes' (del 25 al 29).

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