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Helga de Alvear en su museo de Cáceres.

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Helga de Alvear en su museo de Cáceres. HOY
Muere Helga de Alvear

Muere Helga de Alvear, la gran mecenas de Extremadura

La galerista, que instaló en Cáceres la Fundación y el Museo Helga de Alvear, ha fallecido este lunes en Madrid

Tania Agúndez y Cristina Núñez

Badajoz | Cáceres

Lunes, 3 de febrero 2025, 08:57

La galerista alemana Helga de Alvear ha muerto este lunes en Madrid a los 88 años de edad. Han sido los miembros del Patronato de la Fundación Helga de Alvear, la directora y el equipo del Museo Helga de Alvear de Cáceres quienes han comunicado su fallecimiento. Su cuerpo se encuentra en el tanatorio de Tres Cantos y hasta allí se han trasladado el alcalde de Cáceres, Rafael Mateos, y el presidente de la Diputación, Miguel Ángel Morales.

Nacida en Kirn Nahe (Renania-Palatinado) en Alemania, ha sido una de las galeristas, coleccionistas y mecenas más relevantes de España. Tras una vida filantrópica y definida por su pasión por el mundo del arte y la cultura, ha sido figura clave para el desarrollo del arte contemporáneo. Fue la principal impulsora del Museo que lleva su nombre en Cáceres, «donde deja un legado que permanecerá para la posteridad», han indicado desde la fundación en nota de prensa.

Museo Helga de Alvear de Cáceres

«Helga de Alvear será por siempre recordada por su admirable generosidad y su imprescindible papel en el desarrollo del contexto artístico español e internacional. Helga fue una líder visionaria que tuvo un impacto indeleble en los artistas con los que trabajó, en los equipos de su Museo y su galería, en sus colegas, en sus numerosos amigos y en todo el mundo del arte», ha indicado Sandra Guimarães, directora del Museo Helga de Alvear de Cáceres.

Enclavado en plena ciudad monumental, este espacio destaca por el impacto cultural que ha tenido no sólo en la capital cacereña sino a nivel regional. Se levantó para acoger las más de 3.000 obras de su colección de más de 500 reputados artistas españoles y extranjeros. En ella destacan pinturas y esculturas de variados estilos y formatos así como vídeos e instalaciones, con abundante presencia de fotografías y obras en papel.

Actualmente, el de Helga de Alvear es un museo con gran reconocimiento nacional e internacional. «Helga siempre valoró el arte y sus relaciones con los artistas por encima de todo, puso todo su esfuerzo y cariño en hacer realidad el sueño de construir un museo y eligió como hogar para su colección la ciudad de Cáceres, siendo la principal defensora del proyecto hasta el final. De forma totalmente desinteresada consiguió hacer realidad la creación de una Fundación y el Museo», ha destacado Guimarães.

La capital cacereña se convirtió en el lugar idóneo para Helga de Alvear, donde llevó a cabo su sueño creando una institución y un museo referente en el mundo del arte. En el año 2006 se constituyó la Fundación Helga de Alvear, en el año 2010 se inauguró el Centro de Artes Visuales y en el 2021 se inauguró el Museo Helga de Alvear. «Es una institución que tiene la vocación de recordarnos que el arte es un motor imprescindible para seguir mirando hacia el futuro y cuya misión es poner en valor la generosidad y el legado de Helga de Alvear, reconociendo el carácter transformador del arte, tejiendo comunidad de relaciones a nivel local, nacional e internacional y expandiendo su pasión por el arte contemporáneo en la sociedad actual y generaciones futuras. Gracias a su generosidad y a su férreo compromiso con la sociedad, hoy contamos con una de las colecciones internacionales de arte contemporáneo más relevantes de Europa y podemos seguir trabajando por cumplir su sueño: transformar la vida de las personas a través del arte. Helga de Alvear tiene un lugar propio en la historia del arte contemporáneo», ha añadido Guimarães.

Helga de Alvear de familia industrial germana

Procedente de una familia industrial germana llegó a España con 21 años para aprender español y aquí conoció a su marido, el arquitecto Jaime de Alvear, de quien se enamoró. De él, que falleció hace 14 años, tomó su apellido. «Yo quería ser pianista, pero mi padre me dijo que de eso no se podía vivir. Y dije, pues entonces idiomas. Me iba a los museos, a las óperas y así poco a poco he ido aprendiendo. Luego llegó la Feria de Basilea y Juana Mordó» recordaba la propia de Alvear en otra publicación de este diario.

La trayectoria vital y profesional de Helga de Alvear la hizo merecedora de numerosos reconocimientos, entre los cuales destacan la Medalla de Extremadura en 2007, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes concedida por el Ministerio de Cultura en 2008 y la Cruz de la Orden del Mérito Civil de la República Federal Alemana, otorgada en 2014. También fue Extremeña de HOY, premio que le entregó la redacción de este periódico en el año 2010. También recibió la Medalla Internacional de las Artes de la Comunidad de Madrid en 2020 y la Medalla al Mérito Cultural de la República Portuguesa de 2024, entre otros muchos galardones.

La vida de Helga de Alvear

Helga de Alvear nació en el año 1936. Solía contar que, siendo niña, le gustaba coleccionar piedras duras que encontraba en el Río Nahe, provenientes de un yacimiento cercano a su casa y que, posiblemente, las formas, texturas y colores de esa primera colección de objetos naturales allanaran el camino hacia su posterior fascinación por el arte abstracto.

Tras la Segunda Guerra Mundial, que acabó cuando ella tenía 9 años, Helga de Alvear estudió en el colegio de Salem en el lago de Constanza, así como en Lausana y Ginebra, Suiza. Posteriormente amplió sus estudios en Londres durante un año. En 1957, con 21 años, viajó a España con el objetivo de aprender el idioma. Siendo estudiante de Cultura Hispánica en la Complutense, el 27 de mayo de 1958, conoce al arquitecto Jaime de Alvear, con el que contrajo matrimonio justo un año después en la misma fecha de 1959 y con el que tiene tres hijas: María, Ana y Patricia.

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Junto con su familia, Helga visitaba con frecuencia el Museo del Prado, donde quedó prendada de obras como La Anunciación de Fra Angelico o la última etapa de Goya, artista del que adquirió una primera edición de Los Caprichos décadas más tarde.

Colección Helga de Alvear

El origen de la Colección Helga de Alvear se remonta a 1967, momento en el que Helga de Alvear conoció a Juana Mordó, entró en contacto con los artistas del grupo entorno a Cuenca y El Paso y se fue interesando cada vez más por la escena artística española. De hecho su incursión en el mundo profesional del arte empezó con 5.000 pesetas y a plazos, según ha repetido ella misma en numerosas ocasiones. De esta forma Helga de Alvear adquirió su primera pieza artística: una pintura de Fernando Zóbel, autor abstracto fundador del Museo de Arte Contemporáneo de Cuenca, que pagó a plazos. Desde entonces, Helga siguió adquiriendo obras.

Helga De Alvear empezaría a trazar su potente trayectoria en el mundo del arte en los años 80. En enero de 1980 entró a trabajar en la galería Juana Mordó. Durante esos años de aprendizaje, tanto en cuestiones de gestión como en un mayor conocimiento del mundo artístico internacional, se movió en importantes ferias como Art Basel, la Fiac en Paris y la Feria de Colonia. En 1982, Helga de Alvear se convirtió en una de las galeristas que apostaban por innovar en la escena española con la creación de la feria ARCO.

Con el paso del tiempo, la implicación de Helga de Alvear en la galería de Juana Mordó se hizo cada vez más importante hasta que, con la muerte de Juana en 1984, toma las riendas. Durante los siguientes 10 años siguió las enseñanzas y el modelo, tanto artístico como de gestión, de su mentora. Sin embargo, en 1995 decidió dar un giro a su carrera abriendo una nueva galería bajo su propio nombre en un espacio de más de 900 metros cuadrados junto al Museo Reina Sofía. En este nuevo proyecto apostó por el arte contemporáneo más internacional con un especial interés por la fotografía, el vídeo y la instalación que en el momento son casi desconocidas en España.

Muchas de las obras de esta colección han ocupado las salas de los museos de todo el mundo, pero el deseo de compartir su pasión por el arte contemporáneo con el mayor número de personas posible y de forma permanente la llevó a dar un paso más allá. Helga de Alvear vio necesario crear una institución sin ánimo de lucro, con vocación pública, participativa y transparente. Así nació la Fundación y el Museo de Cáceres.

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