Jörg, el nómada de los 132.000 kilómetros que hizo parada en Cáceres
Alemán de Hamburgo, recorre desde hace seis años el mundo a dos ruedas; la semana pasada hizo parada en la capital cacereña en su tránsito hacia Noruega
Jörg, natural de Hamburgo (Alemania), de 62 años, lleva todo lo que posee encima de su bici: en las alforjas la ropa y sus ... enseres más personales, en un petate una pequeña tienda de campaña y un saco de dormir, y en un cartel hecho con un cartón pide ayuda para continuar en tránsito: «Hola, llevo 132.000 kilómetros en bici. Me duele el culo y suenan las tripas. Muchas gracias». Eso lo pudieron leer las personas que atravesaron la calle Pintores el pasado jueves por la mañana.
A la altura del número 10, a la sombra en un día de octubre que más bien parecía primaveral, Jörg (ropa deportiva, chanclas sobre los calcetines), cuenta su historia, aunque prefiere guardarse su apellido. Es un nómada convicto y confeso que salió de su ciudad natal hace más de 30 años. «Mi idea es llegar al Cabo del Norte, en Noruega, considerado el punto más al norte en Europa». En un mapa manufacturado enseña su tourné, que describe como 'Highway to hell' (carretera hacia el infierno). No parece casual que para describir su viaje infinito utilice la canción de ACDC. «Viviendo tranquilo, amando libremente. Abono de temporada en un viaje de ida. Sin preguntar nada, déjame en paz. Tomándomelo todo con calma. No necesito razón, no necesito rima, no hay nada que prefiera hacer. Bajando hora de fiesta, mis amigos también estarán allí, estoy en la carretera al infierno», reza la canción del grupo británico-australiana que, sin duda, y es algo que se hace evidente en pocos minutos de conversación, representa a este hombre.
«Fui a Hamburgo a visitar a unos amigos y estando allí tuve la idea de viajar hasta allí, hasta Noruega, pero estando en Dinamarca estaba el tiempo tan mal que me di la vuelta». Eso sucedió hace seis años y Noruega se ha convertido, de alguna manera, en una especie de Itaca, el símbolo de ese viaje homérico en el que se van acumulando experiencias. Porque Cáceres no está precisamente cerca de esas latitudes nórdicas que ansía.
En el cartón que exhibe muestra un recorrido en el que ya ha pisado 15 países y en el que detalla que ha transitado todas las vías verdes de España. Estos son antiguos trazados de ferrocarril en desuso que se han recuperado y reconvertido en itinerarios no motorizados, principalmente para cicloturistas y senderistas. Según el Ministerio para la Transición Ecológica de cuales actualmente existen más de 2.500 kilómetros operativos distribuidos por toda España.
Añade además que a lomos de su bici ha pisado todos los caminos de Santiago de España (hay 10, según la página web del Camino de Santiago) y todas las provincias españolas de la Península Ibérica, así que es un libro abierto en cuanto a usos y costumbres de esta nación, la piel de toro. No ha pasado en balde por este país y se le nota en el dominio absoluto que tiene del idioma, sin titubeos aunque con su característico acento teutón.
El modus vivendi de Jörg era pedalear con su bici a donde el viento le llevara y asentarse durante meses en zonas que le permitieran trabajar, sobre todo en la hostelería. «Y después, con el dinero ahorrado me ponía a viajar». En la ruta que inició hace seis años, le pilló «todo», describe. Lo peor, sin duda, la irrupción de la covid cuando ya llevaba unos meses en marcha. Durante mucho tiempo el sector de la hostelería sufrió, con cierres y restricciones temporales. «Se quedó completamente muerto y ahora mismo no encuentro nada», detalla. Su día a día lo sustenta lo que saca pidiendo en cada uno de sus puntos de destino. En Cáceres la 'cosecha' no había sido demasiado sustanciosa, por eso iba a optar por retirarse a la hora de comer. Fueron unas horas las que se dejó abrazar por la ciudad monumental de Cáceres. «Llegué por la tarde, pasé la noche en las afueras y voy a continuar el camino, describe. En Extremadura va comiéndose los kilómetros de la Ruta de la Plata es el Camino de Santiago más largo de España, con aproximadamente 1.000 kilómetros y una duración de entre 6 y 8 semanas a pie, partiendo de Sevilla y atravesando Andalucía, Extremadura, Castilla y León y Galicia.
No puede elegir cuál es el mejor país para vivir. «Para mí España siempre era un buen sitio para trabajar, porque hay siempre un montón de hoteles y lugares para turistas alemanes, ingleses, alemanes, italianos, y son idiomas que yo hablo, lo cual es una gran ventaja, nunca me ha costado demasiado tiempo encontrar un trabajo en España». Austria, en invierno, también le proporcionaba opciones para trabajar. Eso desde el punto de vista del trabajo, pero para pedalear cita Australia, Alaska, Canadá, «los lugares en los que no hay gente», bromea. En Cáceres, esta provincia arrinconada, tampoco hay demasiada gente, aunque Jörg la abandona pronto en busca de una nueva parada en su carretera al infierno.
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