La Fiscalía de Cáceres pide 18 meses de prisión para un hombre por humillar a una mujer trans en el trabajo
La cacereña Nerea Gibello denunció a un compañero por insultarla y negar su identidad de género, lo que le llevó «a situaciones de ansiedad y depresión»
Empezó a trabajar como ayudante de cocina en un restaurante de Cáceres y enseguida empezó a sentirse menospreciada. «Se me insultaba, se negaba mi realidad ... como mujer trans y eso me llevó a situaciones de ansiedad y de depresión». Nerea Gibello, de 35 años, decidió denunciar a su compañero de trabajo por trato degradante, para el que la Fiscalía provincial pide un año y medio de cárcel por estos hechos, que se prolongaron durante los cuatro meses en los que estuvo trabajando en un local del centro de la ciudad.
Este jueves se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Cáceres la vista judicial en la que no se ha llegado a un acuerdo entre las partes, por lo que se ha fijado el juicio para el próximo 6 de febrero. Tal y como ha explicado Gibello, las frases despectivas eran frecuentes. «Me decía que no porque lo dijera Irene Montero todas las vacas iban a tener rabo, todo lo que decía era para humillarme y yo notaba que cuando me quejaba con los responsables me decían que tenía que aceptarlo, le quitaban importancia, los que tenían que haber frenado esto no lo hicieron», señala. «Al final acabas asumiendo que esto es muy doloroso pero que que te traten así es tu realidad». No contó tampoco, explica, con el apoyo de otros compañeros. «Acababa de entrar, fueron cuatro meses, no conocía a nadie, solo se me decía que aguantara y mirara para otro lado».
A lo largo de su proceso de transición ha sufrido numerosas situaciones de discriminación. «Yo no puedo estar en el juzgado todos los días, pero cuando ya pasamos al insulto permanente hay que dar el paso, hay que venir aquí y decir que ya está bien».
Esta mujer trans se ha visto apoyada en este caso por la asociación Extremadura Entiende, cuya asesoría jurídica se ha encargado de acompañarla en el proceso de instrucción. Existe un informe médico forense que certifica que esta mujer trans se ha visto afectada en su salud mental por el trato degradante que existió. Además del año y medio de cárcel la Fiscalía solicita la pena de inhabilitación para profesión u oficios educativos en el ámbito docente, deportivo y de tiempo libre, además de una indemnización.
«Me decía que no porque lo dijera Irene Montero todas las vacas iban a tener rabo, todo lo que decía era para humillarme»
Nerea tiene otra brecha judicial abierta. «Cuando me voy a operar para el cambio de reasignación de sexo, me cojo la baja y me llega la carta de despido». Esta derivada laboral está paralizada hasta que se resuelva el asunto del trato degradante.
Su caso, indica, es solo una muestra de las dificultades que el colectivo de personas trans tienen para insertarse laboralmente. «Por suerte yo ahora estoy en una empresa en la que se me respeta, pero en algunas empresas es complicado ya solo que se te contrate y también que después te traten bien». Actualmente trabaja como guía turística en Cáceres. «Mi vida ha cambiado, a la empresa donde yo estoy no solo no le importa que sea una mujer trans, sino que lo respeta y me protege, si alguna vez he sufrido una agresión por parte de algún vecino o turista, les he tenido como respaldo, en vez de lo que tenía antes». A la vista judicial Nerea acudió con un nutrido grupo de apoyo, incluidos sus padres.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión