La familia de Pérez-Sala trata de recuperar el material digitalizado del cineasta cacereño
Continúan el litigio contra Mario Martínez Sáenz, un joven director que intentó difundir el legado del autor cacereño sin el acuerdo de sus allegados
El pasado 16 mayo en el Gran Teatro de Cáceres se llevó a cabo una proyección-homenaje de las películas del director cacereño de ... cine amateur Manuel Pérez-Sala (Novelda, 1906-Cáceres, 1986). Se proyectaron cuatro de sus obras más destacadas: 'Éxodo de salvación' (1954), 'Montehermoso' (1957), 'Norba Cesarina' (1959), además del reportaje 'Batalla de flores y ofrenda a la Virgen' (años 50). En el acto estuvieron sus familiares, entre ellos su nieta, Cristina Pérez-Sala.
Hasta llegar a este punto, es decir, hasta poder hacerle este homenaje público y esta proyección, la familia tuvo que recorrer un camino que se complicó en los últimos años. El último obstáculo se inició cuando apareció la figura de Mario Martínez-Sáenz, un joven emeritense que en 2022 estudiaba cine en la ESCAC de Cataluña.
Conoció la figura de Pérez-Sala y quiso dedicarle su trabajo de fin de carrera, pero era incapaz de acceder al material del mismo, por lo que contactó con un nieto del cineasta, Arturo Fernández Pérez-Sala, que le mostró 93 bobinas que se guardaban en el armario de un piso familiar cerrado en Cáceres. Ahora todo ese material está digitalizado, pero no en manos de la familia, que lucha por conseguirlo. En aquel mueble estaban, además de otras filmaciones familiares, las películas más célebres de este director, que mostraban una realidad olvidada de Extremadura. Mario llegó a un acuerdo con la ESCAC para digitalizar todo ese material y se llevó a cabo una rueda de prensa en el Ayuntamiento de Cáceres, junto al concejal Jorge Suárez.
A partir de ahí arranca el descontento de la familia, cuando Mario Martínez Saénz da a entender que la obra de su abuelo estaba «perdida». «Siempre hemos intentado respetar el parecer de mi abuelo, en 1982, en vida de mi abuelo, se le hizo un homenaje y se proyectaron varias películas». Llegó el 2011 y Antonio Gil Aparicio, director de la Filmoteca de Extremadura, se puso en contacto con la familia para abordar cómo tratar las películas de Pérez-Sala y si se entregarían a esta entidad. «En ese momento se decidió postergar la decisión, porque no había consenso familiar», explica Cristina, que detalla que su abuelo impulsó la creación de la Filmoteca. Más tarde, en 2020, el padre de Cristina, intentó poner de acuerdo a toda la familia para llevar a cabo la cesión y una digitalización óptima en 4k. «En marzo llega la pandemia y todo se para», destaca. En 2022 fallece el padre de Cristina y toma las riendas Arturo. En este momento aparece Mario Martínez Sáenz. «Mi primo se comprometió a darle toda la información y en virtud del acuerdo de la Filmoteca de Cataluña con la ESCAC se podría digitalizar las películas». Así sucedió y Arturo llevó a Barcelona todo el material almacenado.
Rueda de prensa
Tras las declaraciones que hizo Mario en la rueda de prensa de septiembre de 2023 y en varias entrevistas la sensación que le quedó a la familia es que él sugería que los sucesores «no le habíamos dado valor a la obra de nuestro abuelo y estábamos muy lejos de eso, nuestros esfuerzos empezaron en 2020, pero no habíamos podido llegar a una situación en la que todos cuadráramos y nos pareciera aceptable».
Mario terminó su trabajo, las películas se digitalizaron y el joven recibe ese material. Cristina Pérez sostiene que la Filmoteca de Cataluña comete un error al entregárselas a él. Después llega la rueda de prensa en la que comparecen Mario y Arturo Fernández Pérez-Sala. «Mi primo estaba desconcertado porque no sabía a qué iba», señala Cristina, que apunta que intervino al final y que había sido avisado la tarde antes, sin capacidad de respuesta. Niega, como apuntó el joven cineasta en un reportaje publicado en este diario, que Arturo no estuviera autorizado por el resto de la familia para ceder las películas a Mario.
«El problema de Mario es que una vez que termina el trabajo y obtiene su matrícula de honor, vuelve a Extremadura y mi primo le dice que le devuelva el material digitalizado, pero él no lo hace». El nieto de Pérez Sala acude al domicilio de Mario en Mérida y le pide las películas. Al no entregárselas le denunció en la Policía. «Le pide como contraprestación un contrato de 65 años de cesión de derechos en exclusividad», señala Cristina. «No nos pareció bien y no aceptamos, porque quería tener la obra libremente, sin consentimiento de los familiares».
Mario recibió una citación judicial como investigado por un delito contra la propiedad intelectual por la denuncia del nieto que, de haber prosperado, podía haberle supuesto de seis meses a cuatro años y multas de 12 a 24 meses. Pero no llegó a haber juicio ya que el juzgado de Instrucción número 2 de Mérida decretó el sobreseimiento provisional de la causa al no aparecer debidamente justificada la perpetración del delito que la motivó, indica Cristina, que anuncia que la familia lo ha recurrido, por lo cual tienen esperanza de que el tema se reabra y puedan lograr ese material.
Martínez Sáenz contó que una representante de la familia intentó en Mérida ofrecerle una cantidad para dejarle fuera de todo lo relacionado con Manuel Pérez-Sala. A ese respecto Cristina señala que le ofreció una cantidad en contraprestación al trabajo de sincronización de la imagen y sonido que había llevado a cabo con el material de su abuelo. «Yo intenté evitar la vía judicial, le dijimos que si nos daba el material digitalizado le retribuíamos ese trabajo, le quitábamos la denuncia y le permitíamos usar el material de una determinada manera pero acogiéndonos a la ley de propiedad intelectual, con ciertas limitaciones».
Él no acepta, la Filmoteca de Extremadura se desvincula de él, se queda fuera. «No han visto buena fe por su parte, ven más la apropiación de la figura de mi abuelo», señala Cristina. «Él no es descubridor de mi abuelo, tiene material de tipo familiar que no sabemos lo que es».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión