El extremeño que hizo posible el Canal de Suez
En 1855 el ingeniero Cipriano Segundo Montesino, de Valencia de Alcántara, formó parte de la comisión internacional que decidió cómo se tenía que hacer el Canal de Suez. Eran 13 sabios y solo había uno de España, el extremeño.
Un maestro sigue siendo un maestro aún después de muerto. Lo digo porque el pasado domingo me reprendió el viejo periodista Sanjosé, cuando a la ... hora de las cañas se nos apareció mientras disfrutábamos de la rica paella que pone de pincho la Tapería Eustaquio Blanco, frente al Hotel Extremadura.
–La verdad, Juntaletras –me dijo encaramado en un taburete–. Es que eres poco curioso para ser periodista.
–Vaya. ¿Qué ha pasado ahora? –pregunté preparándome para la reprimenda, mientras Guinea y Caridad saboreaban la paella y el momento.
–Pues que has estado viendo el maravilloso atlas que hizo Francisco Boronat y Satorre allá por 1875, y parece que no te has dado cuenta de que cada hoja de cada provincia, está dedicada a un natural de ese lugar que era considerada la persona más importante que había nacido allí. ¿A qué no te distes cuenta?
–Bueno, ahora que lo dices sí que me fije que Canarias estaba dedicada a Benito Pérez Galdós; pero no me di cuenta de a quién estaban dedicadas las provincias de Extremadura.
Noticia Relacionada
FOTOS: El extremeño que hizo posible el Canal de Suez
–Pues te lo voy a decir yo, hombre. La provincia de Badajoz estaba dedicada a Vicente Barrantes Moreno. –De pronto acercó su cara iluminada a la mía y preguntó– ¿Sabes quién era?
–Pues... ¡Un escritor! –dije al tuntún.
–Bueno... puede valer –sentenció–. Vicente Barrantes nació en Badajoz en 1829. Escribió poesía, hizo una novela de dos volúmenes dedicada al comunero Juan de Padilla, la obra de teatro Laura de Monroy, un libro sobre Las Hurdes... Fue cronista oficial de Extremadura y buen periodista. Por otra parte, el personaje más destacado de la provincia de Cáceres era Cipriano Segundo Montesino, nacido en Valencia de Alcántara en 1817. –Volvió a acercarme su cara de Gusyluz y a preguntar– ¿Sabes quién era?
–Pues... ¡otro escritor! –volví a decir al tuntún.
–¡No! No tienes ni pajolera idea ¡Cipriano Segundo Montesino fue uno de los ingenieros más importantes del mundo en el siglo XIX!
–¿Del mundo? No sería para tanto... –me echó un cable Guinea mientras hacía una señal para pedir otra ronda.
–¡Qué sí, hombre! Vamos a ver –dijo el difunto–. Él fue una pieza clave para que se construyera el Canal de Suez, algo que fue muy importante en su época porque era la primera vez que se modificaba la estructura de la Tierra de esta manera: Hacer un canal de 161 kilómetros para unir el Mediterráneo con el Mar Rojo. Había gente que aseguraba que iba a causar millones de muertos porque decían que había 10 metros de altura de uno a otro, y eso provocaría una catástrofe. Bueno, pues en 1855 se creó una Comisión Internacional de Expertos para el Estudio y Construcción del Canal de Suez. Ellos eran los que tenían que decidir si era viable y cómo se iba a hacer. Pues aquí viene lo importante: esa Comisión estaba formada por 13 sabios: 4 ingleses, 4 franceses, un austriaco, un holandés, un prusiano, un italiano y un español...
–Oye –interrumpió Caridad que estaba rebañando el cuenco de la tapa de paella–. ¿No irás a contar un chiste?
–¡Iros a la mierda! Hacedme caso, que no dais importancia a lo que tenemos y así nos va.
–Vale, vale. Dejadle seguir –intervine.
–Bueno; pues el único sabio español era Cipriano Segundo Montesino, que era director general de Obras Públicas en Madrid. Estudioso del Canal, en 1857 publicó su estudio 'Rompimiento del Istmo de Suez', que por cierto un ejemplar se vende en internet por 900 euros. La obra del Canal comenzó en 1859. Duró diez años en los que se calcula que trabajaron un millón y medio de obreros egipcios, de los que murieron entre 20.000 a 125.000 según distintas fuentes. Se inauguró el 17 de noviembre de 1869, una gran inauguración con la esposa de Napoleón III, la española la emperatriz Eugenia de Montijo, y allí estaba nuestro Cipriano.
–Sí que fue importante –señaló Caridad.
–Y tanto –siguió el difunto–. Él fue presidente de la Asociación Nacional de Ingenieros Industriales, y fundador y presidente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que por cierto en 2018 le dedicó un homenaje en el que se recordó su gran importancia. Allí habló maravillas de él el doctor en Ciencias José Pastor Villegas, excatedrático de la Universidad de Extremadura; y también la doctora y catedrática de Matemáticas María José Rivera, que es buena escritora y en 2017 publicó la novela histórica 'Eres la luz de mis ojos' en la que sale como personaje Cipriano.
–Y tan importante que fue, ¿no se olvidó de Extremadura al irse a vivir a Madrid como otros? –preguntó Caridad.
–No. Él se dedicó a la política. Llegó a ser vicepresidente del Senado y siempre miró en Madrid por su Extremadura. Fue uno de los impulsores del tren Madrid-Lisboa para que pasara por Valencia de Alcántara. El tren que inauguraron en 1881 los reyes de España y Portugal, Alfonso XII y Luis I. Le gustaba mucho Valencia de Alcántara, y en la desamortización de Mendizabal compró el convento de San Francisco, que pasó a ser conocido como Convento de Montesino. Bueno, me voy que me está entrando envidia tremenda al veros comer. Juntaletras –me dijo dándome una colleja cariñosa–. Aplícate, que se te está anquilosando el cerebro. –Y se desvaneció mientras pedíamos unas raciones.
–La verdad –dijo Caridad riendo–, es que a este pobre, no poder comer... le lleva la vida.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión