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Miércoles, 10 de octubre 2018, 07:50
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Martes, una y media de la tarde. Parada de autobús de la calle Londres. Un cliente habitual del hipermercado Eroski espera paciente, con su carro de la compra lleno, la llegada de la línea 7. Al subir al bus, el conductor le espeta con tono de familiaridad: «Le van a cerrar el chiringuito». El viajero asiente.
En efecto. La cuenta atrás para el cierre de Eroski está en marcha. La despedida de la firma vasca está prevista para la última semana de noviembre (todavía no se ha concretado el día). El pasado viernes arrancó la liquidación de existencias con descuentos que oscilan entre el cinco y el 30 por ciento. Este periodo de rebajas, según se indica a los clientes en el cartel que encuentran a la entrada del recinto y en las cajas registradoras, se prolongará hasta el 24 de noviembre.
Ayer, a media mañana, el hipermercado registraba más público del habitual. Valga como ejemplo un dato. El 26 de septiembre, un día después de que trascendiera la noticia del cierre del hipermercado, había abiertas cuatro cajas. De una de ellas la cajera se levantó porque no había clientes a los que atender. Ayer, a la misma hora, había seis cajas operativas. En todas había que guardar cola para pagar.
No obstante, la liquidación no ha venido acompañada de grandes aglomeraciones de clientes. De hecho, había otras 26 cajas cerradas. Pero la actividad sí ha aumentado. En la sección de electrodomésticos, donde el descuento es del 20 por ciento, dos conocidas se encuentran y se ponen al día. Cogen de la estantería dos planchas eléctricas para cocinar. Y una de ellas le cuenta a la otra las bondades del colchón hinchable que acaba de meter en la cesta de la compara. «Es para la casa de la playa», aclara.
Tere Castuera
En los carros y en las cintas de las cajas registradoras se pueden ver artículos que no corresponden a una compra ordinaria de un martes de octubre. Microondas, sillitas de bebé, maletas, tostadoras... Los mayores descuentos están en secciones como el calzado y el mobiliario de jardín, donde se aplica un 30 por ciento. En puericultura la rebaja es de un 25 por ciento. Los libros tienen una rebaja del cinco por ciento. Hay excepciones. El microondas de Ecron, la marca de electrodomésticos de Eroski, se podía comprar ayer al 50 por ciento de su precio. Estaba rebajado de 60 a 30 euros. Y a los productos frescos no se le aplica ninguna liquidación.
«Hay más gente de lo habitual. Se ve más movimiento», comenta Nerea Morales, que trabaja como operaria en una fábrica de caucho. «Me da mucha pena que cierre. Antes, si no tenías nada que hacer, te venías al centro comercial y echabas la tarde. Y, de paso, podías hacer la compra», asegura en la puerta principal del centro comercial Ruta de la Plata. Aprovechó la visita para comprar artículos textiles de niña.
Tere Castuera, que vive frente a Carrefour –el otro hipermercado de la ciudad–, se acercó hasta la calle Londres para dejar en el colegio a su nieta y, de paso, cuenta, entró en Eroski para ver los descuentos. «Hay más gente. Es una lástima que Eroski se vaya. No sabemos qué van a poner en su lugar», indica.
Rocío Nieto
ASG, gestora propietaria del Ruta de la Plata que ha comprado los metros que hasta ahora ocupaba Eroski para incorporarlos al centro comercial, avanzó la semana pasada que el espacio del hipermercado albergará hasta 20 nuevas empresas y que se crearán más de cien empleos directos. De momento, ASG no da nombres concretos de las firmas que se implantarán en Cáceres. Mantiene que serán operadores de primer nivel en sectores como la alimentación, la moda y la electrónica.
«Yo siempre he venido a comprar a Eroski porque había buenas ofertas. Lo que pasa es que el hipermercado estaba muerto. No venía nadie. Ahora hay más gente. La palabra liquidación tiene tirón. Hay cosas que merecen la pena», apunta un cliente que prefiere mantenerse en el anonimato.
Rocío Nieto, de Talarrubias, se instaló hace un mes en Cáceres. Busca trabajo. «Eché el currículum para trabajar en Eroski y al día siguiente me enteré de que lo cerraban. La pena es que hay mucha gente que se queda sin trabajo», lamenta la joven. El cierre de Eroski afecta a un total de 90 empleados, de los que 65 son cooperativistas desde el año 2012 y el resto mantiene una relación contractual con la cadena vasca. La mayoría tiene entre 40 y 50 años y todos tienen derecho a indemnización.
La semana pasada responsables de Eroski mantuvieron reuniones con los empleados para tratar de reducir el número de despidos. La empresa ofreció hasta 200 vacantes fuera de la comunidad autónoma. La mayoría de puestos de trabajo están en el País Vasco.
«Hacía más de un año que no venía a Eroski», admite una señora a la salida del recinto. No quiere dar su nombre, pero reconoce que su visita está motivada por la curiosidad que le despiertan los descuentos.
Mientras tanto, los taxistas se preguntan si la marcha del hipermercado afectará a su negocio. Tienen una parada en la puerta principal del centro comercial. «Ahora hay mucha gente que sale con la compra hecha de aquí. El cierre puede afectarnos», zanja Martín Serrano.
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