El acuerdo Cáceres-Lumbini se basa en una ley que afecta al Ayuntamiento de Madrid

El memorando de entendimiento entre el Ayuntamiento de Cáceres y la ciudad nepalí de Lumbini se basa en una ley madrileña sin competencias ni aplicación en Extremadura. Se trata de la Ley 22/2006, de 4 de julio, de Capitalidad y de Régimen Especial de Madrid, a la que se menciona desde la segunda línea del documento que suscribió el día 10 el alcalde, Luis Salaya, que se desplazó en viaje institucional en busca del acuerdo para levantar en la capital cacereña un complejo budista que sea un referente de paz mundial.

La citada normativa alude al artículo 14 en sus apartados 2 y 3 y en concreto a las atribuciones del regidor, pero en referencia a Madrid, no a Cáceres. El documento también incluye que el seguimiento y desarrollo del convenio «será competencia de la Dirección General de Acción Internacional y Ciudadanía Global del Ayuntamiento de Cáceres». Resalta que la misma está adscrita a la Coordinación General de Alcaldía. En la corporación local de Cáceres no existe ninguna figura similar lo que según ha denunciado esta mañana el PP confirma que el viaje del alcalde a Nepal se ha realizado sin que ningún técnico municipal haya supervisado y dado el visto bueno a la documentación firmada por Salaya. El portavoz popular, Rafael Mateos, ha lamentado que no haya ninguna referencia a la Fundación Lumbini, que promueve el proyecto Gran Buddha, al igual que tampoco se mencionan los 25 millones que se iban a invertir. La postura del PP es que a la vista de los resultados del viaje, la negociación se podía haber realizado con las mismas conclusiones vía correo electrónico.

«Cáceres ya es un referente turístico. No hace falta que Salaya se vaya a Nepal», reseña Mateos. Para el portavoz municipal del PP, no es de recibo que el documento firmado no haya sido revisado previamente por los servicios jurídicos del Ayuntamiento y la secretaría general.

En sus primeras valoraciones, el propio Luis Salaya ha lamentado que el PP se quiera «bajar del proyecto». Ha destacado que hay grandes expectativas puestas en el mismo y que desembocarían en el complejo budista y la macroestatua de Buda de 40 metros, preferentemente en unos terrenos públicos situados a las afueras de Cáceres. El alcalde ha incidido en que era un «requisito imprescindible» ya que de hecho se intentó aplazar y no fue posible. Sobre las alusiones a una normativa sin vigencia en Cáceres y a una dirección general de la que el Ayuntamiento carece ha explicado que puede que se trate de una errata ya que se aprovechó el trabajo que se había hecho previamente en Madrid. «Es importante que todos estemos implicados», ha destacado para advertir que Cáceres tiene muy cerca conseguir su objetivo pero puede haber problemas si surgen fisuras y discrepancias internas. También ha quitado importancia al hecho de que la secretaría general no revisase lo firmado ya que cree que se trata de acuerdo de voluntades. Sobre el hecho de no haber informado a los grupos de la oposición a su regreso, el alcalde anuncia que lo hará en los próximos días.

Salaya también ha anunciado que se cedería el uso del suelo a la Fundación Lumbini y no habrá aportaciones económicas de la Junta ni del Consistorio.