Hallan en San Agustín una de las primeras criptas familiares de su iglesia
El panteón es de la primera mitad del siglo XVI y se ha descubierto mientras se cambiaba el suelo en una de las capillas
En la iglesia de San Agustín van de sorpresa en sorpresa. Cada vez que entra un obrero para reparar una humedad o cambiar el suelo, ... la historia del templo de los agustinos escribe un nuevo capítulo. Así ha sido durante los trabajos de renovación del suelo de la capilla de San Antonio, donde ha aparecido una cripta, la segunda en cinco meses.
Es el panteón de los Alvarado, donde al menos dos generaciones de esta familia noble vinculada a la Orden de Santiago descansan allí desde la primera mitad del siglo XVI. Se trata del enterramiento más antiguo en el templo de los frailes agustinos del que se tiene constancia documental.
Y es que lo encontrado bajo el suelo refrenda lo que sobre esa capilla había recopilado su párroco, Manuel Ruiz, en los archivos históricos. «El 1 de agosto de 1520 se entierra García de Alvarado, que era comendador de Montijo, junto con su hijo. Esto significa que antes de esa fecha ya estaba hecha la sepultura y no podemos olvidar que en 1431 es cuando el Obispado cede la ermita de San Lorenzo a los agustinos, lo que habla de la rapidez con la que los frailes levantaron el templo. Y –apostilla– no solo construido, sino en uso y por las fechas este enterramiento sería de los primeros que se hicieron dentro».
«No quiere decir esto que no hubiese habido otros enterramientos antes porque no lo sabemos, –advierte el párroco– pero sí que este es el más antiguo que tenemos datado».
Este hallazgo es revelador porque ayuda a reconstruir la historia de este templo que, pese a que es uno de los más antiguos de la ciudad, no conserva nada de documentación propia. «Con esto conseguimos verificar lo que hemos encontrado en los archivos históricos con la realidad que arroja el templo».
Antes de levantar el suelo, sabían que los patronos de la actual capilla de San Antonio, la tercera de la nave del Evangelio, era la familia Alvarado. En la parte alta y a ambos lados se conservan los escudos heráldicos en cerámica vidriada pintada. Se intuía que además del culto, la familia habría construido su panteón allí para enterrarse, pero no se ha constatado hasta que se ha levantado el suelo.
En el centro de la capilla ha aparecido una trampilla que da acceso, a través de una escaleras, a la cripta que es abovedada y ocupa toda la superficie de la misma. No se conserva la lápida, pero Manuel Ruiz no tiene dudas de que se trata del panteón de los Alvarado. «Tanto por los escudos de la capilla como por los documentos del Archivo Histórico Nacional, que atestiguan la compra de esa capilla por parte de la familia así como la fecha de enterramiento».
Sí ha aparecido dentro de la cripta un fragmento de una lápida de mármol, pero no saben si es de esa cripta porque la inscripción no se conserva completa y aún no se ha podido estudiar.
Como la que se halló en enero, su interior también está repleta de ripios de obras anteriores, por lo que de momento no han podido descubrir cuántos cuerpos alberga. La solución ha sido cerrarla y dejar su acceso a la vista para cuando puedan investigarla.
La capilla de las madres
La intuición del párroco es que en esa capilla no solo están sepultados los restos de los Alvarado, sino que posteriormente se abriría a enterramientos de personas ajenas a esa estirpe familiar. Lo cree porque antes de que San Antonio presidiese la capilla, allí se le rezaba a la Nuestra Señora de Gracia, «una de las imágenes más importantes de la iglesia por el culto que le rendía Badajoz en aquella época en plenas guerras con Portugal. Las madres, por un documento de 1577, sabemos que iban a rezarla para que sus hijos tuvieran una buena campaña militar, que no era otra cosa, que pedirle para que volvieran sanos y salvos a casa».
Esta devoción se trasladó a los testamentos, donde los que querían ser enterrados en San Agustín, pedían que fuera dentro de esa capilla y, sino podía ser, lo más próximo a ella.
«Es posible que la familia Alvarado dejara de mantener la capilla por falta de herederos o despreocupación y que de nuevo pasase a manos de los frailes, que son los que habrían dispuesto de ella para permitir los enterramientos». La imagen de la Virgen no saben si se conserva en el templo, pero el párroco cree que es la que está en el cuerpo superior del altar mayor de la iglesia.
«Es una nueva alegría comprobar que aquello que hemos estudiado en documentos y archivos realmente existe y se conserva. Es una forma de seguir descubriendo todas las personas de la vida de la ciudad y de la diócesis que estuvieron vinculadas al templo», destaca Ruiz, que ofrece las criptas a la Universidad de Extremadura para que antropólogos forenses, arqueólogos e historiadores puedan estudiarla y arrojar luz sobre ellas, ya que la parroquia no tiene fondos para costear esos estudios.
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