«Cada vez que cierro los ojos veo la cabeza de ese chico llena de sangre»
La conductora del coche contra el que colisionó un menor que iba en un patinete eléctrico en Badajoz pide medidas para evitar accidentes como el que ella vivió
Su intención no es juzgar a nadie. Ni denunciar conductas imprudentes. Pero tampoco desea que caiga en saco roto la traumática situación que vivió ... la pasada semana tras atropellar a un chico de quince años que circulaba en un patinete eléctrico . «Si sirve para concienciar a las familias y a las autoridades de que debemos reaccionar, pensaré que todo lo que estoy pasando puede tener un sentido».
Quien así habla es Sara Domínguez Atelier, una conductora de 25 años que desde hace varios días apenas logra conciliar el sueño en el sillón de su casa. «Soy incapaz de dormir en la cama, cada vez que cierro los ojos veo la cabeza de ese chico llena de sangre. Yo he visto morir a ancianos por covid durante la pandemia, mi trabajo como auxiliar de enfermería no es fácil, pero jamás había vivido una situación como esta».
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Explica Sara que todo sucedió el viernes 2 de septiembre cuando iba al cumpleaños de una amiga. «Yo vivo en San Fernando y después de dar la vuelta en la rotonda del puente cambié de sentido. Fue un poco antes de las 10 de la noche, iba sin prisas porque me sobraba tiempo, pero a la altura del semáforo del hotel río escuché un pitido fuerte. Comencé a frenar y antes de que mi coche se parase sentí un impacto, pero no sabía qué era lo que había pasado».
En esos instantes iniciales las piernas le temblaban. No sabía que al bajar del vehículo se encontraría con un chico tumbado en el suelo que sangraba por la cabeza. «Cruzó los cuatro carriles con el semáforo en rojo, sin ningún elemento reflectante».
Siendo auxiliar de enfermería en la Residencia de Mayores Puente Real I, no era la primera vez que esta joven de 25 años se encontraba ante un paciente en apuros. Pero la herida en la cabeza era alarmante y en los instantes iniciales se temió lo peor. «El conductor de la ambulancia que vino era un tío mío y afortunadamente el TAC que le hicieron en el hospital descartó lesiones graves, pero pudo ocurrir lo peor».
«Cuando cierro los ojos solo veo la cabeza del chico del patinete llena de sangre, llevo varios días sin poder dormir»
De la brutalidad del impacto habla el daño en la luna delantera del coche. La zona con la que impactó la cabeza estaba hundida y en el centro había un orificio. Pero la fortuna quiso que no tuviera consecuencias mayores. «En un primer momento yo me encontraba bien, pero el sábado comencé a sentir una ansiedad enorme, empecé a vomitar y fui al hospital para que me vieran. Ahora estoy de baja, con dolores cervicales y se me entume el brazo».
El sufrimiento físico esta ahí pero la principal inquietud de Sara desde el primer momento fue conocer la situación del chico al que arrolló. Pronto supo que era hijo de una familia que conocía de toda la vida y desde el fin de semana está en contacto con ellos. «Le han dado el alta, parece que todo va bien, pero en un primer momento ingresó en la UCI».
«Sé que lo sucedido ya no tiene solución –afirma–, pero he querido hacer público lo ocurrido para que las autoridades reaccionen. Me preguntó por qué no es obligatorio llevar el casco cuando se usa un patín que puede coger 40 kilómetros por hora, por qué no se obliga a tener un seguro, por qué se permite circular a chicos menores de edad... Son muchas las preguntas que me hago. Cuando yo me saqué el carné del ciclomotor me obligaron a estudiar las normas de circulación pero el patín se puede usar sin saber las reglas de circulación».
Su intención es enviar en los próximos días una carta al Ayuntamiento de Badajoz para solicitar que se tomen medidas para impedir que chicos menores de edad utilicen patinetes eléctricos (la ley lo prohíbe ahora para los menores de 16 años).
También ha iniciado una campaña en las redes sociales con la que pretende concienciar a las familias sobre el grave riesgo que corren sus hijos cuando suben a un vehículo de este tipo. Y alerta del problema que puede surgir si el usuario de un patinete causa una muerte o lesiones graves a un peatón. «Si no hay un seguro, ¿quién responde?».
De momento, Sara trata de superar el 'shock' inicial, pero le está costando. «No me encuentro bien para trabajar porque en la residencia tengo una responsabilidad enorme, atender a personas mayores y administrarles la medicación exige una concentración que ahora no tengo».
«De lo malo hay que sacar algo bueno y pienso que si cuento lo que estoy viviendo puedo ayudar a los demás»»
Con todo, le tranquiliza saber que el chico que chocó con su coche ya ha recibido el alta. «Tengo la sensación de que los dos hemos sido víctimas de este suceso. Por eso he querido hacerlo público, ese escrito en las redes me ha servido de autoayuda porque puede ayudar a que no se repitan este tipo de accidentes. Me han llegado muchos testimonios de personas que han vivido situaciones parecidas y me he dado cuenta de que realmente es un problema al que hay que buscar solución».
«No se trata de juzgar ni de culpabilizar a nadie, podemos dar gracias de que estamos vivos, pero de lo malo hay que sacar algo bueno y pienso que si cuento lo que estoy viviendo puedo ayudar a los demás. Es lo mismo que hago en mi trabajo, intentar que las personas a las que atiendo estén lo mejor posible. Pensar eso me está ayudando mucho».
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