Badajoz no ha olvidado Los Palomos, que vuelven para quedarse

Putochinomaricón hizo bailar a 10.000 personas en la Puerta de Palmas, la cómica Henar Álvarez lanzó sus bragas a las 5.000 personas que seguían los concierto de la Alcazaba y cientos de banderas arcoíris ondearon en Badajoz. Los Palomos recuperaron la capital pacense tras la pandemia.

La edición de 2022, la primera presencial tras la crisis de la covid, no superó el récord de asistencia de esta fiesta por la libertad sexual, pero marcó buenas cifras. El escenario de la Puerta de Palmas, con música electrónica y botellón, superó la asistencia de la Alcazaba donde el aforo, de 8.000 personas, no llegó a completarse durante el día.

De todas formas, a última hora de la tarde, la asistencia entre ambos escenarios superaba las 15.000 personas, no se habían producido incidentes importantes y la sensación general era de felicidad por recuperar una fiesta que llegó a Badajoz por la broma de un alcalde, pero que quieren que se quede para siempre.

«Que sepáis que Badajoz es ya mi sitio favorito del mundo. Os lo juro. Me flipa que os insulte un alcalde y hayáis 'montao' una fiesta que dura ya 11 años», declaró la cómica Henar Álvarez, que presentó las actuaciones en la Alcazaba y fue una de las protagonistas de la jornada.

Álvarez logró una ovación al recordar el origen de Los Palomos y al reivindicar la diversidad. También el público se volcó con ella cuando simuló quitarse la ropa interior que posteriormente lanzó a los asistentes. Lo hizo entre la actuación de Tremenda Jauría y Javiera Mena en el recinto árabe.

Ese fue uno de muchos momentos inolvidables que se archivaron ayer en edición 2022 de Los Palomos.

El día grande de la fiesta de la libertad sexual arrancó a mediodía con música de los Village People. La comparsa Cambalada lució su disfraz inspirado en este grupo en la plaza de España. Los asistentes bailaron al ritmo de su percusión.

Poco a poco las terrazas del centro se fueron llenando aunque con menos asistencia que en ediciones anteriores de la fiesta. El comentario general fue que la coincidencia de Los Palomos con el Carnaval de Cádiz había perjudicado a la cita pacense. Muchos 'palomos' viajaron de otras localidades para visitar Badajoz, pero también hubo pacenses que aprovecharon para ir a la 'Tacita de plata' a disfrutar de su fiesta grande, lo que normalmente no pueden hacer porque coincide con la de Badajoz.

A pesar de todo, fue una jornada muy buena para la hostelería. En las terrazas, desde el desayuno, había grupos de visitantes como Emilio Blanco que viajó con tres amigos desde Sevilla. Llegaron el viernes y son veteranos de esta fiesta. «Hace ilusión recuperarlo después de la pandemia y nos encanta el ambiente que hay», explicó.

Gracias a Emilio y sus amigos, entre muchos otros, los hoteles de Badajoz estuvieron casi llenos. La Concejalía de Turismo indica que la ocupación hotelera es del 95%. Los que quisieron pernoctar este sábado en la ciudad este fin de semana solo podían hacerlo quedándose en las habitaciones más costosas.

A mediodía la afluencia de 'palomos' también llenó los bares y restaurantes del centro. Uno de los que disfrutó de la gastronomía pacense fue David Eleta. Este madrileño sumó ayer su novena edición de Los Palomos. En su grupo de amigos les encanta el ambiente de «libertad pero rural», ya que es una fiesta más tranquila que el Orgullo Gay de la capital. Aseguraron que la gente en Badajoz es encantadora y que la Alcazaba es un entorno precioso para conciertos. Por último se definieron, entre bromas, como una nueva «caravana de palomos».

En el centro de Badajoz muchos bares colocaron banderas arcoíris y las tiendas ofrecían todo tipo de complementos con estos colores como abanicos, pañuelos, boas de plumas e incluso alas multicolor. Fue el caso de Casa Espadas, en Francisco Pizarro, donde entraron vecinos hasta última hora buscando complementos de la fiesta o recuerdos de la capital pacense.

Una de las propuestas más originales ha sido la de Malpe Estudio, en la calle Vicente Barrantes. Como otros años decoraron su escaparate para conmemorar Los Palomos, en este caso con unas alas. La gente se pone delante y finge volar. «Queríamos que la gente se hiciese fotos», explicó Javier Tamudo, uno de los promotores.

En la Alcazaba el ambiente comenzó pasadas las cinco y media de la tarde mientras la DJ Amanda Gris pinchaba. La explanada se llenó una hora después con el reggae feminista de Tremenda Jauría que enloqueció al público. A continuación fue el turno de Javiera Mena, muy conocida por su participación en el Benidorm Fest donde trato de conquistar el pase a Eurovisión sin éxito.

«La Alcazaba se ha convertido en unos Palomos familiar, de gente no tan joven, en muchos casos de la gente que comenzamos el primer año con esta fiesta y también a los que les gustan los grupos con mensaje», explicaba Raúl Borja uno de los asistentes. Es de Badajoz y recuerda todas las ediciones con sus artistas, desde la primera. «Me acuerdo mucho del momento en que la plaza Alta estaba llena y llegaron los autobuses del programa El Intermedio con la gente de Madrid y la plaza estalló. Fue muy emocionante».

Tras Javiera la directiva de la Fundación Triángulo leyó el manifiesto reivindicando la unión del colectivo feminista y las mujeres trans y el cese de la violencia contra los homosexuales. Lo leyeron Jesús Lagar, Juanan Sánchez, Laura Fernández y Ela Iglesias.

El plato fuerte en el recinto árabe llegó casi a medianoche con la actuación de Rosa López coreada como 'Rosa de España' por el público.

'Putochinomaricon' fue el mas esperado en la Puerta de Palmas. El tramo del paseo fluvial entre el puente de Palmas y la rotonda de los cabezones se llenó pasadas las siete de la tarde y así permaneció hasta la noche. Se calcula que había más de 10.000 personas, muchas haciendo botellón. El perfil era más joven que el que se congregó en la Alcazaba.

En este segundo escenario también se leyó el manifiesto reinvindicativo y las presentadoras fueron la pacense Marisol Torres y Femurosa, ambas muy aplaudidas por los asistentes.

A pesar de la aglomeración en este punto, al cierre de la edición de este periódico, apenas se habían registrado incidencias. La única queja de los asistentes fue la dificultad para moverse por el entorno del río con la asistencia masiva.

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