«Hay que luchar contra el fascismo, es uno de los motivos por los que he escrito esta novela»
Presentará 'Una luz en la noche de Roma' el miércoles en el Aula de Cultura HOY en el salón de actos de Cajalmendralejo en Badajoz
El reconocido escritor de novela histórica Jesús Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena, 1962) publica 'Una luz en la noche de Roma', una novela en ... la que muestra un periodo oscuro de Roma marcado por la dominación cruel que vivió durante la II Guerra Mundial. Sánchez Adalid explica en el preludio que la historia que cuenta le eligió a él cuando el director del Hospital de la Isla Tiberina de Roma, de origen extremeño, le escribió en septiembre de 2019 para contarle un hecho histórico acaecido en el centro, donde sus responsables idearon una enfermedad ficticia para impedir que la Gestapo entrara en el hospital a detener a los judíos que se refugiaron allí para no caer en manos de los nazis.
–¿Qué fue lo que más le atrajo de lo que le contó el director del Hospital de la Isla Tiberina?
–No había pensado escribir una novela que se desenvolviese en la II Guerra Mundial, pero cuando recibí aquella comunicación que hacía referencia a algo que había sucedido allí entre 1943 y 1945, me entró la curiosidad del escritor. El hermano Ángel López Martín me narró que los médicos y los frailes del hospital habían inventado una falsa pandemia, el 'síndrome K', para salvar a familias y niños judíos que habían sido rescatados de la redada que hicieron los nazis el 16 de octubre de 1943 en el gueto de Roma. A mí me parecía que esto era interesante como para armar una historia y me puse a investigar para encontrar a los protagonistas reales o sus descendientes. Conseguí dar con algunos, que ahora residen en Hispanoamérica, con los cuales me puse en contacto y ahí surge lo más emocionante, cuando cobran vida los personajes y ves la tragedia que tuvieron que vivir, pero también una preciosa historia de amor, generosidad y fraternidad. Y consideré que tenía que escribirlo.
Aula de Cultura HOY
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Invitado y tema Jesús Sánchez Adalid hablará de su novela, 'Una luz en la noche de Roma'.
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Dónde y cuándo. Salón de actos de Cajalmendralejo. 2ª planta. Plaza de San Francisco de Badajoz. El miércoles, 29 de marzo, a las 19.30 horas.
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Entrada. Libre hasta completar el aforo.
–La Iglesia católica salvó a miles de judíos de los nazis, ¿por qué no era conocida una historia tan sorprendente como la del 'síndrome K' para salvarles?
–Seguramente porque después de la liberación de Roma y del final de la guerra la sociedad estaba tan inane, tan agotada física, mental y espiritualmente que dedicaron las pocas fuerzas que tenían a la reconstrucción del país, como había pasado en toda Europa, a la espera de que llegaran los planes norteamericanos. Quisieron olvidar todo lo que había pasado. Esos hechos se habían guardado en el anonimato y ahí han dormido el sueño de los justos hasta que han empezado a abrirse archivos y conocerse historias como esta.
–En la Italia de aquella época los dirigentes no estuvieron a la altura de las circunstancias, ¿cree que lo están ahora los políticos europeos con un nuevo conflicto bélico en Europa?, ¿se está haciendo lo suficiente?
–Decía San Agustín que «la guerra pertenece al mundo». Quizá los que están más asombrados, sobrecogidos e incluso paralizados ante que una realidad que nos parece irreal somos todos los ciudadanos. Nadie esperábamos que a esta altura de la realización de la democracia y los derechos humanos, nos sorprendiera, de golpe, una guerra en el corazón de Europa, en un mundo moderno y próspero. Los dirigentes a veces son sorprendidos, la realidad tiene más fuerza que las expectativas que nos hacemos sobre ella. Y, por otro lado, los que están arriba ni son tan perfectos, ni tan buenos, ni tan cultos, ni tan preparados ni con tantas posibilidades como para abordar los inmensos problemas que les caen en las manos.
«Los que están arriba no son tan perfectos ni tan buenos ni están tan preparados para abordar los problemas que tienen entre manos»
–Miedo, desolación, angustia, incertidumbre... ¿qué fue lo que más le costó escribir?
–Quise que no se tratara de una novela épica ni la clásica novela de guerra donde permanentemente apareciera la sangre y la destrucción de los cuerpos, quería que junto con el miedo, la incertidumbre y la angustia sobresalieran los sentimientos y el amor, y hubo algunos momentos en los cuales no resultaba fácil hacer ese vuelo de la imaginación hacia lo que pudieron haber sentido esas personas.
–Uno de los protagonistas, Betto, es un joven judío que sueña con transformarlo todo y lucha por acabar con el fascismo, que tanta fuerza tenía entonces. ¿Cree que todavía hoy hay que seguir batallando contra el germen del fascismo porque sigue amenazando la democracia en muchos lugares?
–Sin lugar a dudas. Es uno de los motivos que me han llevado a escribir 'Una luz en la noche de Roma', porque veo que hay ideologías que quieren fagocitar las conciencias de las personas y anularlas para hacer con ellas lo que quieran.
–¿Qué lecciones se pueden sacar de lo que ocurrió en la Roma de 1943-45?
–Que esas circunstancias no se pueden repetir, es horrible y no se gana nada. La guerra es siempre una pérdida y una catástrofe.
–¿Qué aprendió mientras se documentaba para escribir 'Una luz en la noche de Roma'?
–Unas consecuencias bastante hermosas para mí y que puedo transmitir a los demás, y es que aún en los momentos más terribles puede florecer lo mejor del alma humana, que no hay que paralizarse, sino actuar. Se ha hablado mucho de que la Iglesia no hizo nada ante el holocausto y no es verdad porque he consultado cientos de documentos en los cuales hay referencias claras a que la Iglesia, aunque no hizo una declaración pública, estaba trabajando en silencio. No era fácil hacer una declaración pública en aquellos momentos porque Hitler era implacable.
«En los momentos más terribles puede florecer lo mejor del alma humana, no hay que paralizarse, sino actuar»
–Cuando Fray Leonardo consuela a Ornela por la muerte de su hermano, afirma que «a veces el miedo parece hundirse en la oscuridad, pero te aseguro que habrá luz, tarde o temprano, habrá luz...». En medio del horror destaca la historia de amor de Betto y Gina, ¿con ello pretende mostrar que incluso en las peores circunstancias hay esperanza?
–Sí, la novela está sembrada permanentemente de reflexiones, sobre todo en los momentos más difíciles, y he querido dar parte de mi visión positiva sobre el mundo. Cuando las cosas van bien, todo es de color de rosa, pero lo difícil es intentar sacar del fondo del alma una luz, una esperanza cuando todo va fatal.
–En la novela se muestra que el cine, la ópera y los restaurantes seguían abiertos, ¿lo refleja para destacar que a pesar de la tragedia que vivía la ciudad se intentaba dar la sensación de normalidad?
–No ha sido una actitud deliberada, el primer sorprendido he sido yo cuando leía cartas y testimonios de que la gente, a pesar de los bombardeos, iba al teatro, se estrenaban las películas de Camerini, seguía funcionando el Teatro Reale con las mejores óperas, los romanos se movían por la ciudad, los grandes almacenes estaban abiertos, iban a los restaurantes a comer –lo que se podía, porque había una carencia enorme–, funcionaba el mercado negro... Todo esto es lo que le da vida a la novela.
–También aparece el Papa consolando a los romanos tras un bombardeo, ¿ha querido resaltar que Pío XII estaba cerca de la gente?
–Esta no es una novela sobre el Papa y El Vaticano, pero su presencia es ineludible. La figura de Pío XII está unida para siempre a la II Guerra Mundial y es cierto que el Papa estuvo en el barrio de San Lorenzo inmediatamente después de los bombardeos, las fotografías son reales.
–¿Cuál fue el testimonio más desgarrador de todos los que ha investigado para la novela?
–Los testimonios que más me han sobrecogido son los de los niños y jóvenes que pudieron salvarse y cuando regresaron a sus casas, allí no quedaba nadie, ni padres, ni abuelos, ni hermanos y nos los volvieron a ver nunca más. Eso me produjo un temblor y gran dolor, una sensación indescriptible.
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