Quien se fue a Sevilla perdió su silla
ANÁLISIS AGRARIO ·
Otros países, al no estar afectados por los aranceles, han sustituido a la aceituna española ocupando el 65% de nuestro mercado en EE UUJUAN QUINTANA
Lunes, 22 de marzo 2021, 09:24
Tal como se preveía, el cambio de Trump a Biden ha supuesto un giro sustancial en la política internacional y comercial de Estados Unidos. Uno ... de los primeros efectos debería ser muy beneficioso para España, al menos para el sector alimentario, y es la suspensión de los condicionantes aranceles del 25% a algunos productos agrarios de gran valor para nuestro país, como el vino, el aceite de oliva o las aceitunas de mesa, entre otros.
Hay que recordar que se ha tratado de un enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea, que surgió por la disputa sobre el asunto Boeing y Airbus, y que desde octubre de 2019 supuso la aplicación de los aranceles que nos ocupan. En este tiempo la administración Trump adoptó una actitud muy beligerante, por lo que el sector agroalimentario español ha celebrado la decisión de ambos bloques de suspender mutuamente sus aranceles.
Hay que decir que el anuncio de esta suspensión fue una sorpresa, agradable, eso sí, ya que la Administración Biden había decidido prolongar hasta el mes de agosto estas tasas. En principio solo se revisan cada seis meses y febrero era muy precipitado, dada la reciente toma de posesión del nuevo presidente. El adelantamiento es una prueba de que la diplomacia funciona cuando se quiere hacer uso de ella y no se opta por enrocarse en posiciones ultraproteccionistas.
El vino ha sido uno de los sectores más afectados provocando en 2020 una caída del 9% en valor y del 4,5% en volumen, además de una disminución de cerca del 5% en el precio medio del vino que se exporta. Una medida que según la Federación Española del Vino ha impactado gravemente en casi el 90% de las bodegas, que tuvieron que absorber en su margen comercial todo o gran parte de ese 25% para no elevar su precio de venta. Esta situación se ha notado mucho en las grandes denominaciones de origen, donde, a pesar de que muchas de ellas aumentaron las exportaciones, les ha supuesto una significativa caída de ingresos, para no disminuir el número clientes, ya que Estados Unidos es un mercado importante para el vino español envasado.
Por otro lado, el sector de la aceituna de mesa puede empezar a ver un horizonte un poco más nítido. Además de los aranceles tanto a la aceituna negra como a la verde, estuvieron muy latentes la pandemia del coronavirus, así como la amenaza del 'brexit' y del acuerdo con Mercosur. Pero aunque 2020 fue un año extremadamente difícil, los resultados fueron menos malos de lo esperado, perdiéndose el 12% de las exportaciones y un 4% del mercado nacional. El motivo fue la mala producción de nuestros principales países competidores de la cuenca mediterránea.
Lo malo, y no es por mentar la bicha, es que por el momento es solo una suspensión de 4 meses, aunque se trabaja duro para que se convierta en eliminación definitiva. Confiemos en que, reconducidos por el camino de la diplomacia, prime el sentido común y podamos recuperar un mercado esencial para nuestro sector, aunque el daño ya está hecho y no será fácil. Ya conocemos la máxima de que quien se fue a Sevilla perdió su silla, que ciertamente no tiene un gran trasfondo macroeconómico, pero que explica bastante bien lo que muchas veces pasa en los mercados. En este sentido y en el caso de la aceituna de mesa, uno de los principales problemas es que países como Turquía, Egipto, Marruecos, e incluso Grecia y Portugal en el caso de la verde y al no estar afectados por los aranceles, han sustituido a la aceituna española ocupando el 65% de nuestro mercado en Estados Unidos. Sin embargo y aunque no será a corto plazo, las previsiones del sector son de recuperarlo a medio.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión