Transhumancia con la lengua fuera, y azul
La lengua azul ha pasado de ser una amenaza a convertirse en un problema importante dado el riesgo de expansión del virus
Juan Quintana
www.juanquintana.com
Lunes, 25 de noviembre 2024, 09:08
La sanidad animal tiene diferentes frentes abiertos con los brotes de enfermedades. Entre las más preocupantes, la gripe aviar, la viruela ovina, la enfermedad hemorrágica ... epizoótica y la lengua azul. Estas afecciones son motivo de preocupación entre ganaderos y autoridades sanitarias. La parte buena es que para su gestión se cuenta con una importante experiencia de lucha veterinaria, acuñada tras décadas de práctica, aunque parece que, en actual brote de esta última enfermedad, se han quedado dormidos. En particular la situación de la lengua azul ha hecho saltar las alarmas en Andalucía, Castilla la Mancha y, sobre todo, en Extremadura, donde el virulento serotipo 3 se está extendiendo.
Estos brotes han sido confirmados por el laboratorio nacional de referencia de Algete, que ha señalado que los casos corresponden a focos dispersos, aunque con una tendencia creciente en ciertas regiones, especialmente en Extremadura, donde ya no es una amenaza sino un problema de importante magnitud. Los primeros casos fueron reportados a mediados de octubre y, desde entonces, se ha venido intensificando el monitoreo y la vigilancia, dado el riesgo de expansión del virus. Para contenerlo, el Ministerio de Agricultura implantó una serie de medidas preventivas, incluyendo la vacunación voluntaria en zonas estratégicas, medidas claramente insuficientes. Inicialmente, se enfocó en Badajoz y Huelva, extendiendo el programa al resto de las provincias afectadas. Empezó adquiriendo 655.000 dosis de vacuna para prevenir la propagación de una enfermedad que afecta principalmente a ovinos y bovinos, pero que no llegaron a tiempo. La vacunación es la principal medida para combatirla y así evitar repercusiones económicas derivadas de la prohibición de movimiento y comercialización de animales, cruciales para la ganadería en regiones como Extremadura, en particular para la trashumancia.
La vacunación es una estrategia clave para mantener zonas libres de lengua azul, lo cual es fundamental para el comercio exterior. Garantizar que los rebaños estén protegidos no solo ayuda a evitar pérdidas directas, sino que también asegura que los productos ganaderos puedan seguir comercializándose. El problema es que la estrategia preventiva mediante vacunas ha sido insuficiente y tardía, y ahora hay que aplicar medidas paliativas, mucho más onerosas para los ganaderos. Y entre tanto, y si las previsiones se cumplen, esperar hasta diciembre, cuando se espera se asienten las bajas temperaturas, necesarias para acabar con el mosquito vector.
Los expertos en sanidad animal y veterinaria han enfatizado la necesidad de una vacunación masiva y rápida para controlar el brote, ya que las restricciones de movimiento no son sostenibles a largo plazo. Según estudios recientes de la Organización Mundial de Sanidad Animal, los brotes de enfermedades como la lengua azul pueden propagarse rápidamente si no se toman medidas drásticas, afectando a la cadena de suministro y a la estabilidad de los mercados.
El impacto de la lengua azul no se limita solo a la salud del ganado, sino que afecta directamente a la economía rural y a la sostenibilidad de la trashumancia, donde los rebaños se desplazan en busca de mejores pastos según las estaciones y es besencial, no solo como patrimonio cultural, sino también para la gestión sostenible de recursos naturales y la economía rural. Sin embargo, la propagación de la lengua azul ha impuesto restricciones en los movimientos de los rebaños, poniendo en riesgo tanto la salud animal como la rentabilidad de los ganaderos trashumantes. Con los rebaños confinados, se altera el equilibrio entre los recursos disponibles y las necesidades del ganado.
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