Liderar el futuro

No se trata únicamente de un documento estratégico, sino que representa una visión conjunta del cooperativismo que queremos y necesitamos para los próximos años: un cooperativismo que lidera, que se adapta, que responde a las necesidades de nuestros socios y a las expectativas de una sociedad cada vez más exigente en cuanto a sostenibilidad, calidad e innovación.

En Extremadura tenemos mucho que aportar y que decir en este camino. Nuestras 182 cooperativas asociadas a Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura aportan el 5,2% del PIB regional y casi la mitad del volumen de negocio del sector de alimentación y bebidas. Además, crean cerca de 3.000 empleos directos y aglutinan a más de 37.000 cooperativistas, profesionales de la agricultura y ganadería. Todo ello supone casi el 10% de la población activa de la región. Es decir, una de cada diez personas que trabajan en nuestra región, lo hacen para una cooperativa agroalimentaria.

Unas cifras que demuestran que el cooperativismo no es solo parte del tejido productivo extremeño, sino uno de sus pilares esenciales.

Pero también sabemos que ese peso no garantiza el éxito del futuro. Nos enfrentamos a desafíos muy serios: el relevo generacional, la competencia internacional, la gestión del agua, el efecto del cambio climático o la necesidad de profesionalizar y digitalizar nuestras estructuras. Retos que no podemos afrontar individualmente, sino trabajando de manera colectiva. Juntos, como siempre ha sido nuestra fortaleza.

Tenemos cinco grandes líneas de acción. La primera es fortalecer nuestra competitividad económica, ganando tamaño, profesionalizando la gestión y mejorando la eficiencia para que nuestras cooperativas sean empresas fuertes en toda la cadena de valor. Sumar no implica perder identidad, sino ser más fuertes, más resilientes, más capaces de proteger los intereses de nuestros socios.

La segunda es garantizar la sostenibilidad social. Para ello, necesitamos atraer a jóvenes al cooperativismo, profesionalizar nuestros órganos de gobierno y asegurar que nuestras cooperativas sean espacios abiertos, innovadores y con futuro. De lo contrario, desapareceremos.

Una tercera línea estratégica es la sostenibilidad medioambiental. El cambio climático afecta a nuestra vida y a nuestra actividad agraria. Adaptarnos a ello, gestionar mejor los recursos naturales, especialmente el agua, y convertir la sostenibilidad en valor añadido es un compromiso que asumimos con responsabilidad.

La innovación y la digitalización son otro pilar. Debemos ser capaces de incorporar la tecnología de manera útil y efectiva, de convertir los datos en herramientas de gestión y de emplear la digitalización para potenciar la rentabilidad de nuestras explotaciones y la eficiencia de nuestras cooperativas.

No menos importante es la comunicación. Tenemos que ser capaces de trasmitir todo el valor que aportamos, tanto a nuestros socios y socias como a toda la sociedad que el cooperativismo agroalimentario es sinónimo de futuro, de sostenibilidad, de empleo y de compromiso con el territorio.

Y debemos ir más allá de un listado de buenas intenciones para empezar a actuar. Todas las cooperativas, grandes y pequeñas, debemos dar un paso adelante y liderar el cambio. Si actuamos juntos, si compartimos recursos, si apostamos por la innovación y por las personas, construiremos un cooperativismo más fuerte y con más perspectiva de futuro.

Desde Extremadura, donde la tierra, las personas y el espíritu cooperativo forman parte de nuestra identidad, tenemos mucho que aportar. Ahora es el momento de hacerlo. De demostrar que nuestro modelo empresarial y de negocio, basado en valores y en el poder del trabajo en equipo, es más necesario que nunca. Tenemos la responsabilidad, el deber y la oportunidad de recorrer ese camino con ambición, unidad y dedicación.