Mucho tomate a muy buen precio
Cosecha. El inicio de la campaña, algo más tardío de lo habitual, consolida un escenario optimista por segundo año consectivo para el sector; la producción puede llegar a los 2,1 millones de toneladas
José Antonio Quintana, de 62 años, resopla en el campo. El reloj marca las diez y media de la mañana y ya empieza a hacer ... calor en Santa Amalia, en las Vegas del Guadiana. En los últimos días de julio, este año con un poco más de retraso, ha comenzado la campaña de tomate en Extremadura. El trasiego de cosechadoras y remolques es continuo. «Hay buenas perspectivas, buenas perspectivas, pero me vuelves a preguntas cuando llegue el mes de septiembre y te diré el resultado final», comenta a HOY con prudencia este agricultor amaliense, presidente de la cooperativa Río Búrdalo de este municipio pacense.
«El tiempo se ha comportado bien. Yo voy a tener más kilos por hectáreas que el año pasado. Están firmadas 90 toneladas por hectáreas en los contratos pero esa cifra va a ser mayor en casi todas las parcelas», puntualiza a este diario Ángel Borreguero, que va a cosechar este año entre los parajes El Corchito y El Guadalperal, en el término municipal de Guareña aunque muy próximo a Santa Amalia.
Este año, Borreguero ha plantado 53 hectáreas de tomate, más que el año pasado. Le empujó a ello dos asuntos. Uno, la disponibilidad de agua; otro, el contexto económico del cultivo.
La demanda se mantiene pero la competencia internacional es mayor
«El año pasado como regante del Canal de Orellana solo tuvimos el 60% de la dotación para riego. Este año no ha habido problemas en este sentido. Por eso se ha puesto más tomate», incide inicialmente en su reflexión sobre el terreno.
«Por eso, porque hay agua, y porque salen las cuentas a pesar de que la fiscalidad nos sigue poniendo obstáculos a los regantes. Que nos devuelvan el IVA en dos años nos limita a la hora de tener solvencia para financiarnos de cara a cada campaña», analiza Borreguero.
Bien menos el tardío
Este año en Extremadura serán alrededor de 24.800 las hectáreas de tomate contratadas por la industria, según datos de la Mesa del Tomate.
Se superará el rendimiento de 90 toneladas por hectárea porque «hemos tenido un verano y una primavera sin sobresaltos climatológicos», expresa Domingo Fernández, presidente del grupo cooperativo Acopaex, con sede en Mérida. Es el segundo grupo que más factura de la región en el sector agroalimentario y el primero en el sector hortofrutícola.
Extremadura suele producir cada año dos millones de toneladas de tomate que se destinan a concentrado, polvo y triturado, a partir de las cuales se elaboran salsas, como tomate frito, kétchup... Para esta campaña, la previsión es que se puedan alcanzar los 2,1 millones en territorio extremeño.
Se han plantado unas 1.000 hectáreas más de tomate en esta campaña ante las buenas expectativas
La industria lo da por hecho. También los agricultores si no hay cambios bruscos del tiempo en agosto. La previsión es que toda la cosecha esté recogida a mediados de septiembre.
«Aunque se ha perdido algo de tomate tardío las previsiones son que haya muchos kilos en general. Menos en tomate tardío pero más en general», especifica Manuel Vázquez Calleja, consejero delegado del extremeño grupo Conesa, el principal grupo tomatero de Europa. La empresa española líder en procesamiento de tomate con sede en Villafranco del Guadiana.
Considera Vázquez que «ahora nos vamos a enfrentar a un ciclo expansivo en cuanto a la producción mundial». Una circunstancia que también se puede producir en la región aunque con matices.
«En Extremadura puede variar pero poco, más allá de la disponibilidad de agua, porque hay que tener en cuenta la obligada rotación de cultivos. Pero este año se han puesto 1.000 hectáreas más. Y son bastantes hectáreas y más cuando el rendimiento va a ser bastante alto. Me preocupa no lo que pueda pasar esta campaña sino la siguiente, a la que llegaremos con mucho tomate en las fábricas», recalca a HOY.
Más equilibrio
Los agricultores están habituados a cambios de ciclos que les han hecho tener buena rentabilidad por sus producciones o pérdidas, aunque admiten que este 2024 va a ser el segundo «buen» año seguido para sus bolsillos. Eso sí, después de otros periodos negativos, en los que los costes se dispararon significativamente.
«Con los kilos que presumiblemente se van a cosechar y los precios firmados la rentabilidad es buena», refuerza esta idea Quintana. Las industrias cooperativas extremeñas han contratado el tomate a 150 euros por tonelada de media, 5 más que los costes estimados. Las industrias privadas, algunas mantienen ese tope, otras lo han firmado por debajo.
En las fábricas extremeñas de primera transformación todavía queda tomate del año pasado. Algo que en verano pasado no se daba por estas fechas. Entonces había mucho mayor demanda que oferta. En esta ocasión hay mayor equilibrio en los mercados.
El consumo sigue manteniendo unos excelentes niveles (la pandemia fue, en ese sentido, una verdadera lanzadera para demanda masiva de tomate por los consumidores) pero la competencia cada vez es mayor entre el sector industrial que lo comercializada. Y eso tiene su efecto directo en el sector productor.
«Los chinos venden mucho al exterior, sin aranceles apenas. Y hay mucha opacidad sobre cómo producen. Los americanos (California, otro gran productor mundial) «han prohibido la venta de tomate chino en su país pero el factor de China distorsiona un poco la situación», subraya Domingo Fernández.
«Los chinos no tienen una calidad de tomate como el nuestro, pero su tomate es utilizado por la industria y por los intermediarios para bajar el precio final», remata Fernández.
En esta pugna por la venta mundial de tomate, Extremadura, principal región productora de Europa, ve como, además del peligro competitivo de países como China aparecen otros como Turquía o Irán, «cuyos costes son evidentemente menores que los nuestros. Por eso miro a medio plazo y digo que no me inquieta esta campaña sino la del próximo año o la de 2026», finaliza el consejero delegado de Conesa, Manuel Vázquez Calleja.
Hay que recordar que gran parte del tomate cosechado en Extremadura tiene como salida los mercados internacionales.
«Pienso lo que decía mi padre. Guarda lo que te de un año bueno para cuando te lo quite un año malo», señala Óscar Llanos, de 39 años. Es un agricultor de Miajadas que este año, como casi todos los tomateros, ha puesto algo más de superficie de este cultivo clave del campo extremeño, que domina las Vegas del Guadiana.
Inquietud
«Llevamos un tiempo en el que es la industria la que llama a tu puerta para que pongas tomate. Porque hay consumo», disecciona el miajadeño. Por eso no le extraña que se haya incrementado la superficie cultivada.
«Esta campaña tiene pinta de que habrá muchos kilos, aunque habrá que ver cómo va agosto con estas últimas calores. No es un problema el que tengamos mucho tomate este año. A mí lo que me inquieta para la próxima cosecha es que la industria quisiera pagar menos sin un motivo justificado», resume Óscar Llanos a este periódico.
Tiene en producción 30 hectáreas en los términos municipales de Miajadas y Villar de Rena, que ha empezado a cosechar esta misma semana. «Si sacas más kilos por hectárea a unos precios como los de este año, bien. Esto es cambiante de un año a otro y no sabes lo que nos espera», continúa el miajadeño.
Lo que tiene claro el sector es que con un cultivo de maíz, el otro básico de regadío, en horas bajas desde hace años se barrunta la estabilidad de hectáreas en el tomatero. Tampoco hay mucho margen de crecimiento.
«Históricamente la superficie se ha movido en unos márgenes claros. Y eso va a seguir siendo igual. La rotación de cultivos, esto obligado, y la diversificación, para quienes no quieren poner todos los huevos de su sustento agrario en la misma cesta, se imponen», narra el presidente del grupo Acopaex.
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