Solo el 11% de mujeres agricultoras extremeñas son directivas en sus cooperativas

Menor aún es el porcentaje si se tiene en cuenta el número oficial de agricultoras y ganaderas profesionales en Extremadura, que ascienden a 2.887. En este caso, solo el 11,3% de las agricultoras y ganaderas a título principal forman parte de los consejos rectores de cooperativas.

Este martes, en el Día Internacional de las Mujeres Rurales, en Mérida se habló mucho del papel de las mujeres en el campo extremeño dentro del Campus de Mujeres Cooperativistas organizado por Cooperativas-Agroalimentarias de Extremadura. Es la entidad de aglutina al movimiento cooperativo extremeño desde 1990.

En ese campus se valoró y sobre todo se reivindicó el papel femenino en la agricultura y en la ganadería. Si bien dos tercios de las mujeres que son profesionales del campo en Extremadura están representadas en sus órganos directivos, solo hay catorce que están al frente de los mismos como presidentas.

«Falta muchísimo para la igualdad real porque la legal está ahí. La ley de cooperativas ha ayudado muchísimo para que se visibilice a las mujeres en órganos como son los consejos rectores», admite Muñoz, casada y con dos hijas. Además de su labor agrícola, en su explotación familiar de cerezas, trabaja en el hospital de Plasencia en labores administrativas.

 

«Yo estaba ya en el consejo rector de mi cooperativa antes de que se aprobara la ley (que recoge que debe haber un número de mujeres en los consejos rectores en función de las socias que formen parte de cada cooperativa)», aclara.

«Con todo, por lo menos por lo que percibo en nuestra zona, no veo que haya mucha discriminación hacia las mujeres agricultoras a la hora de formar parte de los consejos rectores», añade María Auxiliadora, que recuerda que lleva 30 años cogiendo sus vacaciones como trabajadora del hospital placentino en las épocas de mayor trabajo familiar en la época de recolección de cerezas.

«Las mujeres se implican muchísimo en el campo. Por lo menos en nuestra zona», remata esta mujer, que acaba de ver como su marido se ha jubilado definitivamente como profesional del campo.

Cerca de Cabrero, en Hervás (Valle del Ambroz), Laura Parra representa otro ejemplo de implicación. Educadora social de titulación, dejó la senda laboral que le marcaba sus estudios para ser ganadera. Hija y nieta de ganaderos, hace 16 años (ahora tiene 41) que tiene su explotación de caprino de leche. Cuenta con unos 500 animales.

Es socia de la cooperativa Cooprado, una de las más importantes por volumen de negocio y de impacto social de Extremadura. «Soy una apasionada de las cabras y del campo. Estudié Educación Social pero eso era mi segunda opción. Tenía claro que quería dedicarme a la ganadería y, dentro de la ganadería, a ser cabrera», confesaba ayer a HOY.

Cuestionada sobre si existe discriminación en el mundo agrícola asevera que nunca se ha sentido discriminada. Sobre si ha sido objeto de conductas machistas, Laura sostiene que «en algún momento, en cualquier sector, nos podemos encontrar con comentarios de este tipo. No me encontrado más con ese machismo verbal que nos encontremos cualquier mujer en el mundo que vivimos», refrenda.

La ganadera de Hervás resalta que «hay motivos de sobra para celebrar y reivindicar» el Día de las Mujeres Rurales porque «somos promotoras del cambio y las eternas cuidadoras de todo el mundo menos de nosotras mismas».

Especifica Laura Parra que le encantaría «que no tuviéramos que celebrar ni reivindicar» pero concluye que «nos falta mucho camino por recorrer para que llegue ese momento de no reivindicar».