Los agricultores quieren jubilarse antes sin perder pensión
El reto. El sector considera que puede ser un problema conjugar el retiro de los dueños de las explotaciones agrarias de más edad con la incorporación de jóvenes al campo
El riesgo que conlleva el desempeño de las actividades agrarias, que se constata con la elevada ratio de accidentes laborales que se producen en el ... sector, es uno de los principales motivos que han llevado a COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) a solicitar que los profesionales del campo puedan acceder a la jubilación anticipada sin ver reducida su pensión.
La organización agraria lo ha hecho mediante una petición formal ante el Ministerio de Seguridad Social, en la que reclama que se inicie el procedimiento para permitir la jubilación anticipada de los agricultores y ganaderos autónomos.
De esta forma, se pretende equiparar a los profesionales del campo con los de otras profesiones, como pueden ser los bomberos, los mineros o el personal de vuelo de las compañías aéreas, que ya pueden jubilarse con antelación debido a la peligrosidad asociada a sus trabajos. «No es una cuestión de privilegios, sino de justicia social; el campo envejece jugándose la vida. La elevada siniestralidad, las enfermedades profesionales y las durísimas condiciones laborales hacen insostenible alargar la vida laboral de nuestros hombres y mujeres del campo hasta los 67 años», expuso Miguel Padilla, secretario general de COAG, al registrar la solicitud en el ministerio.
Coag insiste en que el campo tiene la mayor incidencia de accidentes de trabajo mortales
Con este trámite, cumple la organización agraria con lo establecido en la nueva norma que el Gobierno aprobó a finales de mayo y que regula el acceso a la jubilación anticipada sin penalizaciones para profesiones penosas y peligrosas. «Pedimos que un agricultor que sea vea obligado a prejubilarse lo pueda hacer manteniendo el 100% de los derechos y prestaciones como si dejara la actividad a la edad legal establecida», insistió Padilla.
Los datos constatan que el sector agrario terminó el año 2024 con el mayor índice de accidentes laborales mortales en España: hubo 10,29 fallecimientos por cada 100.000 trabajadores. Únicamente actividades muy concretas dentro del sector industrial –como la industria extractiva– o de los servicios –como el transporte y almacenamiento de mercancías– presentaron una ratio superior a la de la agricultura, la ganadería y la pesca.
Igualmente, el sector primario tuvo la mayor tasa de fallecimientos en accidentes laborales entre los trabajadores por cuenta propia, con 7,48 muertes por cada 100.000 trabajadores, más de tres veces superior a la media nacional. Desde COAG insisten que entre los motivos que hacen necesaria una jubilación más temprana en el sector está que el «riesgo se agrava notablemente con la edad: el índice de mortalidad laboral casi se triplica a partir de los 55 años».
Ante estos datos, la organización agraria espera que se reconozca el derecho de agricultores y ganaderos autónomos a una jubilación anticipada digna. «La agricultura y la ganadería profesional merecen el mismo trato que otros sectores penosos reconocidos», según el secretario general de COAG.
Relevo generacional
Esta petición se produce en un contexto en el que uno de los grandes retos que afronta el campo extremeño, pero también la agricultura y la ganadería en toda España, es la falta de relevo generacional. Por eso desde La Unión defienden que una jubilación anticipada, pese a ser una opción muy atractiva, puede resultar perjudicial para el mantenimiento de las explotaciones familiares. «Creemos que lo que las administraciones deben hacer es facilitar que las personas que alcanzan la edad de jubilación puedan compatibilizar su pensión con seguir al frente de su explotación», señala Luis Cortés, presidente de esta organización agraria. «De lo contrario nos vamos a encontrar con que en los próximos cinco años la población activa agraria se va a reducir casi en un 50%, porque los jóvenes no se quieren incorporar», añade.
Consciente de que esa medida de prolongar la actividad sería retrasar la solución al problema, Cortés considera que «una patada hacia adelante de cuatro o cinco años puede ser una forma de tener tiempo para desarrollar políticas que de verdad aborden el problema del relevo generacional y conseguir que las explotaciones sigan siendo familiares, porque la otra alternativa es que lleguen fondos de inversión».
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