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REGIONAL

La increíble historia del conductor que hacía crucigramas

Condenan a una empresa de autobuses a readmitir a un trabajador al que echó por hacer supuestas 'locuras' conduciendo

SERGIO LORENZO

Viernes, 16 de abril 2010, 02:25

Fue a finales del año 2008 cuando Felipe recibió una carta de su empresa en la que le comunicaba que estaba despedido. Leyó con cierto nerviosismo las palabras que señalaban que a partir del 4 de diciembre ya dejaba de ser conductor en la empresa de autobuses en la que llevaba más de cinco años trabajando. Se le echaba tras abrirle un expediente disciplinario. Tenía que decir adiós a una paga mensual de 1.434 euros.

Según la carta de despido, era un temerario conductor que ponía en peligro la vida de los pasajeros. Se le acusaba de nueve imprudencias graves. Entre ellas estaba el conducir mientras leía el periódico o hacía crucigramas, ordenaba las monedas, comía plátanos o incluso se ponía el jersey.

Felipe contrató a un abogado, a Miguel Ángel Bernabé, y acudió a los tribunales en los que reiteró que él era un buen profesional y que su despido era totalmente improcedente.

En el Juzgado de lo Social número 3 de Badajoz su empresa le sorprendió. Puso en conocimiento del juez que Felipe había sido vigilado por un detective privado, que era quien había movido una cámara de televisión que había en el autobús destinada a la seguridad, para que enfocara sólo a Felipe mientras estaba al volante.

Las cintas de vídeo fueron visualizadas en el acto del juicio.

En la pantalla se vio que el 21 de octubre de 2008, a las 22.06 horas, Felipe se puso un jersey mientras conducía. El día 31 de ese mismo mes, a las 14.00 horas, estaba conduciendo con una mano, mientras que con la otra cogía monedas de una caja y luego las metía en una bolsa de plástico. En otro vídeo, del día 3 de noviembre del 2008, a las 15.09 horas se le ve escribir un mensaje en el teléfono móvil mientras que está al volante; y unas tres horas después, a las 17.51, la cámara le sorprende comiendo un plátano mientras guía el autobús.

Ante esta evidencia, el tribunal indicó que el despido disciplinario era justo. Felipe recurrió la sentencia. Siguió luchando por su puesto de trabajo.

El caso llegó a la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura que ha dado la razón a Felipe, e indica a la empresa de autobuses que debe optar entre readmitirle en su puesto o indemnizarle con 11.832 euros. También señala que debe abonarle los salarios desde que fue despedido.

El tribunal explica en la sentencia que no existen datos objetivos que acrediten en qué circunstancias hacía Felipe esos actos, si han tenido lugar con pasajeros, si los hacía al término de trayecto o en lugares aislados y sin tráfico, «o impulsadas por una necesidad concreta, cual es la de tomar algún alimento al término de la jornada, o malestar físico debido al frío, u otras circunstancias, sin que por otra parte se alegue tan siquiera que haya sido objeto de amonestación o advertencia de clase alguna, o haya sido sancionado o recriminado en modo alguno, o haya creado una situación concreta de peligro».

La Sala de lo Social considera que no se ha demostrado que hubiera puesto en peligro la seguridad de la empresa, usuarios o terceros.

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