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Álvaro Rubio
Sábado, 4 de febrero 2017, 00:00
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Maltravieso es probablemente el yacimiento más conocido de la Prehistoria extremeña. Esta cueva, ubicada en el casco urbano de Cáceres, fue descubierta en 1951 durante los trabajos de explotación de una cantera de caliza. En el momento de su descubrimiento fueron recuperados restos esqueléticos y cerámicos pertenecientes a una inhumación colectiva fechada entre el Neolítico y la Edad del Bronce. Un lustro después, el entonces director del museo de Cáceres, Carlos Callejo, realizó un estudio de la cavidad y descubrió las primeras manifestaciones artísticas de esta cueva que hoy es mundialmente conocida por albergar un rico conjunto de arte rupestre del Paleolítico superior. En él, las representaciones de manos son el motivo más destacado. Sin embargo, el delicado estado de conservación de las pinturas impide que la caverna pueda ser visitada por el público. Los investigadores también tienen muy complicado el acceso. Es un privilegio reservado para unos pocos, ya que es necesario contar con un currículum prestigioso y un proyecto de relevancia. Por ese motivo, es cada vez más difícil que los expertos puedan seguir ahondando en este asunto.
Para que eso no suceda, es decir, para que el proceso investigador continúe y la población en general pueda conocer los hallazgos históricos descubiertos bajo tierra, un equipo de investigadores extremeños está llevando a cabo el proyecto Handpas (manos del pasado). Con él están realizando el escaneado 3D de alta resolución de las pinturas de manos que hay documentadas en 35 cuevas de España, Italia y Francia.
«La idea surgió a partir de otro proyecto en el que realizamos un modelo digital de Maltravieso. Desarrollamos una visita virtual por esta cueva y una vez terminado el trabajo vimos que los resultados eran muy buenos y que la metodología utilizada se podía aplicar en cualquier lugar del mundo. Decidimos centrarnos en el modelo de las manos porque es un elemento común a todo el arte prehistórico», explica Hipólito Collado, jefe de Arqueología de la Dirección General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura, que lidera este trabajo junto a otros dos socios extranjeros: el Instituto Terra e Memória de Mação (Portugal) y el Centro Studi e Museo dArte Preistorica de Pinerolo (Italia).
Él resalta que hasta ahora se habían estudiado estos aspectos in situ o sobre fotos, pero se necesitaba la imagen 3D para que cualquier persona desde cualquier punto del mundo pudiera acceder a una base de datos como si estuviera viendo la pintura rupestre en directo. «Gracias a este proyecto, una persona en Estados Unidos puede investigar estas cuestiones sólo con un ordenador y conexión a Internet», ejemplifica Collado. Y todo sin necesidad de pedir permisos.
El proceso para entrar en una de estas cuevas es arduo por la burocracia administrativa. Primero hay que presentar el proyecto de investigación con un respaldo institucional y con el aval de una trayectoria consolidada. «En Francia todavía estamos pendientes de algunas autorizaciones. En ese país, el proceso se complica aún más. Allí hay cuevas que incluso son privadas. No sólo vale con el premiso del Ministerio de Cultura, sino que el propietario tiene que estar convencido también», asevera Hipólito.
Pese a las complicaciones que han encontrado en el camino, en los tres años que lleva en funcionamiento Handpas, han digitalizado más de medio millar de pinturas de manos y han podido acceder a cuevas que están totalmente cerradas al público. Un ejemplo es la de la Garma, en Cantabria. Se descubrió relativamente hace pocos años y los suelos están igual que los dejaron en el Paleolítico superior. «Ahí no entra nadie y hemos podido acceder con este proyecto. Son accesos muy restringidos y siempre desde la óptica del investigador», aclara Collado.
Con él coincide José Ramón Bello, arqueólogo que trabaja para la Junta de Extremadura y que también forma parte de este programa, gracias al cual se han descubierto nuevos hallazgos. Entre ellos, las pinturas de la cueva de las Estrellas, en Castellar de la Frontera (Cádiz). Allí, el pasado verano, encontraron uno de los conjuntos rupestres paleolíticos más importantes de la Península Ibérica, ya que es el más meridional de Europa con representaciones de manos en negativo. Aunque la cavidad se conocía desde hace mucho tiempo, sus representaciones fueron descubiertas por el vecino Simón Blanco en 2014 y se iniciaron los primeros trabajos de estudio y documentación en el marco de desarrollo del proyecto Handpas. Hace tan sólo dos meses entregaron el informe con todos los documentos a la Junta de Andalucía.
De hecho, ese descubrimiento ya se puede ver digitalizado en la página web www.handpas.eu. Los responsables del proyecto irán actualizando esa plataforma y está previsto que la terminen en junio de 2017, fecha tope en la que entregarán todos los resultados obtenidos en la Comisión Europea Y es que toda esta iniciativa cuenta con 230.000 euros de fondos europeos dentro del marco del programa Europa Creativa. Los socios participantes aportan entre los tres un total de 159.000 euros.
El documental
En este programa han participado más de cien personas. Al equipo técnico que se ha adentrado en cada cueva, los arqueólogos, los informáticos, los investigadores y los traductores de idiomas, se suman los profesionales que se han encargado de poner voz e imagen a todo el trabajo. «En Europa no sólo quieren proyectos de investigación, también de difusión», afirma Collado.
Por ese motivo, para explicar el porqué de esta iniciativa y mostrarla al mundo, han elaborado un documental con localizaciones en Portugal, Francia, Reino Unido, Italia y España en el que se incluyen entrevistas a expertos. En él se usó como principal lugar el Monumento Natural Cuevas de la localidad pacense de Fuentes de León con el objetivo de recrear los grupos humanos paleolíticos. «Esa ubicación no forma parte del proyecto, pero tiene una mayor facilidad de acceso. En ella recreamos un campamento prehistórico», detalla Hipólito.
El trabajo se titula Manos del pasado, lo realizó la productora Libre Producciones S.L, dura 30 minutos y se ha traducido al inglés, al italiano y al portugués. Próximamente se presentará en el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa y pretenden difundirlo por festivales de cine científico. Actualmente, están trabajando en la adaptación de una versión para el público infantil con el objetivo de distribuirlo en los colegios de la región extremeña. Será una herramienta más para dar a conocer la historia de nuestros antepasados, un modo más de recordarnos de dónde venimos.
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