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Aplicando el nuevo pesticida natural sobre una cosecha de tomate. :: HOY
Queso y ajo para combatir las plagas

Queso y ajo para combatir las plagas

Los primeros ensayos acaban de dar resultado positivo en cultivos de tomate y olivo y esperan que también sirva para proteger las viñas

J. López-Lago

Jueves, 10 de septiembre 2015, 07:33

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De lo que se desprecia del ajo, del líquido sobrante durante la elaboración del queso, del tallo de la coliflor que el consumidor rechaza. Gracias a todos estos despojos en Extremadura se está a punto de sacar un pesticida natural que ya ha superado con éxito las primeras pruebas.

Después de tres años de ensayos, lo ha conseguido principalmente con el suero del queso y con los ajos inservibles para su venta, unos deshechos que los productores no saben cómo aprovechar. Con investigación más desarrollo más innovación (I+D+i), todos estos restos ya se han revelado como posibles aliados del agricultor contra plagas y bacterias en olivos, viñas y tomateras, tres de los cultivos más representativos de la región.

«La industria agroalimentaria genera una gran cantidad de subproductos en un periodo muy corto, el equivalente a una campaña. Además, tienen mucha humedad y se descomponen rápido. Un reto para nosotros era gestionar ese residuo, que además por ley ya no se puede abandonar sin más», señala José Luis Llerena, recién nombrado como director de Ctaex, el centro tecnológico agroalimentario situado a las afueras de Badajoz que, con capital privado, asesora y ayuda a innovar a las empresas del sector desde hace quince años.

Según explica, del tomate que entra en una industria transformadora aproximadamente el 4% no sirve, pero es que hay cultivos en los que el rechazo es mucho mayor, como el ajo, donde uno de cada diez no cumplen los estándares de calidad para su venta como cabeza o diente entero. En el caso del queso, la elaboración de cada kilogramo produce como residuo nueve litros de suero lácteo con un alto poder contaminante debido a su azúcar. ¿Qué hacer con todo esto? Hasta ahora se pagaba para que una empresa especializada se lo llevara y lo neutralizara o valorizara, casi siempre como abono o comida para animales. En Ctaex han conseguido fabricar pesticidas con estos subproductos.

La empresa Extremeña de Abonos Líquidos (EAL), con sede en la Garrovilla, es la principal interesada en que el proyecto, denominado 'Savecrops' y financiado por la Comisión Europea, salga adelante. El momento es el ideal, pues en un contexto como el actual de lucha contra el cambio climático, cualquier iniciativa sostenible como ésta suele ser respaldada. En este caso ha salido adelante en el marco de Life, un instrumento financiero de la Unión Europea que aporta grandes sumas de dinero para cofinanciar estudios como el iniciado en Extremadura, pues ayuda a detener la contaminación y aprovecha recursos naturales en vez de recurrir a la industria química. De este modo, acerca la producción agroalimentaria a modelos más ecológicos y sostenibles.

Asunción Ciruelo, química de formación e investigadora de Ctaex, empezó en 2012 a experimentar con lo inservible de una cosecha de ajos, otra de brécol (aquí el tallo es un subproducto que equivale en peso al 30% de la cosecha y urgía buscarle un destino) y lo sobrante de una producción de queso. Sabía que varios principios activos de estos despojos matan microorganismos que suelen causar daños en viñas, tomates y olivos, tres cultivos muy representativos en Extremadura. Era cuestión de mezclarlos y obtener extractos que contuvieran sustancias biocidas que acabaran con algunas de las amenazas de los cultivos.

Primero probó en el laboratorio, después en las fincas propiedad del centro tecnológico, y el año pasado trasladó sus ensayos a un escenario real. «Usamos el nuevo pesticida, lo comparamos con el tratamiento habitual y no ha habido diferencia en el rendimiento, sobre todo en el caso del tomate y la aceituna. No obstante, reconocemos que el año ha sido muy bueno porque al no llover no ha habido grandes infecciones. Ahora queda probarlo en condiciones más inhóspitas», dice.

De momento, los primeros resultados se presentarán hoy mismo en Bruselas. Si todo sigue saliendo bien, la idea es que sea la empresa extremeña EAL la que produzca el pesticida ya en cantidades industriales.

Profesionalización del sector

En general, José Luis Llerena explica que todos estos ensayos son imprescindibles para hacer despegar un sector, el agroalimentario, que es el principal motor económico de la región.

No es casual, pone como ejemplo, que la curva de producción de tomate en Extremadura se haya multiplicado por tres desde 1986, cuando una hectárea daba 28 toneladas, a las 92 del año pasado.

En Ctaex saben que gracias a la investigación y la profesionalización de los productores ya no se riega a pie, los fertilizantes son más eficaces, la genética es decisiva a la hora de elegir semillas y que cada variedad de este fruto se defiende mejor en unas zonas que en otras.

Ctaex es un centro privado que empezó como asociación en julio del año 2000 por iniciativa de empresas y que cuenta actualmente con una amplia cartera de clientes españoles y extranjeros que requieren sus recursos para investigación agraria y alimentaria.

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