Río, el último servicio de 'Calde' a la Roja

La medalla de bronce cosechada en los Juegos de Río de Janeiro por la selección española de baloncesto quedará para la historia como el último servicio de José Manuel Calderón a nuestro combinado nacional, con el que el base de Villanueva de la Serena ha vivido más de una década de momentos épicos, los más felices del deporte de la canasta en España. El extremeño ha sido protagonista de muchos de los éxitos de la Roja, pero todo tiene un final. Esta mañana -12.00 horas-, ofrecerá una rueda de prensa en el Espacio 2014 de Alcobendas junto a Jorge Garbajosa, actual presidente de la Federación Española de Baloncesto y excompañero suyo tanto en la selección como en la NBA con los Toronto Raptors. Todo apunta a que anunciará su retirada de un glorioso plantel que tiene las horas contadas. Dirá adiós y repasará su amplia trayectoria antes de viajar a Los Ángeles, donde a sus casi 35 años le espera un apasionante proyecto con los jóvenes Lakers de Luke Walton.

Algo ha debido cambiar en su mente. Pese a que sabía de antemano que su rol sobre el parqué carioca sería menor, la constatación de esa escasa presencia no debe ser plato de buen gusto para alguien que siempre se sintió importante. Sergio Scariolo habló con él antes de poner rumbo a Brasil, había preaviso, pero tal vez entienda que mereció más minutos en pista. Unos 25 en ocho encuentros es muy poco. Y no es el único pues muchos coincidirían en esa idea, especialmente en unos primeros partidos donde reaparecían fantasmas y errores del pasado. Su comportamiento fue ejemplar, colaborando y respetando las decisiones, siendo más importante fuera de la cancha que dentro, como veterano de lujo. Profesionalidad ante todo. Pero, poco antes de concentrarse este verano con el técnico italiano y sus pupilos, expresó en una entrevista con este diario durante su campus en Badajoz que se encontraba muy bien físicamente y que, siempre que lo estuviera y le llamaran, estaría dispuesto. Por eso algo ha cambiado.

En las grandes gestas

La generación que ahora se apaga eclipsó la cima que para nuestro baloncesto supuso la medalla de plata de Los Ángeles 84. José Manuel Calderón -que aunque no estuvo con los juniors de oro en Lisboa por lesión sí era uno de ellos-, fue coautor de los mayores logros de la selección, que ya merodeaba las medallas años antes y que tuvo su eclosión en el Mundial de Japón 2006 con aquella paliza para enmarcar a Grecia pese a la ausencia del mayor de los Gasol. El oro jamás conquistado. Nunca antes se consiguió algo similar. Cuatro años antes, en 2002, Calderón debutaba en un gran torneo con España en el Mundial de Indianápolis, donde fuimos quintos. Lo mejor estaba por llegar en casi 200 partidos.

Faltaban páginas gloriosas por escribir y comenzamos a ganar europeos y más medallas olímpicas. Calderón se perdería expediciones por lesión, pero estaría en la foto de momentos inolvidables como la medalla de plata en los Juegos de Pekín y Londres, con dos duelos memorables ante Estados Unidos que podrían quedar grabados como la confrontación más importante del mundo FIBA. También el oro en el Europeo de Lituania en 2011 o la plata en el de España 2007, donde tuvo actuaciones cercanas a los 20 puntos. Aquel tiro de Pau ante Rusia... Ocho metales en total.

Un recorrido que recordará junto a Garbajosa, uno de los primeros en decir adiós a una ilustre generación que congratuló a los amantes de este deporte y de la que Calderón se retira con la cabeza muy alta.