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Mucha luz para un paisaje extremeño y un cerdo ataviado con capote de paseo

Mucha luz para un paisaje extremeño y un cerdo ataviado con capote de paseo

«No quiero demostrar nada con mi arte, pero pienso que quien tenga un cuadro mío va a ser un poco más feliz»

José M. Martín

Martes, 5 de mayo 2015, 08:23

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Vito Cano es un enamorado de la luz, sobre todo de la luz de su Extremadura. No hay más que prestar atención a lo que dice para darse cuenta de que cada palabra es un alegato en defensa de la belleza que esconden los paisajes extremeños. «Cuando hablo de Extremadura, hablo de suroeste ibérico. Creo que en Europa el suroeste ibérico ejerce una influencia muy importante.

Si no existiera, Europa sería distinta, más fría, menos candorosa. Tendría menos luz y sin luz, ¿qué somos nosotros? Tenemos poco dinero, pero tenemos luz. Y para un pintor es más importante la luz que el dinero. Sin luz no hay nada», dice con total convencimiento este pintor de Almendralejo.

Con su particular estilo, Cano ha representado sobre el cerdo un paisaje de Extremadura. En su opinión, a la región la define «el paisaje y la belleza del mismo, su espontaneidad y la impresionante biodiversidad que tiene».

A la hora de crear, este artista trata de ponérselo fácil al espectador. «Tengo la teoría de que si alguien te tiene que explicar un poema, malamente vamos con el poema. Me gusta mucho lo cotidiano, lo sencillo, me voy a lo humilde y huyo de la vulgaridad continuamente. La vulgaridad es dolorosa y es torpe», explica, añadiendo que no quiere «demostrar nada con mi arte, pero pienso que quien tenga un cuadro mío en su casa va a ser un poco más feliz, porque le pongo una luz en su habitación. Es muy fácil provocar de otras maneras, pero provocar con belleza es mucho más complicado y ese es mi reto», apunta.

Además, Cano está satisfecho de su participación en la Iberian Pork Parade. «Sacar el arte a la calle es positivo. En el subconsciente colectivo se fragua una imagen distinta si hay arte a si no lo hay, si no lo hay la vida es muy dura», concluye.

Un cerdo ataviado con capote de paseo

El ritual de las corridas de toros marca que los toreros se presenten ante el público y ante el presidente de la plaza haciendo el paseíllo. En este peculiar desfile, los diestros van enfundados en un capote de paseo. «Es diferente al capote de brega, más pequeño y suele tener imágenes que ellos diseñan. Es simbólico y no se utiliza en la lidia», explica Carmen Arrobas, que ha decidido vestir una de las esculturas de Luis Martínez Giraldo que componen la Iberian Pork Parade con un capote de paseo diseñado por ella. «He querido expresar la interconexión que hay entre el toro de lidia, la dehesa y el cerdo ibérico, que considero que son tres pilares que identifican a Extremadura.

El cerdo y el toro no podrían existir sin la dehesa. Además, es un guiño al mundo del toreo, que es un arte prodigioso», explica Arrobas, que considera que este sistema de producción extensivo es muy especial y particular y uno de los sellos de la región.

A la hora de enfrentarse a la escultura, Arrobas vivió momentos difíciles. «Yo no tengo ni idea de pintar, lo único que hago es mezclar colores. En la acuarela, cuando empiezo a poner las sombras me salta lo que quiero expresar. Sin embargo, aquí es todo lo contrario. Le puse una base y cuando comencé con las sombras me di cuanta de que todo era al revés y había que poner las luces, con lo que fue caótico», reconoce, añadiendo que se sumó a la Iberian Pork Parade porque le pareció un proyecto «muy importante para el sector agroganadero, que está olvidado y es el que mayor riqueza tiene por pulir y por sacarle provecho. Creo que es seña de identidad de nuestra tierra y una forma de hacernos hueco en el mundo con algo que solo tenemos nosotros», asegura.

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