«Soy muy visceral, yo, cuando doy, doy»
Elena Lucas BailarinaHace unos días, estrenó con Rob Tannion 'Frágil' en el López de Ayala. Con Karlik Danza ha actuado en Italia, Colombia, Francia.
J. R. ALONSO DE LA TORRE
Domingo, 29 de noviembre 2009, 21:02
Siempre con la pierna para arriba, siempre con la pierna para arriba. Elena era una niña que quería ser bailarina y su madre era muy artista. No hizo falta más para que el cóctel funcionara. «Mi madre decidió que había que hacer algo con tanta energía y me matriculó a los seis años en una escuela de danza que había en Plasencia». Años después, completa la carrera de Danza Clásica en Sevilla. Sus padres, artistas, pero prácticos, la animan a estudiar una carrera convencional y se titula como educadora social en Cáceres. Desde 1998 vive profesionalmente de la danza.
-¿Ustedes, los de la danza, no son un poco místicos, casi una secta?
-Dicen que los de danza clásica son un poco elitistas, un poco estirados, pero en mi caso, para nada, va en cada uno y en el ambiente en que te mueves. En mi círculo, siempre me he movido como en una familia en la que no había que demostrar nada a nadie.
-¿Se puede vivir de esto en Extremadura?
-Siempre hay épocas de vacas flacas, pero la verdad es que nunca me ha faltado trabajo.
-¿Y no ha tenido momentos de debilidad, de esos en los que tiene la sensación de estar perdiendo el tiempo?
-No he tenido crisis de decir esto no es lo mío, pero sí de decir que tengo que cambiar, que tengo que buscar otro camino. Esa crisis que te tiene que venir cuando eres muy joven, me llegó el año pasado. Tenía la inquietud de irme fuera, pero no había tenido el valor de hacerlo hasta el año pasado, que lo dejé todo y me fui.
-¿Qué dejó?
-Mi seguridad, mi casa, mi trabajo estable. Estaba de gira con la obra 'La niña Frida', eso no me dejaba tiempo par hacer otras cosas y quería seguir aprendiendo conmigo, dentro de mí. Dejé mi casa de Cáceres y me fui a Turín. Lo que hice allí fue bailar muchísimo, tenía claro que era un año solo para mí, recibir y recibir. Estuve tomando clases en varias escuelas. Cuando estás fuera, no tienes el apoyo cercano de tu gente, es muy duro, pero te haces más fuerte. Volví a principios de verano porque me llamaron para hacer 'Frágil', la obra que acabamos de estrenar en el Teatro López de Ayala de Badajoz. Regresé con nuevas herramientas y el trabajo que hice en Turín lo he sacado aquí. Ahora estoy temporalmente en Cáceres y en ese momento en el que todo puede pasar.
-¿Qué echa de menos de Extremadura cuando se va?
-El jamón. Y la familia. Y lo bien que se vive aquí.
-¿Y qué echa de menos cuando vuelve?
-La vidilla de otros sitios, de lugares donde la gente tiene inquietudes, ganas de hacer cosas. Cuando paseo por Cáceres, noto un aire menos libre y abierto que en otros sitios.
-¿Le puede su ciudad, su región, siente que la derrotan?
-Ha habido momentos en que me ha podido el ambiente demasiado tranquilo y parado, sobre todo de la gente joven. A veces, he tenido tanta tranquilidad que he notado la necesidad de motivarme.
-El dinero.
-Cuando trabajo, ahorro mucho. En Italia he vivido de los ahorros. Cuando voy a un sitio, estoy dispuesta a trabajar de lo que sea. Ahora quiero irme a Barcelona a ver qué pasa allí.
-¿A trabajar de camarera, de vendedora.?
-No, no me ha hecho falta, siempre he podido vivir de la danza, me considero muy afortunada.
-¿Sin necesidad de irse de Extremadura?
-Yo no lo he necesitado. Me fui por necesidad personal.
-Pero aquí, lo de la fama y el éxito está muy acotado.
-Para mí, no hay mayor satisfacción que la de entregar todo lo que tienes en un escenario, no he soñado nunca con estar en una compañía nacional, no por estar en una compañía grande eres mejor que por estar en otra que no tenga tanta trayectoria ni tanta presencia internacional. Es más una cuestión económica que otra cosa. He sido muy sencilla siempre, lo importante es la satisfacción del trabajo bien hecho.
-¿Las lesiones?
-En el Festival de Mérida, haciendo 'Las parcas' con Samarkanda, que dirigía Memé Tabares y con Cristina Silveira preparando las coreografías, tuve que salir corriendo a cambiarme, me rompí los dedos de los pies y no puede continuar el espectáculo.
-¿Después de eso, tiene más miedo a las lesiones?
-Sí, cada vez más, cuando eres más joven te da igual. Si te tienes que tirar de siete metros te tiras, pero ahora miras para abajo porque las lesiones tardan más en recuperarse.
-Danzar y tener una familia. ¿Es incompatible?
-No es incompatible, es difícil encontrar a alguien ajeno a este mundo que entienda que tienes que estar de gira varios meses, pero no es imposible. Creo que para mí no sería un sacrificio compaginarlo.
-¿Le preocupa el paso del tiempo, la edad?
-Hay miedo a que la pierna no te llegue a la cabeza, pero la danza es más que eso, yo me veo viejita encima de un escenario o dando clase.
-¿Lo que ve en la calle le inspira movimientos?
-Por la calle voy contando los pasos o los voy metiendo en ritmo y en tiempo, inconscientemente. A veces sí escribo mis cosas, algo que te sugiere, una letra, un sentimiento, una palabra, una mirada.
-¿Cómo se concentra antes de salir a un escenario?
-Tengo mis cosas que me acompañan, una cajita con un montón de fotos y recuerdos muy personales, unas velas, unas postales, unas fotos, una bola de cristal. Para concentrarme, necesito un tiempito para mí. Concentrarme, calentar, tumbarme, respirar, relajar, visualizar y música, siempre la música.
-¿El escenario más curioso donde ha actuado?
-En Coria, que es un sitio muy particular. El señor del local nos decía que él no barría porque eso era cosa de mujeres y que si le veían en el pueblo barrer. Y en Brasil, al contrario, un sitio donde te hacían todo, tenías tu masajista.
-¿El público más complicado?
-El público de Badajoz me parece difícil porque hay mucho teatrero e impone un poco más. Siempre que voy a Badajoz siento mucho respeto. En Cáceres es distinto, es como si jugaras en casa.
-Cuando actúa en un espectáculo, ¿pretende despertar conciencias o se conforma con entretener?
-Lo que pretendo es emocionar, aunque sea con las pequeñas cosas, extendiendo una mano. Lo noto, noto esa emoción, se crea una magia, una emoción en el patio de butacas que flota, es un calorcito que va creciendo a medida que el espectáculo avanza. Otras veces, el teatro está lleno de gente y no sientes nada, tienes que romper la barrera como sea.
-¿Los espectáculos de danza en Extremadura tienen nivel?
-Estamos en el camino. De todas maneras, creo que los espectáculos de danza que se hacen hoy son un poco rebuscados. Se puede ser más sencillo.
-Se acaba el espectáculo, sale a la noche. ¿Cómo se divierte?
-No me gusta mucho salir de bares, nunca me ha gustado, aunque si hay que ir, se va. Me gusta ir a casas de amigos a charlar. Comer fuera de casa no me gusta demasiado porque en este trabajo pasas tanto tiempo fuera. Prefiero prepararme en casa unos macarrones con tomate. Nunca me ha gustado irme de Extremadura.
-¿Es usted de esos cacereños que no pasean nunca por la parte antigua de su ciudad?
-No, paseo bastante por ella. En la parte antigua me teletransporto, sobre todo por la noche, y tengo mi rincón en la Plaza de las Veletas. Allí me llevaba mi guitarrita y por allí paseaba con mi abuelo y me enseñaba los recovecos. También me gusta pasear por los Barruecos, que tienen su magia, incitan a crear o a respirar y estar tranquilo.
-¿Ve la tele?
-Mucho y veo lo que me echen porque estoy cansada después de un mes de ensayos tan intenso. Enciendo y no quiero pensar.
-¿Qué opina de Canal Extremadura?
-Es curioso ver a mis compañeros en la tele, es muy gratificante, me parece muy bien.
-¿Va por la calle escuchando música, qué hace con música?
-Con música lo hago todo. En el coche escucho Kiss FM porque son las canciones de toda la vida y las puedo cantar. En la ducha canto e investigo los sonidos porque el baño tiene una acústica muy especial. Si estoy sensible, escucho música de violonchelo. Si estoy eufórica, música electrónica, pero de la tranquilita. El otoño me pone muy triste, me gusta mucha música rara, no comercial, alguna música que he conseguido en los viajes que le compro directamente a la gente y en primavera, un poquito de Macaco.
-¿Hace botellón?
-He hecho mucho botellón cuando la Plaza Mayor de Cáceres era 'la plaza' y bajabas e ibas escuchando un murmullo. Botellón sólo para consumir alcohol es un error, pero muchos jóvenes lo hacen para socializarse sin beber.
-Libros, cine, música. ¿Cómo accede a ellos?
-Compro libros y música pero no voy al cine porque me sienta mal pagar una pasta. Si puedo me pasan las pelis o por Internet.
-¿Qué aparatitos electrónicos utiliza?
-Portátil, memoria externa, móvil y MP4.
-¿Lee el periódico en papel o en Internet?
-En papel, entre semana en los bares y el fin de semana los compro.
-¿Cuántas cuentas de correo tiene?
-Dos, de trabajo y personal.
-¿A qué redes sociales pertenece?
-A Facebook y al Messenger. En Facebook tengo algo más de 100 amigos.
-¿Qué importancia tienen las redes en su vida social, sentimental, laboral, intelectual?
-No influyen para nada en mi vida sentimental. Me sirven para saber de gente de la que no sabía nada, para informarme de talleres, que te pasen algún link interesante a veces.
-¿Sigue a algún equipo de fútbol?
-Soy del Atlético de Madrid, pero ya solo sigo a la selección y no sigo al Atlético porque los pobres van tan mal.
-La irrita el Atlético. ¿Qué la irrita.?
-Me cabrea la gente que no es clara, que no me mira a los ojos, aunque sea muy duro lo que te tienen que decir, prefiero que sean claros.
-Debe de ser cierto porque lleva toda la entrevista sosteniendo la mirada.
-No tengo nada que esconder.